Cuando la buena música supera la crisis. Crónica del 38º Festival Internacional de Música de Cambrils.
Ni los escasos presupuestos para cultura, ni el calor intenso han podido parar al Festival Internacional de Música de Cambrils, transformando la cita en una interesante muestra de música de factura local.
Jazz, tango, flamenco, pop, gospel y folk confluyeron en un programa generoso en calidad y ajustadísimo en lo económico. Notándose como única presencia "mediática" la de un Miguel Bossé reinventado por enésima oportunidad y acaparando (como siempre) multitudes para estadios de fútbol.
Pero, lejos de las grandes muchedumbres, otras músicas que requieren de una atención más sensible, también lograron convocar una asistencia de público razonablemente abundante. En el concierto (Parc del Pinaret) de Andrea Motis y Joan Chamorro contamos más de seiscientas personas. Otro tanto sucedió con el clamoroso cierre de Las Migas en el mismo espacio al aire libre (y húmedo).
El Quinteto de Marcelo Mercadante prometía un encuentro cercano con el mejor tango "made in Europe" y no defraudó. El bandoneonista porteño se lució en una generosa sesión de hora y media que incluyó tres clásicos del mítico compositor Astor Piazzolla (Michelangelo 70, Adios Nonino y Libertango), el mismo que incrusta a fuego la impronta musical del propio Mercadante. Este talentoso autor tampoco perdió la ocasión para presentar en sociedad tres nuevas composiciones que incluirá en el disco que piensa grabar en la mayor brevedad. El resto del concierto se consumió en un didáctico repaso por la prolífica carrera del joven tanguero, quien lució acompañado por cuatro músicos excepcionales, en especial: la violinista Olvido Lanza y el pianista Gustavo Llull.
El jazz reservó su espacio de privilegio para la noche del 10 de agosto. El curtido líder de la Sant Andreu Jazz Band, Joan Chamorro, junto a la experimentada guitarra de Josep Traver desplegó candor y variadísimos colores en sociedad con la extrema juventud de la grácil Andrea Motis (con solo 17 años a sus espaldas) en trompeta, saxos alto y soprano y voz principal. El combo se completó con otro trío tan sólido como nobel: Eva Fernández en saxos alto y soprano y voces, Iscle Datzira en saxo tenor y Esteve Pí en batería. El ecléctico repertorio del sexteto se nutre de standards del hardbop y la bossanova. No faltaron "Body and Soul" o "Desafinado", destacando la incipiente sensualidad de Andrea Motis y la experta conducción de Chamorro.
El cierre del Festival estuvo a cargo de un cuarteto en franco ascenso. Desde sus entrañas flamencas, Las Migas, desarrollan una música con personalidad propia y una intensidad poco frecuente. Su directo es magnífico, asentado en la ductilidad ofrecida por el tandem de guitarras que integran Marta Robles e Isable Laundenbach, la virtuosa Lisa Bause al violín y acordeón, y el liderazgo indiscutible de una Alba Carmona (en voz) impresionante.
El grupo ha sabido superar la salida de una figura de la talla de Silvia Pérez Cruz y ahora luce arrollador, con una escena muy cuidada y un show que merece oirse al detalle, conciso pero sin desperdicio. Las Migas fueron calentando el ambiente "poc a poc" y acabaron ovacionadas por un público que se quedó hambriento de más migajas. El colofón ideal para despedirse con ganas de más Cambrils en 2013.
Jazz, tango, flamenco, pop, gospel y folk confluyeron en un programa generoso en calidad y ajustadísimo en lo económico. Notándose como única presencia "mediática" la de un Miguel Bossé reinventado por enésima oportunidad y acaparando (como siempre) multitudes para estadios de fútbol.
Pero, lejos de las grandes muchedumbres, otras músicas que requieren de una atención más sensible, también lograron convocar una asistencia de público razonablemente abundante. En el concierto (Parc del Pinaret) de Andrea Motis y Joan Chamorro contamos más de seiscientas personas. Otro tanto sucedió con el clamoroso cierre de Las Migas en el mismo espacio al aire libre (y húmedo).
El Quinteto de Marcelo Mercadante prometía un encuentro cercano con el mejor tango "made in Europe" y no defraudó. El bandoneonista porteño se lució en una generosa sesión de hora y media que incluyó tres clásicos del mítico compositor Astor Piazzolla (Michelangelo 70, Adios Nonino y Libertango), el mismo que incrusta a fuego la impronta musical del propio Mercadante. Este talentoso autor tampoco perdió la ocasión para presentar en sociedad tres nuevas composiciones que incluirá en el disco que piensa grabar en la mayor brevedad. El resto del concierto se consumió en un didáctico repaso por la prolífica carrera del joven tanguero, quien lució acompañado por cuatro músicos excepcionales, en especial: la violinista Olvido Lanza y el pianista Gustavo Llull.
El jazz reservó su espacio de privilegio para la noche del 10 de agosto. El curtido líder de la Sant Andreu Jazz Band, Joan Chamorro, junto a la experimentada guitarra de Josep Traver desplegó candor y variadísimos colores en sociedad con la extrema juventud de la grácil Andrea Motis (con solo 17 años a sus espaldas) en trompeta, saxos alto y soprano y voz principal. El combo se completó con otro trío tan sólido como nobel: Eva Fernández en saxos alto y soprano y voces, Iscle Datzira en saxo tenor y Esteve Pí en batería. El ecléctico repertorio del sexteto se nutre de standards del hardbop y la bossanova. No faltaron "Body and Soul" o "Desafinado", destacando la incipiente sensualidad de Andrea Motis y la experta conducción de Chamorro.
El cierre del Festival estuvo a cargo de un cuarteto en franco ascenso. Desde sus entrañas flamencas, Las Migas, desarrollan una música con personalidad propia y una intensidad poco frecuente. Su directo es magnífico, asentado en la ductilidad ofrecida por el tandem de guitarras que integran Marta Robles e Isable Laundenbach, la virtuosa Lisa Bause al violín y acordeón, y el liderazgo indiscutible de una Alba Carmona (en voz) impresionante.
El grupo ha sabido superar la salida de una figura de la talla de Silvia Pérez Cruz y ahora luce arrollador, con una escena muy cuidada y un show que merece oirse al detalle, conciso pero sin desperdicio. Las Migas fueron calentando el ambiente "poc a poc" y acabaron ovacionadas por un público que se quedó hambriento de más migajas. El colofón ideal para despedirse con ganas de más Cambrils en 2013.
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