Escribe Xavier Queralt Pons.
Uno de los sectores que más ha sufrido los recortes presupuestarios aplicados en España desde 2009 hasta la fecha es el de la investigación científica. Se calcula que los fondos destinados al I+D+I habrían menguado un 39% en el período citado, generando graves consecuencias como la fuga al extranjero de profesionales bien capacitados, el abandono de proyectos interesantes y la inevitable pérdida de competitividad de la ciencia en el país.
Sin embargo, Catalunya ha resistido esta tormenta perfecta con enorme entereza. Diversos informes dan cuenta de este fenómeno local, como el recientemente publicado por la revista norteamericana Nature. Allí, la periodista Anna Petherick detalla que Catalunya “ha conseguido crecer y alcanzar niveles de calidad altos más allá de sus fronteras, ha ofrecido puestos de trabajo y salarios generosos a investigadores de élite de todo el mundo y ha construido infraestructuras modernas”.
El amplio reportaje dedicado al sector científico catalán explica que la administración pública supo mantener la financiación del sector de la investigación a contracorriente del resto del estado español, incluso con un incremento de sus aportes en determinados proyectos. El artículo cita a las becas del ICREA (Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats) como herramienta fundamental para el sostén de más de 250 investigadores en proyectos clave relacionados con la genómica, la fotónica y la supercomputación. Por ejemplo, el MareNostrum, el ordenador más potente de España, ya se encuentra en su cuarta fase, que es 12 veces más potente que la anterior. Este nuevo modelo es el segundo más potente de Europa y el duodécimo del mundo.
La fórmula para resistir el mal momento general pasó por una reorientación de los proyectos científicos hacia objetivos mucho más tangibles y enfocados en las personas. De esta manera obtuvieron apoyos significativos de fondos europeos y también de diversos institutos sanitarios estadounidenses. Otro aspecto destacable es que la publicación de artículos especializados se ha multiplicado hasta alcanzar el 3% de la producción científica europea. Las universidades catalanas también han sabido mantener sus altas posiciones en los rankings internacionales de la investigación, pese a que el contexto político tampoco haya ayudado en lo más mínimo. La incertidumbre generada por el enfrentamiento institucional entre Catalunya y España, poco ha salpicado a un sector que todavía dispone de un amplio margen de mejora en sus aspectos más débiles. Respecto a esto, el informe de Anna Petherick en Nature señala que “faltan políticas oficiales que hagan de puente entre el mundo de la investigación y la industria”. Como se ve, pese a la tormenta, los profesionales de la ciencia y la investigación han sabido resistir en el oasis catalán.
Uno de los sectores que más ha sufrido los recortes presupuestarios aplicados en España desde 2009 hasta la fecha es el de la investigación científica. Se calcula que los fondos destinados al I+D+I habrían menguado un 39% en el período citado, generando graves consecuencias como la fuga al extranjero de profesionales bien capacitados, el abandono de proyectos interesantes y la inevitable pérdida de competitividad de la ciencia en el país.
Sin embargo, Catalunya ha resistido esta tormenta perfecta con enorme entereza. Diversos informes dan cuenta de este fenómeno local, como el recientemente publicado por la revista norteamericana Nature. Allí, la periodista Anna Petherick detalla que Catalunya “ha conseguido crecer y alcanzar niveles de calidad altos más allá de sus fronteras, ha ofrecido puestos de trabajo y salarios generosos a investigadores de élite de todo el mundo y ha construido infraestructuras modernas”.
El amplio reportaje dedicado al sector científico catalán explica que la administración pública supo mantener la financiación del sector de la investigación a contracorriente del resto del estado español, incluso con un incremento de sus aportes en determinados proyectos. El artículo cita a las becas del ICREA (Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats) como herramienta fundamental para el sostén de más de 250 investigadores en proyectos clave relacionados con la genómica, la fotónica y la supercomputación. Por ejemplo, el MareNostrum, el ordenador más potente de España, ya se encuentra en su cuarta fase, que es 12 veces más potente que la anterior. Este nuevo modelo es el segundo más potente de Europa y el duodécimo del mundo.
La fórmula para resistir el mal momento general pasó por una reorientación de los proyectos científicos hacia objetivos mucho más tangibles y enfocados en las personas. De esta manera obtuvieron apoyos significativos de fondos europeos y también de diversos institutos sanitarios estadounidenses. Otro aspecto destacable es que la publicación de artículos especializados se ha multiplicado hasta alcanzar el 3% de la producción científica europea. Las universidades catalanas también han sabido mantener sus altas posiciones en los rankings internacionales de la investigación, pese a que el contexto político tampoco haya ayudado en lo más mínimo. La incertidumbre generada por el enfrentamiento institucional entre Catalunya y España, poco ha salpicado a un sector que todavía dispone de un amplio margen de mejora en sus aspectos más débiles. Respecto a esto, el informe de Anna Petherick en Nature señala que “faltan políticas oficiales que hagan de puente entre el mundo de la investigación y la industria”. Como se ve, pese a la tormenta, los profesionales de la ciencia y la investigación han sabido resistir en el oasis catalán.
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