Escribe Marcelo Espiñeira. Cuando algo comienza mal suele acabar peor. Este dicho popular podría aplicarse a lo sucedido durante el domingo sangriento del 1-O. Un Referendum suspendido por el poder judicial del Estado, que la Generalitat insistió en celebrar, y que el gobierno español se atrevió a reprimir de manera irresponsable apelando a una brutalidad escandalosa. En medio de tanto desatino institucional han quedado atrapados los ciudadanos que querían votar pese a todo, los heridos por la batalla campal, los que no querían votar pero rechazan la represión policial, y también los funcionarios que recibieron órdenes de incompetentes de gran calado. Al respecto, una carta de mandos intermedios (mantenidos en el anonimato) de la Policía Nacional fue publicada por El Periódico . En esta misiva piden disculpas a los reprimidos, señalan a sus superiores como grandes responsables políticos de una operación mal diseñada de principio a fin y exige al gobierno español que rectifique