Esta mañana, Peret ha hecho la presentación ante los medios de su nuevo disco "De los cobardes nunca se ha escrito nada", el cual fue editado por Universal Records y ya se consigue en las tiendas.
En perspectiva, poco se puede dudar de que Peret ha sido la gran estrella de la canción popular en España. Su imán lo llevó a vender millones de discos en Europa y América, y su calidad artística ha sido indiscutible. Lo curioso para él mismo es "que tantos jóvenes lo reconozcan hoy día y que gusten de tocar sus canciones", en clara referencia a la enorme cantidad de grupos que hoy se dedican a evolucionar el género que de sus manos y su garganta saliera a la luz en los años sesenta.
El nuevo disco es impecable. Son once canciones que exhiben a un Peret pleno en la interpretación, y arropado por una calidad musical impactante. La producción artística del pianista Nacho Lesko es acertadísima, otorgando la oportunidad a que Peret se sienta muy libre y apostando por métodos tradicionales para la grabacíón de las voces. El mismo cantante explicaba que "en muchas canciones lo que escucharán será la voz de referencia", refiriéndose a la voz que se registra en las primeras tomas en el estudio.
Los destacados de "De los cobardes nunca se ha escrito nada", son el renovado "Rascayú" de su viejo amigo Bonet de San Pedro y que ya hubiera sufrido censura en la época franquista. Y por supuesto que el remake de su viejo éxito "El muerto vivo" que grabó junto a Marina de Ojos de Brujo en la remozada versión de este disco.
El artista lució notoriamente emocionado durante varios pasajes de la rueda de prensa, especialmente cuando se le preguntó si recordaba a sus viejos compañeros de la calle La Cera, lugar al que se atribuye el nacimiento de la rumba catalana. De hablar pausado, y muy proclibe a la frase con picaresca, el cantante, compositor y padre de la rumba catalana, supo cautivar a la treintena de profesionales que se dieron cita en el Centro Tradicionarius del barrio de Gracia barcelonés.
Comenzó aclarando que no iba a hablar demasiado sobre sus intenciones o los motivos que lo llevaron a grabar este disco. "Pues cada vez que digo cuál es el mensaje, me terminan censurando". Luego agregó que se "indignaba con los que viven de vender dineros", y no hizo falta que diera más detalles.
En perspectiva, poco se puede dudar de que Peret ha sido la gran estrella de la canción popular en España. Su imán lo llevó a vender millones de discos en Europa y América, y su calidad artística ha sido indiscutible. Lo curioso para él mismo es "que tantos jóvenes lo reconozcan hoy día y que gusten de tocar sus canciones", en clara referencia a la enorme cantidad de grupos que hoy se dedican a evolucionar el género que de sus manos y su garganta saliera a la luz en los años sesenta.
El nuevo disco es impecable. Son once canciones que exhiben a un Peret pleno en la interpretación, y arropado por una calidad musical impactante. La producción artística del pianista Nacho Lesko es acertadísima, otorgando la oportunidad a que Peret se sienta muy libre y apostando por métodos tradicionales para la grabacíón de las voces. El mismo cantante explicaba que "en muchas canciones lo que escucharán será la voz de referencia", refiriéndose a la voz que se registra en las primeras tomas en el estudio.
Peret ha querido grabar las canciones que recordaba con mayor cariño de sus primeros años en la música. Canciones que de alguna u otra manera lo influyeron para dedicarse a este negocio que él dice "es un juego, un placer, para mí jamás ha sido un trabajo la música". En este sentido homenaje conviven los tangos "Malevaje" (de Discépolo y Filiberto) y "Por qué la quise tanto" (de Mariano Martinez y Rodolfo Taboada), con el samba de "La chabola", la zambra en "La medallona" o "La otra casa", y la copla de "María de la O". Por supuesto que todo perfectamente tamizado por el ventilador del veterano maestro.
Los destacados de "De los cobardes nunca se ha escrito nada", son el renovado "Rascayú" de su viejo amigo Bonet de San Pedro y que ya hubiera sufrido censura en la época franquista. Y por supuesto que el remake de su viejo éxito "El muerto vivo" que grabó junto a Marina de Ojos de Brujo en la remozada versión de este disco.
La perla de esta edición está marcada por el DVD que acompaña al CD de audio. El mismo posee un documental de alto contenido emocional, que muestra a un Peret confesional, nostálgico y con una sensibilidad muy contagiosa. Una muy buena entrevista actual en la que repasa toda su vida, está intercalada por entrañables imágenes de sus presentaciones en los años sesenta y setenta en la RTVE. Una manera muy didáctica de empaparse de la evolución de su arte y una oportunidad magnífica para revivir la simpleza gratificante de aquellas austeras producciones. Como el mismo Peret lo manifestara: "hecho de menos la alegría con que se vivía en aquellos tiempos. Hoy veo que nos falta alegría." Para compensar esta tendencia, cogió una guitarra y nos regaló una lección de ventilador. Un lujazo.
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