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LA SHICA, la supercoplera. Entrevista exclusiva.


Hace muy poco que se habla de ella. En 2008, La Shica, como se hace llamar Elsa Rovayo (Ceuta, 1976), impactó a propios y extraños con un disco que combinaba de manera exquisita la copla y el hip hop. Agua y aceite, podríamos pensar. Pero no para esta "shica" que logró extraer un fluido mágico de una combinación que la llevó por innumerables escenarios europeos con magnífica fortuna. 


En febrero de este año ha reforzado su leyenda con el estupendo "Supercop" producido por Javier Limón. Disco que posee unas cuantas gemas, un discurso valiente y que la acerca mucho más al canto, sin desdeñar del rumbo que marcara la piedra angular de su todavía fresco debut.


Una entrevista de Marcelo Espiñeira.

A los once años ya bailabas folklore, verdad?
ELSA ROVAYO: Sí. Estudiaba en Ceuta y con quince años me fui a Madrid, porque tenía claro que quería ir en serio con esto. Me busqué un instituto, y comencé a trabajar a los 17. Comencé poco a poco, y terminé en muchos tablaos flamencos, y bailando con mucha gente importante, como José Antonio Galicia o Merche Esmeralda. Hasta que llegó un momento en que necesité hacer las cosas a mi manera. 



Cuenta la leyenda que hubo una noche que fue decisiva en esta decisión.
No, tampoco fue en una noche…(se ríe). Llevaba incómoda un tiempo, sin saber lo que quería hacer, necesitando un cambio, necesitando expresarme a mi manera. En un tablao las cosas tienen unos límites, no? Hay que respetar una estética determinada y hay cosas que no entran en estos espacios. Incluso hay ciertas tendencias de danza que allí no tienen mucho sentido. Uno no puede hablar, no puede comunicarse con el público, no puedes llevar el pelo corto, no puedes salir en minifalda… Y mi "ye-ye" interna quiso salir, quiso salir, quiso salir…Tal que me salió una actuación como de media horita en un bar y dije.."ésta es la mía"…(risas) Me bebí un whisky y venga…a cantar.

Uno solo?
Un par…así…claclacla…(risas). Y eso sí que fue de un día para otro.

Qué cantaste aquella noche?
"La bien pagá", "Penita, pena" y "La Zíngara", que ya existía. Bailé un poco para rellenar y fueron esas tres canciones. No sabía más.


Y qué más recuerdas de aquel momento?
Que fue flipante, se llenó hasta arriba. Yo no entendía por qué. Y luego todo el mundo me sonreía de una forma muy curiosa. No se si era por el momento en que yo estaba, pero sentía a todo el mundo diciéndome: "sí, sí, sí, palante, canta tía"…No se me olvidará nunca esa noche. 

No era un tablao, no?
No, era un bar en Chueca.

Y cómo te llevas ahora con los puristas del flamenco?
Hay de todo. Hay puristas que tienen la mente abierta y comprenden que lo que hago no es flamenco ni copla. Viene de, pero no es. No es mi intención. No es igual, porque yo no quiero. Entonces, hay quienes lo entienden y les mola. Y luego hay otros que no. Pero yo soy muy fan de los puristas, siempre lo digo. Ellos tienen que existir porque tienen que guardar las esencias de las cosas para que no se nos olviden. Si alguien me toma de ejemplo para aprender flamenco, está muy equivocado. 

Igual tu nuevo disco es mucho más folklórico que el primero.
Sí, es otra propuesta que parte del primero, es la evolución del primer disco. Con el siguiente iré hacia otro lado, seguro. 


Ya estabas convencida de cantar más o fue Javier Limón quien te propuso este nuevo camino?
No, yo sabía perfectamente lo que iba a hacer. Acabando la gira del primer disco, sentí las ganas de cantar. De arriesgarme un poco. Soy culo inquieto. Y me gusta estar al borde del abismo. Es una adicción que tengo, el riesgo me pone mogollón. Entonces, me decidí a intentarlo. Es cierto que no pensaba cantar tanto, pero según iba componiendo, me salía todo para cantar. Finalmente quedaron solo tres raps y el resto salió todo cantado.

Javier  fue quien te llamó a ti, no?
Sí, eso si es verdad. Me llamó y me dijo: "tía, quiero hacer tu disco. Soy tu vecino, ven a mi casa". (se ríe). Es verdad, vivimos al lado. Y yo pensé: "pues que quiere este tío? Me da mucha vergüenza". Fui y nos pusimos a hablar para ver si nos entendíamos musicalmente. Y la verdad es que es un tío abiertísimo, la tiene muy clara, es un pedazo de artista. Y luego tiene un don para hacer las cosas fáciles. Le hace sentir a todo el mundo que puede y que lo hace bien. Porque en el estudio de grabación, cuando te metes ahí en la pecera, comienzan a salir monstruos y bichos por todas partes… que quieren asustarte, hundirte y hacértelo pasar mal. Y Javier tiene el don para que eso no ocurra. Es un lujo trabajar con él.

Elsa Rovayo "La Shica" acompañada en escena por el guitarrista y productor Javier Limón.
Volverías a hacerlo?
Volveré.

Ya está planeado?
Sí, mientras mezclábamos éste, ya hablábamos de dos discos más. Y de otros proyectos que tiene él y que quiere compartir conmigo. 

Que chulo.
Muy bien tío. Da gusto trabajar con peña así, tan optimista y que ve la luz. Justo ahora que está todo el mundo acojonado, que todo cuesta mucho, y cada vez que me junto con él nos aparece un nuevo proyecto para hacer. Y a mi cae muy bien la gente a la que le gusta su trabajo, porque a mí me gusta el mío. 

Se te nota.
Pues sí, es que tengo mucha suerte. Lo mejor de la vida es poderse subir a un escenario de vez en cuando. 

Y que sepas que tu expresión allí arriba es deliciosa. 
Gracias…muchas gracias.


En tus letras pintas a una mujer muy actual, muy liberada, a la vez que frágil.
Uno es muchas cosas, no? Estamos llenos de partecitas. Uno es bueno, es malo, es generoso, es egoísta, es sensible, es duro. Muestro todas las caras que me apetece mostrar de mí. Hay más, todavía quedan otras que irán apareciendo poco a poco. 

Y te sientes parte de una generación de mujeres que vive más libre, en comparación con vuestras madres?
Sí, mi madre no estudió. Mi madre tenía la opción de estudiar sin trabajar. Y mi abuelo no la dejaba. Hasta hace muy poco, las señoras no podían tener carnet de conducir, ni una cuenta en el banco, ni podían votar, ni tener un trabajo, ni tener amantes. Era tremendamente duro. Gracias a muchas de ellas que pelearon, como las folklóricas por ejemplo, ahora hemos cambiado. Ellas rompieron con muchas cosas. Cuando la mujer estaba en la cocina haciendo albóndigas, las folklóricas estaban en Hollywood con sus escotes, con sus amantes, trabajando en un escenario, enseñando su belleza sin miedos. Con su falda corta y su dignidad. Y ellas, y muchas amas de casa que pelearon y enseñaron a sus hijas que otra camino era posible, y también muchos hombres que apoyaron a esas mujeres, forzaron este cambio. Si no hubiéramos tenido a algunos hombres de nuestra parte, no nos hubiéramos comido una mierda. (risas) Eso lo tengo claro, si sólo hubiera sido una cuestión de pibas, no hubiese funcionado. Soy partidaria de que esto va a funcionar bien cuando estemos juntos. Soy feminista, pero la palabra me parece horrible. La interpreto como el polo opuesto al machismo. Y no creo que la cuestión tenga que pasar por allí.

Se corre ese peligro, no? Me refiero a radicalizar el tema.
Sí, es cuestión de que nos unamos y aceptemos nuestras diferencias. Somos diferentes. 

Y en "Te quiero mucho, pero no pa to los días" tocas este asunto.
Nosotras también queremos hacerlo. No me parece mal que quieras a alguien solo para revolcarte. Lo importante es no jugar con los sentimientos de nadie. No engañarnos. Pero, eso que os pasa a vosotros, a nosotras nos pasa mucho. Solo que no hemos tenido más cojones que callarnos la puta boca y esperar que te entren. Pero, tranquilos chicos… (risas) a nosotras también nos pasa. No queremos casarnos. (risas) No queremos casarnos y hacer los filetes empanaos.. no…



Así es Elsa, pura simpatía, con un arte particular para comunicarse con gracia. La charla siguió por caminos musicales, su terreno preferido. Y aprovechó para declararse una intuitiva, lejos de lo intelectual. Muy cercana a las emociones. Algo que demostró con creces en su último concierto en Barcelona, cuando iluminara al público de Luz de Gas con su voz, su baile y su energía fuera de lo común. Una supercoplera en toda regla.




LA SHICA
Supercop
****
Con “Supercop”, Elsa Rovayo disipa cualquier duda que pudo haber generado su debut. Esta “shica” tiene una madera noble, sabe cantar, sabe componer y tiene una gracia insuperable en el directo. Arropada por la exquisita producción de Javier Limón, ha ganado musicalidad y matices en su arte. “Mujeres” es una maravilla de canción, donde el dramatismo coplero se deja penetrar por unos estupendos arreglos jazzeros. “Te quiero mucho...” tiene una letra picante, y pone arriba este rap supercoplero que tan bien consigue La Shica. “Despedida” es el momento cumbre en un disco de gran nivel general. Con Elsa desgarrando su voz sobre un piano y unos silencios precisos. Puro sentimiento.






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