La Chicana explosionó hace un año atrás y se convirtió en dos discos maravillosos. El primero de Acho Estol, titulado “Buenosaurios”, y el segundo el de Dolores Solá, titulado “Salto mortal”.
Con Dolores hablamos de su primer experiencia solista y del futuro de la agrupación tanguera que más aire le ha dado al género en los últimos tiempos.
Tu disco solista, antes el de Acho, es esto una división o una multiplicación de La Chicana?
DOLORES SOLÁ: Multiplicación de La Chicana diría yo, porque creo que esta experiencia por separado que estamos viviendo es algo que necesitábamos los dos. Teníamos ganas de hacer lo nuestro, y venía bien para airear un poco la relación musical y laboral.
En el caso de Acho fue maravilloso, porque convocar a esa cantidad de grandes cantores fue un gran reconocimiento que él obtuvo como compositor. Y cada vez que trabajas con un músico, se crea una relación que te enriquece. Algunas más y otras menos, por supuesto. Y en el caso de “Buenosaurios”, fue maravilloso. Yo también me enriquecí porque lo presentamos en vivo en el entorno de La Chicana y también pude cantar algo. Y como pareja de él, ha sido una gran alegría.
En mi disco él también participó en tres o cuatro temas, así que también obtuvo lo suyo del asunto.
Y yo aprendí muchísimo, siempre había cantado bajo la tutela artística de Acho, que tiene una impronta muy fuerte, es el compositor y arreglador de La Chicana y siempre ha sido músico. Yo empecé a cantar a los 27 años, así que haber encarado este proyecto sola era un gran desafío. Quería hacer un disco conceptual, que no fuera un rejunte de bonitos tangos cantados por una mujer, quería algo más pesado. Es un homenaje a una época y a estos tres cantores, con un repertorio muy audaz, muy jugado, muy lúdico.
Qué has tomado en cuenta para escoger entre este repertorio tan amplio, como es el de Corsini, Magaldi y Gardel?
Lo primero que hice fue bucear en el repertorio de los tres, no tanto para hacer un homenaje a ellos, sino porque son los cantores que más me gustan.
Entonces como estaba buscando canciones que valieran la pena ser cantadas y que no hubieran sido demasiado interpretadas posteriormente, pensé que la mejor manera de descubrirlas sería a través de mi cantante preferido. Realmente si una canción interpretada por ellos no es muy bonita, puedes olvidarla, porque ellos todo lo mejoran.
Y comencé a descubrir un universo entre los tres que me fascinó. Además de ser los tres mejores cantantes criollos por excelencia, y de tener una identidad fuertísima, estaban en aquellos momentos inventando un género que era el tango. Entonces comencé a ver a tres jóvenes con una ilusión puesta en lo internacional o en Paris, que era la meca artística en aquel momento. O en New York, que ya comenzaba a ser una ciudad que marcaba tendencias en el arte. Y los tres estaban dispuestos a tocar géneros que no dominaban, como el fado, o el paso doble, o la canzonetta napolitana, o un foxtrot, o una opereta húngara, y eso me divirtió mucho. Me encantó descubrir ese juego en ellos.
Y no eran versiones puristas, era lo que a ellos les sonaba como fado, o como paso doble. Y los músicos también jugaban a tocar un fado o un foxtrot. Y aquella inocencia de la época me gustó mucho.
Ritmos que fueron aportados por aquellos inmigrantes que llegaban a Buenos Aires en aquellos años.
Claro. Buenos Aires estaba recibiendo una inmigración importantísima de españoles e italianos en gran parte. Fue lindo descubrir cuantos autores españoles había en el repertorio que estaba eligiendo, porque me hablaba de una gran generosidad entre los músicos argentinos y españoles, de como personas con solo un año de residencia en la ciudad, ya estaban componiendo unos tangazos. Como el caso de “Pobre milonga”, de Manuel Jovés y Manuel Romero, dos catalanes. Me gustó mucho ese criterio de la creación colectiva. Algo que sentí cuando presentamos “Buenosaurios”, como parte de una cantera, una generación que busca algo con mucho amor y con mucho entusiasmo.
Tienes relación con las otras cantantes de tango que trabajan en tu ciudad?
Con algunas no y con otras sí, como siempre ocurre. Casualmente, ahora en Buenos Aires comenzamos con un proyecto que presentamos todos los jueves con Lidia Borda, Rita Cortese, Teresa Parodi, Carolina Peleritti y yo. Cinco mujeres cantando folklore y tango, junto a dos músicos (Diego Rolón en guitarra y Dani Godfrid en piano). Es una tertulia musical que invita a todos los músicos o cantantes que quieran ir a probar sus cosas nuevas. Es un ámbito de experimentación.
Veo que tus intereses musicales exceden al tango.
No me pongo límites. Me gusta mucho la música en general, escucho mucho flamenco, world music, música africana, fado, un poco de rock también, cuando aparece algun grupo francés también lo escucho, música árabe, bastante variado. Ahora venimos de viajar por Sicilia en coche, y con Acho por la noche grabábamos en el hotel unos discos para escuchar en el viaje. Y eran totalmente esquizofrénicas las selecciones, de repente aparecía el Tata Cedrón, y el siguiente tema era David Bowie, y después saltaba a “Alabama song” cantada por Kevin Johansen y pegado podía venir Julio Decaro. Eran totalmente esquizofrénicos (se ríe).
Te hemos visto en el cine también (Ciudad en celo). Te han ofrecido otros papeles ultimamente?
No, no me han llovido ofertas ni mucho menos. Acabo de grabar una miniserie con la RAI italiana que me llevó varios meses de rodaje, pero no es un resultado de “Ciudad en celo”. Me han acercado algunas cosas, pero no me parecieron muy interesantes tampoco. Siempre estoy abierta a que si aparece algo que me gusta, encantada de aceptar.
Disco nuevo con La Chicana?
Sí, será un disco doble y nos dará mucho trabajo y comenzamos a grabarlo ya mismo en Buenos Aires. La idea es que un disco sea de canciones nuestras y el otro de covers. Y serán covers bastante audaces, desde tango chino, alemán hasta Charly García. Pero no puedo adelantar mucho, porque no se bien en que terminará todo. Te puedo contar que cantaré en ruso, y luego el tema queda afuera...(se ríe). Será ecléctico seguro.
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