Escribe Marcelo Espiñeira. La leyenda de los Rolling Stones nació de un delito no consumado. Keith Richards suele contar que, en 1960, un adolescente de nombre Mick Jagger llevaba consigo dos discos de blues (uno de Muddy Waters y otro de Chuck Berry ) en un tren londinense y que éste al verlo no pudo resistirse ante semejante tesoro. Luego afirma que si no hubiera reconocido a Mick de sus años de escuela primaria, probablemente no habría dudado en robarle aquellos dos LPs.