Escribe Marcelo Espiñeira. Las vísperas del carnaval crearon el marco idóneo para que la música de Joan Pons - El Petit de Cal Eril - estallara en su verdadero esplendor. Este ilustre vecino de Guissona se apoderó de la noche en que arribaba Carnestoltes a la ciudad de Tarragona con naturalidad y sin disfraz alguno. Una sala Zero bien poblada festejó sus inspiradas canciones, cultoras casi siempre del psicorock más fluido del país.