Nestor Kirchner. |
Desde Buenos Aires,
escribe Tom Dieusaert.
Me llama la atención que nadie lo viera venir, luego de dos operaciones de urgencia en 2010 y "la preocupación sobre su salud" expresada por sus médicos, cuando éste retomaba su actividad frenética. Es una sorpresa que la muerte repentina de K sea una sorpresa. Quizás esto habla sobre los tiempos que vivimos, estamos viviendo al día.
No sabemos, con los terremotos, tsunamis y debacles financieros, si llegaremos a la próxima semana. Y K también vivía así, como un desesperado, como si cada día fuera una batalla ganada. Debe ser parte de la mística peronista, esa parte voluntariosa, luchadora, heroica. El político argentino no puede ser un contador gris, aunque sea bueno: "un contador a quien pudiéramos confiar nuestras cuentas".
Llegué por primera vez a Buenos Aires cuando asumió K y se siente raro vivir ahora en una Argentina donde no esté más. No me siento huérfano, como expresó Evo Morales emocionado, llegando a Aeroparque. Pero hay una incertidumbre en el aire, porque como escribía algún cronista del periódico La Nación, con Kirchner "un líder recuperó la autoridad presidencial". Seguro el cronista se refería al contraste del estilo K con el pusilánime suegro de Shakira y a los famosos cinco (¿quiénes eran?) presidentes durante el corralito.
Nestor Kirchner durante su presidencia en Argentina. |
Es verdad, uno sentía que K manejaba el país políticamente, negociaba a alto nivel y resolvía "cosas". De esta forma resolvió no pagar al FMI o a los tenedores de bonos en Italia, negociaba con los medios "la pauta oficial" y si era necesario mandaba a los camioneros a bloquear la salida de Papel Prensa. No hay duda que el mérito de Néstor fue recomponer al país después del desastre del 2002.
Pero después se fue de mambo, postulando a su propia mujer, en un acto abierto de desprecio por la República. Seguramente ya pensaba a estas alturas que el país no podía funcionar sin él. Pero llego hasta ahí, no tenía la talla de hombre de Estado, no tenia visión. Hizo intentos, pequeños pasos, como el de derogar las leyes de Obediencia Debida, pero después necesitaba seguir adelante, resolver esto rápido. Castigar a todos los culpables, aclarar el pasado y adiós. No estirar el tema interminablemente para sacarle jugo político. Pero no, se quedó corto. Porque no quería o podía ir más lejos.
Otro ejemplo: Junto con Cristina, Néstor entabló una pelea "con el campo", una disputa estéril y burda, que castigaba igual a los pequeños productores que a las grandes empresas, como Bunge, Cargill, ADM, que son los que sacan millones del país, o como hacen las petroleras en la provincia de Santa Cruz. Seguro que Néstor como gobernador negociaba con las petroleras, pero los números que arrojaban estas negociaciones los desconocemos. Son sólo para su círculo exclusivo e íntimo.
Al final - como me dijo una amiga que trabaja en Cancillería - los K's se comportaban como unos dirigentes municipales. Con sus pequeñas rencillas, sus egos desmesurados, sus actos a la bandera y otros solemnidades al cohete.
Para el muy vociferado Bicentenario, el plan era exponer la obra magnífica restaurada de Siqueiros - Ejercicio Plástico - detrás de la Casa Rosada, pero el mural quedó encerrado en un galpón, objeto de una lucha judicial. Vaya mediocridad.
En este instante estoy sentado en la calle Lavalle al 1900 en un cafetín. Afuera veo un hombre flaco, rengo, de unos 55 años, con una camiseta de Coto y unos pantalones desgastados, removiendo la basura afuera. Adentro está encendida la tele - todo el mundo en Argentina mira tele, incluso durante la comida - TN Noticias, canal enemistado con los K, que ahora se pone en actitud hipócrita de luto, mostrando las imágenes de la gente haciendo cola ante el ataúd y políticos aterrizando en aviones privados. Un gastadero de dinero impresionante.
La impresión que da el pueblo argentino hoy en día es la de un pueblo apático, abatido. Como que después de tantos cambios, dictadura feroz (en los 70), democracia con inflación (en los 80), burbuja primermundista (en los 90), y un sistema mixto de capitalismo con retórica setentista recalentada (en los 00), la gente no sabe más qué hacer o qué pensar.
El futuro es una incógnita pero está bueno que así sea, porque con K hace rato no había nada nuevo, ninguna esperanza de que algo interesante pudiera pasar.
Habrá 3 días de luto oficial por la muerte del Diputado. Después la vida volverá a la normalidad: Protestas gremiales, cortes de ruta, hambre en el Chaco, elecciones, fútbol y Showmatch.
Por suerte, también estarán la pasta fresca, el mate matutino, el humor negro porteño, las librerías de Santa Fé y Callao… Y la primavera, con todas sus promesas.
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