El Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) encargó hace un año atrás la elaboración de un informe sobre la dimensión de la economía sumergida en España. El receptor de este encargo fue el profesor titular de Economía de la Universitat Rovira i Virgili, Jordi Sardà Pons. Vecino de la ciudad de Tarragona, este reputado economista está especializado en política monetaria y economía internacional. Los resultados de su estudio, titulado “La economía sumergida pasa factura”, no pueden más que inquietarnos cuando sitúan en el 25% al volumen de esta práctica ilegal en nuestro país.
El informe es muy estricto, ya que toma en cuenta datos del tipo monetarios, laborales y también de transparencia del Estado. Persigue establecer patrones sobre la relación del comportamiento de estas variables y el auge del fraude fiscal. Acerca de los resultados y las correcciones probables para este nocivo fenómeno, hemos mantenido una extensa charla con el profesor Sardà Pons.
Hábleme un poco sobre los métodos utilizados en este informe para medir algo tan complejo como es la economía sumergida de un país.
JORDI SARDÀ PONS: La idea es tomar relaciones macroeconómicas conocidas como el consumo de electricidad o la medición de agregados monetarios, que no deja de ser dinero. Entonces cuando estudiamos el fenómeno de la economía sumergida, siempre intentamos captar las anomalías que difieren de lo que en teoría debería ser. Realizamos comparaciones en los datos y cuando surgen estas anomalías, consideramos que hemos dado con un caso de economía sumergida.
Vosotros presentáis el reparto territorial del fraude, sin embargo no existen estudios locales sobre el tema ¿Esto quiere decir que cuanto más cerca se vive de la economía sumergida, menos interesa investigar?
No, es un problema de estadísticas. Porque estos modelos monetarios nos permiten saber cuál es el volumen de efectivo circulante en todo el país, pero si queremos saber cuánto es el efectivo que hay en Barcelona, esto no sería posible. Nadie sabe cuál es la cantidad de efectivo que hay aquí y de momento no hay manera para calcularlo.
¿No cree que algunos funcionarios beneficiados por cierta actividad económica fraudulenta pero cercana podrían tener menos interés en investigarla?
Esto ya es otra cosa y no tengo opinión formada al respecto. Lo que sí creo es que resulta mucho más sencillo que Hacienda averigüe cuánto representa la economía sumergida en un pueblo pequeño cualquiera que en una gran urbe.
¿Se podría decir que su informe considera al contribuyente menor como un gran factor de la economía sumergida?
En este sentido hay que matizar mucho. Nosotros decimos que todas las variables relacionadas con el mundo laboral son muy importantes, que no se trata sólo de impuestos. Normalmente, a nivel académico, la economía sumergida se ha asociado al nivel de impuestos. Siempre se ha creído que en un escenario de depresión, la gente suele perder el incentivo a pagar sus impuestos. Nuestro informe no niega esta hipótesis, pero advertimos que existen otras variables del mercado laboral que también tienen gran importancia. También hemos señalado a la corrupción como otro factor decisivo en este fenómeno. Tampoco creemos que sólo los pequeños evadan el pago de impuestos, sabemos que existen grandes fortunas y grandes empresas que en comparación con sus beneficios, pagan muy poco. Por ejemplo, para un funcionario con nómina resultaría imposible evadir los impuestos que se le imponen. Sin embargo, las grandes empresas que tendrían que tributar 30, terminan pagando 3 o menos. Pero ¿se puede considerar a esto economía sumergida? La respuesta es no, porque esto es legal.
¿Cómo le llamamos entonces?
Elusión fiscal. Y es legal porque estas grandes empresas se pueden permitir la contratación de abogados especializados en buscar los resquicios de la ley y meterse por allí. Si pueden desgravar por esto, lo hacen, si pueden desgravar por esto otro, también. Entonces cuando deberían pagar 30, terminan pagando 3.
El informe es muy estricto, ya que toma en cuenta datos del tipo monetarios, laborales y también de transparencia del Estado. Persigue establecer patrones sobre la relación del comportamiento de estas variables y el auge del fraude fiscal. Acerca de los resultados y las correcciones probables para este nocivo fenómeno, hemos mantenido una extensa charla con el profesor Sardà Pons.
Hábleme un poco sobre los métodos utilizados en este informe para medir algo tan complejo como es la economía sumergida de un país.
JORDI SARDÀ PONS: La idea es tomar relaciones macroeconómicas conocidas como el consumo de electricidad o la medición de agregados monetarios, que no deja de ser dinero. Entonces cuando estudiamos el fenómeno de la economía sumergida, siempre intentamos captar las anomalías que difieren de lo que en teoría debería ser. Realizamos comparaciones en los datos y cuando surgen estas anomalías, consideramos que hemos dado con un caso de economía sumergida.
Vosotros presentáis el reparto territorial del fraude, sin embargo no existen estudios locales sobre el tema ¿Esto quiere decir que cuanto más cerca se vive de la economía sumergida, menos interesa investigar?
No, es un problema de estadísticas. Porque estos modelos monetarios nos permiten saber cuál es el volumen de efectivo circulante en todo el país, pero si queremos saber cuánto es el efectivo que hay en Barcelona, esto no sería posible. Nadie sabe cuál es la cantidad de efectivo que hay aquí y de momento no hay manera para calcularlo.
¿No cree que algunos funcionarios beneficiados por cierta actividad económica fraudulenta pero cercana podrían tener menos interés en investigarla?
Esto ya es otra cosa y no tengo opinión formada al respecto. Lo que sí creo es que resulta mucho más sencillo que Hacienda averigüe cuánto representa la economía sumergida en un pueblo pequeño cualquiera que en una gran urbe.
¿Se podría decir que su informe considera al contribuyente menor como un gran factor de la economía sumergida?
En este sentido hay que matizar mucho. Nosotros decimos que todas las variables relacionadas con el mundo laboral son muy importantes, que no se trata sólo de impuestos. Normalmente, a nivel académico, la economía sumergida se ha asociado al nivel de impuestos. Siempre se ha creído que en un escenario de depresión, la gente suele perder el incentivo a pagar sus impuestos. Nuestro informe no niega esta hipótesis, pero advertimos que existen otras variables del mercado laboral que también tienen gran importancia. También hemos señalado a la corrupción como otro factor decisivo en este fenómeno. Tampoco creemos que sólo los pequeños evadan el pago de impuestos, sabemos que existen grandes fortunas y grandes empresas que en comparación con sus beneficios, pagan muy poco. Por ejemplo, para un funcionario con nómina resultaría imposible evadir los impuestos que se le imponen. Sin embargo, las grandes empresas que tendrían que tributar 30, terminan pagando 3 o menos. Pero ¿se puede considerar a esto economía sumergida? La respuesta es no, porque esto es legal.
¿Cómo le llamamos entonces?
Elusión fiscal. Y es legal porque estas grandes empresas se pueden permitir la contratación de abogados especializados en buscar los resquicios de la ley y meterse por allí. Si pueden desgravar por esto, lo hacen, si pueden desgravar por esto otro, también. Entonces cuando deberían pagar 30, terminan pagando 3.
¿Son verdaderos resquicios de la ley o se trata de vías de escape diseñadas?
Esto no se puede decir (risas), siempre ha habido grupos de presión en todas partes y algunas normas para desgravar dan la sensación de que están hechas para determinados grupos en concreto, pero esto no se puede afirmar totalmente.
El sector de la construcción participa activamente en el desarrollo de la economía informal. |
Casos cercanos como la negociación por BCN World lo confirma y hasta pueden resultar indignantes, cuando los trabajadores autónomos tienen tanta impotencia ante la ley.
Es cierto, y cuando nosotros citamos a los autónomos en el informe, decimos que una gran proporción del IVA no recaudado se escapa por allí. Pero no señalamos a los autónomos como culpables. Porque creemos que este país necesita una reforma tributaria profunda, siguiendo los principios constitucionales, que contenga impuestos justos. Y ahora es dudoso que sean justos, porque si las grandes fortunas tienen manera de escapar, esto es de todo menos justicia. Será legal, pero no es justo. Esto es lo que desanima a mucha gente. Si un autónomo ve que un millonario paga poco y nada, la pregunta que se hará es ¿por qué tengo que pagar si este que gana mil veces más que yo no paga absolutamente nada? Si los autónomos terminan perdiendo dinero por pagar sus impuestos, no es justo.
¿Esto es lo que provoca economía sumergida?
Exacto, si usted hace todo en regla y termina perdiendo 70 luego de haber facturado 600, la próxima vez se lo va a pensar… Para eso, no trabaja…
Las grandes empresas son expertas en la práctica de la denominada elusión fiscal. |
¿Cree que la próxima reforma fiscal del gobierno corregirá estos defectos?
A mí me da la sensación que no. Por un lado tenemos la reforma fiscal y por el otro la reforma laboral. Esta última ha sido sancionada para favorecer la precarización del trabajo de manera muy clara. Si esto estuviera pensado para un período de tiempo muy concreto, para reactivar la economía y luego regresar a los contratos más garantistas, entonces estaría bien. Ahora, si se cree que los contratos temporales son el modelo para el futuro, entonces tendremos un problema y la economía sumergida seguirá allí, seguro, seguro.
Con respecto a la reforma fiscal, si lo único que hacemos es puro maquillaje pero en el fondo no tocamos nada y seguimos como estábamos antes, entonces tendremos un problema. Si se anuncia un recorte del 1% en el IRPF y luego ese porcentaje se traslada al IVA, tendremos más problemas todavía porque el IVA tiene un efecto directo sobre el consumo, lo terminamos pagando todos, tanto como si ganas 100, como si 10. El IVA siempre castiga a los que menos tienen.
En Bilbao, Rajoy ha dicho que es el presidente de las grandes empresas…
Hay que ir con mucho cuidado cuando hablamos de las grandes empresas. No se les puede acusar de hacer las cosas mal cuando están dentro de la legalidad. Otra cosa es que un gobierno con capacidad para dictar leyes, permita que estas empresas eludan sus impuestos. Creo que la responsabilidad hay que reclamarla a quienes hacen las leyes y permiten que eso se haga. Porque el otro lo único que hace es aprovecharse que esto ocurra.
¿Por dónde comenzaría a desarmar esta compleja madeja del fraude fiscal?
Fundaría un nuevo país… (risas) Creo que habría que actuar en dos o tres direcciones. Primero deberíamos preguntarnos que tipo de sociedad queremos. Si deseamos tener servicios públicos de calidad, entonces hay que pagarlos a través de los impuestos. Luego, que todos paguen impuestos. No, sólo unos cuantos, sino todos, con un sistema tributario que sea justo donde pague todo el mundo según su capacidad. Y si no quieren pagar, que nadie pague y todos contentos…
El economista Manuel Lagares, presidente de la comisión que ha elaborado un informe que servirá de base a la inminente reforma tributaria del gobierno de Rajoy. |
¿Algún país funciona así?
En EEUU se pagan mucho menos impuestos, pero los servicios públicos también son mucho peores que los de aquí. Allí no tienen ni sanidad, ni enseñanza, ni servicios públicos de calidad, es un sistema totalmente diferente al nuestro.
Sin embargo, aquí nos han recomendado una receta alemana, bien diferente a la americana.
Los países nórdicos han optado por la economía del bienestar y les salió razonablemente bien. Pero no pagar un impuesto está mal visto en aquellos países. Y este es un problema de moralidad que tenemos aquí. Pensar que no hay corrupción en Alemania es falso, sin embargo la diferencia es que los alemanes perciben que la corrupción es castigada.
Un caso Barcenas en Alemania sería inconcebible.
Ya habría dimitido la mitad del gobierno. Los alemanes ven muy mal al que no paga sus impuestos y lo denuncian porque saben que por su culpa no se pueden mantener en buen estado las carreteras o los colegios. Aquí, en España, no pagar impuestos no está mal visto y esto es un handicap. Tampoco tenemos la percepción de que se persiga la corrupción en nuestro país. Se persigue mal o todos los corruptos salen de rositas. Y esto también es inconcebible. Mire este ejemplo… en Suecia, una ministra del gobierno utilizó una tarjeta de crédito del ministerio para comprar tres o cuatro tonterías personales y al día siguiente reintegró el importe gastado con dinero propio. Sin embargo la obligaron a dimitir. ¿Por qué? Porque esta señora hizo un uso indebido de dicha tarjeta que no era para realizar compras personales. Nadie le hubiera dicho nada, si hubiera usado esta misma tarjeta en una cena de protocolo en donde gastara el triple de dinero. Es una cuestión de moralidad, que en nuestro país y en otros parecidos no existe y que hace muchísimo daño. Entonces nos sucede que muchos vemos como nunca les pasa nada a los corruptos y nos preguntamos por qué tenemos que pagar impuestos para que este señor los coja y se pegue la gran vida…
En Catalunya podríamos sumar el argumento del expolio fiscal y decir que mientras haya que pagarle a España, entonces para qué pagar…
Yo no creo que esto funcione así. A mi no me da esta sensación, de hecho aquí estamos en la media en cuanto a fraude fiscal. No puedo decir tajantemente que esta no sea una razón, pero no lo creo así. No creo que este pensamiento represente a una mayoría.
La conclusión es clara: mientras tengamos malos ejemplos arriba, será difícil que el pequeño contribuyente desee pagar todos sus impuestos.
La economía sumergida es un gran problema por varios motivos. Genera competencia desleal con quien paga sus impuestos, dificulta la financiación de un país, no hay nada que sea bueno detrás de la economía sumergida. Ahora bien, ¿cómo se soluciona? De diferentes maneras, evidentemente. Hay que luchar en el mercado de trabajo, con buena legislación y con moralidad en la lucha contra la corrupción. Leyes justas donde paguen todos en relación a sus posibilidades y mayor castigo a los que incumplan con estos pagos. Si alguien se lleva 20 duros de un sitio público, que este señor se inhabilite para la función pública de por vida. Y luego, la moralidad hay que trabajarla a largo plazo, esto es algo que no se cambia enseguida. Aunque en España se puede citar un ejemplo de cambio de conductas que ha tenido mucho éxito, como es el de la Dirección General de Tránsito. No hace tanto tiempo atrás, ibas a una boda, la gente volvía conduciendo con unas cuantas copas de más y nadie decía absolutamente nada. No colocarse el cinturón de seguridad, a todos le parecía normal. Hoy esto ya no es así, luego se puede. Finalmente, los trabajos precarios, temporales y mal pagados no contribuyen para nada al combate del fraude fiscal, sino justo lo contrario.
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