Tras un angustioso camino en las Eliminatorias sudamericanas, la selección argentina de futbol obtuvo la cuarta plaza en su grupo y clasificó directamente para el Mundial de Sudáfrica 2010. El ciclo de más de dos años, ha estado marcado por las malas decisiones, un espíritu mercantilista y el eterno problema de integración entre los numerosísimos jugadores convocados. El máximo directivo del futbol argentino desde hace casi treinta años atrás, Julio Grondona , ha manejado con dudoso acierto este proceso. Primero, contratando a Alfio Basile como entrenador. Un hombre que ya expone una veteranía exagerada, tiene escaso contacto con el futbol europeo y que jamás pudo dominar a un grupo de jóvenes futbolistas que, en teoría, parecían la mejor opción. La mayoría de ellos jugaban en clubes europeos y nunca encontraron una buena fórmula para integrar sus conocimientos al servicio de un seleccionador anquilosado en el tiempo. De estilo dubitativo y francamente mediocre en el juego y en lo