Una entrevista de Ana Díaz.
“Nací en Madrid, en 1970. Siempre pensé que era la reencarnación de John Wayne, hasta que un día descubrí que murió en 1979. La decepción de no ser el espíritu errante de un cowboy me llevó a estudiar Empresariales. Me aburría tanto en clase de Estadística que acabé descubriendo (o inventándome) una tardía vena literaria. Eso sí, adquirí suficientes conocimientos financieros como para darme cuenta de que iba a ganar mucho más dinero escribiendo guiones para la tele que vendiendo seguros de vida.” Así se presenta el ahora también director de cine, Daniel Sánchez Arévalo, en su blog de internet.
Luego de firmar varios guiones para series tales como Hospital Central, Querido Maestro, o Ellas son Así, Sánchez Arévalo obtuvo una beca para hacer un Master de cine en la Universidad de Columbia (EEUU). A partir de allí, no se separó más de la cámara. Filmó más de una decena de cortos y se estrenó en el largometraje con “Azul Oscuro Casi Negro” en 2006. Y como tan mal no le ha ido, no ha tenido que volver a vender seguros y ahora ha estrenado “Gordos”.
Luego de ver su pre-estreno en un cine de Barcelona, pudimos entrevistarlo para que nos contara más detalles de su película.
De donde proviene la idea de realizar esta película?
DANIEL SANCHEZ AREVALO: Bueno, ciertamente me comenzó a llamar la atención la cantidad de noticias e información que los medios de comunicación expresaban sobre la obesidad. Algo en lo que nunca me había detenido con anterioridad. Además no había visto historias en el cine que dieran una visión humana de este problema. Me pareció un tema tan candente y tan de actualidad que decidí contar mis historias. Así fue que me reuní con mi productor y le dije que pensaba hacer una película sobre gordos y éste aceptó. Fue muy grato
que confiara solo en este concepto. Y no dudó de que a partir de ahí yo escribiría una historia que seguramente lo iba a seducir. Yo era conciente de que para embarcarme en un proyecto de estas características necesitaba rodearme de gente como Antonio de la Torre, una de las personas más importantes de mi vida, y un actor con mayúsculas que estaba dispuesto a someterse a los cambios de peso necesarios que el guión imponía. Inmediatamente me dijo que sí y a partir de aquel momento todo el proceso fue compartido a nivel creativo, vital, personal. Luego, la producción decidió que solamente fuera un actor quien se sometiera a esta rutina de engordar y adelgazar. Es que era muy riesgoso para todos. Finalmente el proyecto avanzó, y fueron más de uno los que aceptaron estas reglas del juego, y pudieron subir y bajar de peso sin problemas. Esto implicó que el rodaje se alargará y que los costos aumentaran. Tratar el tema era todo un desafío porque mi idea no era hablar de la obesidad como gran concepto. Todo lo contrario, quería hablar de estar a gusto con nuestro cuerpo, de poder mirarnos y no escondernos. De asumirnos sin vergüenza, porque las mismas están dentro de nosotros mismos. Básicamente esto es lo que me llevo a filmar “Gordos”.
Dentro de qué genero cinematográfico la ubicarías?
No lo sé. Bueno, sí. Es un drama, pero también una comedia. Porque yo creo que la comedia (la buena) sólo funciona si se fabrica desde una base dramática muy sólida. Mi objetivo más ambicioso como guionista-director es encontrar una transición natural del drama a la comedia, de la emoción a la risa, del desgarro a la ternura. Me gusta moverme en la contradicción. Porque en la contradicción encuentro el conflicto, en la contradicción está el problema y la solución.
El guión se nota muy bien elaborado. Cuéntanos acerca del proceso de escritura del mismo.
En principio lo escribo por parcelas. Yo busco historias y luego veo de qué manera o como pueden relacionarse entre si. En “Gordos”, la terapia a la que acceden los personajes es el nexo de las historias que allí se cuentan. Pero cuando tengo una historia para contar me concentro solo en ella y luego veo de que manera logro acoplar una con otra teniendo en cuenta el tiempo y el espacio. Es decir, que es el desarrollo de cada pieza lo que luego me conduce a la construcción de toda la estructura. Es realmente algo muy divertido…
En cuanto a los temas que toca este guión en particular, son aquellos que en mi día a día me preocupan y me interesan: el amor, el sexo, la contradicción o la culpa. Con respecto a la creación de los personajes, pensé en personajes ordinarios en situaciones extraordinarias. Que la vida los sorprenda con pequeñas grandes aventuras cotidianas y como me gusta identificarme con ellos, traté de poner algo mío en cada uno. No me interesa lo obvio y trato de buscar la belleza donde nadie cree que pueda haberla. Por todo esto yo quería que mis gordos sean guapos, ágiles, gráciles, divertidos de mirar, que nos enamoren, que nos atrapen, que nos emocionen, que tengan luz. No quería hacer una película fea, oscura y sucia. Quería hacer una película luminosa, estética y plástica.
Cómo fue esta experiencia en que los actores debían engordar y luego adelgazar?
Lo hicimos a través de un endocrinólogo que trabaja con muchos equipos de primera división de futbol. Si bien la presión de los tiempos de filmación era bastante alta, esto se compensaba con la buena predisposición de los actores que se sometieron a un proceso de trabajo corto en el que su cuerpo debía sufrir cambios importantes de peso. Porque cada personaje era diferente y no podíamos repetir escenas. Así como en un momento estaban gordos, en pocas semanas tenían que estar delgados. Esto hizo que el rodaje durara 10 meses, dividido en 5 fases…
Fue una experiencia increíble, porque además ese desdoblamiento de personalidad que vivía cada actor en su personaje enriqueció muchísimo el guión, ya que la ocasión se prestó mucho para que los actores improvisaran.
Pero, en realidad, estamos todos gordos, verdad?
Sí, un poco sí. Esta no es una película sobre la gordura física, sino sobre la gordura emocional. Reconozco que la obesidad es un traje y en la película todos los personajes llevan un traje, una capa, están escondiéndose de alguien y se están protegiendo ante los demás, y a la vez alejándose de si mismos. Lo que les engorda de verdad son todas las cosas que les pasan y que no saben cómo digerir…
Cuando me propuse hacer esta película necesitaba delimitar un entorno y tener claro donde ocurre esto, como ocurre esto, y en este caso ese entorno era el traje de la obesidad. A partir de ahí comencé a buscar historias que se desarrollen en este contexto, pero que expongan y expresen los conflictos que en este caso la obesidad pueda provocar. Estos son los temas de la película, la obesidad es una consecuencia de esos conflictos y me sirvió de marco para hablar de esas cosas que nos tragamos día tras día, que van creciendo en nuestro interior, y que tanto nos cuesta expresar, atender e incluso asumir.
Mientras escribías imaginabas algun público en especial?
No. Pero si que me gustaría que la vieran de una manera activa, valoro mucho la inteligencia del espectador, quiero que se sienta parte de la historia, que la viva, que reflexione y por supuesto, que se lo pase bien. Por esto es que trato de filmar un cine que no tenga un mensaje predeterminado. Eso queda siempre a criterio de cada espectador.
“Nací en Madrid, en 1970. Siempre pensé que era la reencarnación de John Wayne, hasta que un día descubrí que murió en 1979. La decepción de no ser el espíritu errante de un cowboy me llevó a estudiar Empresariales. Me aburría tanto en clase de Estadística que acabé descubriendo (o inventándome) una tardía vena literaria. Eso sí, adquirí suficientes conocimientos financieros como para darme cuenta de que iba a ganar mucho más dinero escribiendo guiones para la tele que vendiendo seguros de vida.” Así se presenta el ahora también director de cine, Daniel Sánchez Arévalo, en su blog de internet.
Luego de firmar varios guiones para series tales como Hospital Central, Querido Maestro, o Ellas son Así, Sánchez Arévalo obtuvo una beca para hacer un Master de cine en la Universidad de Columbia (EEUU). A partir de allí, no se separó más de la cámara. Filmó más de una decena de cortos y se estrenó en el largometraje con “Azul Oscuro Casi Negro” en 2006. Y como tan mal no le ha ido, no ha tenido que volver a vender seguros y ahora ha estrenado “Gordos”.
Luego de ver su pre-estreno en un cine de Barcelona, pudimos entrevistarlo para que nos contara más detalles de su película.
De donde proviene la idea de realizar esta película?
DANIEL SANCHEZ AREVALO: Bueno, ciertamente me comenzó a llamar la atención la cantidad de noticias e información que los medios de comunicación expresaban sobre la obesidad. Algo en lo que nunca me había detenido con anterioridad. Además no había visto historias en el cine que dieran una visión humana de este problema. Me pareció un tema tan candente y tan de actualidad que decidí contar mis historias. Así fue que me reuní con mi productor y le dije que pensaba hacer una película sobre gordos y éste aceptó. Fue muy grato
que confiara solo en este concepto. Y no dudó de que a partir de ahí yo escribiría una historia que seguramente lo iba a seducir. Yo era conciente de que para embarcarme en un proyecto de estas características necesitaba rodearme de gente como Antonio de la Torre, una de las personas más importantes de mi vida, y un actor con mayúsculas que estaba dispuesto a someterse a los cambios de peso necesarios que el guión imponía. Inmediatamente me dijo que sí y a partir de aquel momento todo el proceso fue compartido a nivel creativo, vital, personal. Luego, la producción decidió que solamente fuera un actor quien se sometiera a esta rutina de engordar y adelgazar. Es que era muy riesgoso para todos. Finalmente el proyecto avanzó, y fueron más de uno los que aceptaron estas reglas del juego, y pudieron subir y bajar de peso sin problemas. Esto implicó que el rodaje se alargará y que los costos aumentaran. Tratar el tema era todo un desafío porque mi idea no era hablar de la obesidad como gran concepto. Todo lo contrario, quería hablar de estar a gusto con nuestro cuerpo, de poder mirarnos y no escondernos. De asumirnos sin vergüenza, porque las mismas están dentro de nosotros mismos. Básicamente esto es lo que me llevo a filmar “Gordos”.
Dentro de qué genero cinematográfico la ubicarías?
No lo sé. Bueno, sí. Es un drama, pero también una comedia. Porque yo creo que la comedia (la buena) sólo funciona si se fabrica desde una base dramática muy sólida. Mi objetivo más ambicioso como guionista-director es encontrar una transición natural del drama a la comedia, de la emoción a la risa, del desgarro a la ternura. Me gusta moverme en la contradicción. Porque en la contradicción encuentro el conflicto, en la contradicción está el problema y la solución.
El guión se nota muy bien elaborado. Cuéntanos acerca del proceso de escritura del mismo.
En principio lo escribo por parcelas. Yo busco historias y luego veo de qué manera o como pueden relacionarse entre si. En “Gordos”, la terapia a la que acceden los personajes es el nexo de las historias que allí se cuentan. Pero cuando tengo una historia para contar me concentro solo en ella y luego veo de que manera logro acoplar una con otra teniendo en cuenta el tiempo y el espacio. Es decir, que es el desarrollo de cada pieza lo que luego me conduce a la construcción de toda la estructura. Es realmente algo muy divertido…
En cuanto a los temas que toca este guión en particular, son aquellos que en mi día a día me preocupan y me interesan: el amor, el sexo, la contradicción o la culpa. Con respecto a la creación de los personajes, pensé en personajes ordinarios en situaciones extraordinarias. Que la vida los sorprenda con pequeñas grandes aventuras cotidianas y como me gusta identificarme con ellos, traté de poner algo mío en cada uno. No me interesa lo obvio y trato de buscar la belleza donde nadie cree que pueda haberla. Por todo esto yo quería que mis gordos sean guapos, ágiles, gráciles, divertidos de mirar, que nos enamoren, que nos atrapen, que nos emocionen, que tengan luz. No quería hacer una película fea, oscura y sucia. Quería hacer una película luminosa, estética y plástica.
Cómo fue esta experiencia en que los actores debían engordar y luego adelgazar?
Lo hicimos a través de un endocrinólogo que trabaja con muchos equipos de primera división de futbol. Si bien la presión de los tiempos de filmación era bastante alta, esto se compensaba con la buena predisposición de los actores que se sometieron a un proceso de trabajo corto en el que su cuerpo debía sufrir cambios importantes de peso. Porque cada personaje era diferente y no podíamos repetir escenas. Así como en un momento estaban gordos, en pocas semanas tenían que estar delgados. Esto hizo que el rodaje durara 10 meses, dividido en 5 fases…
Fue una experiencia increíble, porque además ese desdoblamiento de personalidad que vivía cada actor en su personaje enriqueció muchísimo el guión, ya que la ocasión se prestó mucho para que los actores improvisaran.
Pero, en realidad, estamos todos gordos, verdad?
Sí, un poco sí. Esta no es una película sobre la gordura física, sino sobre la gordura emocional. Reconozco que la obesidad es un traje y en la película todos los personajes llevan un traje, una capa, están escondiéndose de alguien y se están protegiendo ante los demás, y a la vez alejándose de si mismos. Lo que les engorda de verdad son todas las cosas que les pasan y que no saben cómo digerir…
Cuando me propuse hacer esta película necesitaba delimitar un entorno y tener claro donde ocurre esto, como ocurre esto, y en este caso ese entorno era el traje de la obesidad. A partir de ahí comencé a buscar historias que se desarrollen en este contexto, pero que expongan y expresen los conflictos que en este caso la obesidad pueda provocar. Estos son los temas de la película, la obesidad es una consecuencia de esos conflictos y me sirvió de marco para hablar de esas cosas que nos tragamos día tras día, que van creciendo en nuestro interior, y que tanto nos cuesta expresar, atender e incluso asumir.
Mientras escribías imaginabas algun público en especial?
No. Pero si que me gustaría que la vieran de una manera activa, valoro mucho la inteligencia del espectador, quiero que se sienta parte de la historia, que la viva, que reflexione y por supuesto, que se lo pase bien. Por esto es que trato de filmar un cine que no tenga un mensaje predeterminado. Eso queda siempre a criterio de cada espectador.
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