Escribe Marcelo Espiñeira.
De tanto en tanto surgen obras que nos reconcilian con la música. Sin responder a necesidad comercial alguna, en total ausencia de tácticas y estrategias de mercado, un joven dúo de voz y guitarra ha sabido apropiarse de las raíces mediterráneas con naturalidad absoluta y presentarlas con impiadosa libertad artística en una grabación memorable. Me estoy refiriendo a los músicos María Arnal y Marcel Bages en su vibrante edición de "45 cerebros y un corazón" (Fina Estampa, 2017).
Precedido por el bocado gourmet del EP "Verbena" (2016), la expectativa por la publicación de este debut era lógica. Sus canciones despojadas de artificio, sustentadas en la inmensa voz de María, el gusto exquisito de Marcel, unas letras con espeso sustrato y una musicalidad atemporal, poseen un peso específico fuera de lo común. Luego de oírlas entendemos que las necesitábamos por alguna extraña razón que ignorábamos previamente.
Una austera guarnición electrónica arropa el cálido fraseo de guitarra en la inicial "Canción total", terreno fértil que aprovecha María para sembrar sus visiones del "miedo ensordecedor y aburrimiento de esta civilización" en versos delineados con precisión de orfebre a partir de su voz ondulante, segura y luminosa al mismo tiempo. La pieza está plena de hallazgos e ironía, sobre todo en el susurrante verso que actúa como visagra: "adquiéreme, adquiéreme para que solo tú me disfrutes". Una mirada política que se esparce en la amplitud del disco y se hace más que evidente en la fugaz y corrosiva "Bienes", bellísima tonada que cuestiona "quién gana con nuestro sol".
Con "Jo no canto per la veu" encuentran el tono exacto, uno ascendente que describe en su técnica melismática la tremenda capacidad vocal de María. La guitarra de Marcel crece en un bucle reverberante hasta inundar el espacio que culmina en un pasaje acústico evocador de un amor romántico propio de otros tiempos. Enseguida se engarza el gran momento de "Tu que vienes a rondarme", un tremendo imán, un gancho irresistible, el perfecto anzuelo para acercarse definitivamente a la profundidad del disco. Una canción pop de belleza pregnante, elegancia y originalidad sin par, nacida para quedarse en el tiempo. Con la producción del norteamericano Grey Filastine, la electrónica envuelve con "magia negra" el baile sensual entre el guitarrista de Flix y la vocalista de Badalona. María canta sin complejos, con soltura, una poesía fresca.
En la periferia brillante
de una galaxia mediana,
en medio de un mar oscuro
donde flota nuestro mundo
tú, que vienes a rondarme
como los nueve planetas,
parece que cuando bailas
llueven miles de cometas
Tú que vienes a rondarme
amárrate a mí
Tú que vienes a rondarme
arrímate aquí
magia negra entre tus manos
mil caballos desbocados
corren con el morro en llamas
el fuego canta y tú bailas
lamen lunas desorbitadas
las mareas mareadas
así me sigues al trote
y de cabeza al galope:
magia negra entre mis formas
suben hormigas, se enraman
romeros de sierras altas
fresco el aire que me canta
se han abierto las ventanas
beben cientos de gargantas
mientras alzas con la mano
el vino que todo sana
Tú que vienes a rondarme
amárrate a mí
Tú que vienes a rondarme
arrímate aquí
En los aposentos del universo
estás tú que me esperas,
mi piel se llena de chispas
que saben a flores y a lenguas
magia negra entre tus manos
altos jazmines se enzarzan
amarran nuestras caderas
vuelan hacia las esferas
fuentes de estrellas antiguas
santiguan nuestros jaleos
arden en llamas azules
todas las voces del universo
con nosotros
río de ti rayo de mí
no siento ninguna pena
rayo de tí río de mí
esta es nuestra verbena
Tú que vienes a rondarme
amárrate a mí
Tú que vienes a rondarme
arrímate aquí
en la periferia brillante
de una galaxia mediana
en medio de un mar oscuro
donde nada nuestro
diminuto mundo nuestro
diminuto
mundo.
La experimental "Desmemoria" con un juego de voces superpuestas, se adentra en el desierto de "puertas giratorias" huérfano de recuerdos, ese donde la gente pierde el hilo de la historia y se parece tanto a lo que nos toca vivir en el día a día. En casi tres minutos, María construye con su voz un laberinto delicado de matices antes de regresar a la raíz nuevamente en el recuperado "Ball del vetllatori", ya publicado en su primer EP de 2015: "Remescles, acoples i melismes" (disponible en Bandcamp). Una canción popular que narra la tristeza de la despedida final.
El sello del dúo en directo llega en su versión más descarnada, más fiel. "A la vida" del gran Ovidi Montllor encuentra su lugar adecuado en una obra comprometida con el pasado y el presente al mismo tiempo. La voz de María se luce en plenitud, la guitarra de Marcel se eleva potente e indispensable para remarcar este canto a la vida plena desde la vida vacía.
El bloque final del álbum comienza con la pieza que le ha dado su título. El hallazgo en agosto pasado de 45 cerebros y un corazón en perfecto estado de conservación en una fosa común de la guerra civil española en La Pedraja (Burgos) inspiró la letra que firma María Arnal y musicaliza Marcel. "Cual cuerpos de faraón abandonados cerca de una urbanización" canta con la voz a punto de quebrarse. "El cielo los tuvo suyos y muertos" entona una María conmovida, entregada al silencio simbólico de un olvido que lo envuelve todo ocho décadas después. Probablemente este disco viva para romperlo.
"La gent no s´adona del poder que té" resuena desde la poderosa garganta de María en otra súplica hacia ese gigante dormido que somos nosotros mismos. "Amb una vaga general de una setmana, hauría prou para ensorrar la economía" razona en un marco musical de resplandeciente belleza. La mejor síntesis de "45 cerebros y un corazón", belleza musical, respeto por el pasado y crítica de la parálisis presente.
Lo íntimo es recuperado en la tradicional "No he desitjat mai cap cos com el teu", nueva versión de "Remescles, acoples i melismes". Más visceral, es una de las canciones fuertes del repertorio del dúo. El que ha ganado otra tremenda perla en el magnífico broche final de "Tu saps". "L´alegria quotidiana de veure't, l´alegria quotidiana de viure" tararea una María más sensitiva que nunca sobre un sensual arreglo de guitarra y un atmosférico colchón de cuerdas, teclados y reverberancias. Una canción brillante para culminar el debut soñado.
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