El jóven tenista Juan Martín del Potro (Tandil, 1989) venció hace instantes en la final del US Open al mejor tenista de la historia, el suizo Roger Federer.
Lo hizo tras un extenuante partido que llegó al quinto set. El tandilense se recuperó de un flojo comienzo que provocó que Federer se quedara con la primera manga con cierta contundencia. Aquel 6-3 inicial, y la diferencia evidenciada en el juego no hacían presagiar el destino final.
Promediando el segundo set, del Potro apareció con su mejor tenis y logró forzar un tiebreak que ganó con soltura. Este 7-6 imprimió una presión sobre el helvético que fue crucial para el desarrollo posterior del encuentro. En el tercer set, Federer logró obtener una pequeña luz en el marcador que le permitió hacerse con un 6-4 que no representó la paridad real observada en el court central de Flashing Meadows. En el cuarto set, el número uno del mundo comenzó mucho mejor y todo parecía indicar que psicológicamente el argentino podría derrumbarse. Algo que jamás ocurrió. Por el contrario, Delpo se sobrepuso y alcanzó nuevamente el tiebreak. Allí torció la historia a su favor definitivamente. Con dos sets igualados, Federer se notó tocado y Del Potro se lució con un contundente 6-2 que selló el resultado final a su favor.
A base de un saque formidable, que casi siempre funcionó, y unas derechas impresionantes a ambos flancos del suizo, el tandilense controló la mayor parte de un encuentro que no se recordará por su virtuosismo, pero si por la fe inquebrantable de este nuevo astro del tenis.
Del Potro derrumbó a Federer, y se quedó con su primer título de Grand Slam. Nada menos que en Nueva York. Y nada menos que ante la historia viviente del tenis.
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