Escribe Marcelo Espiñeira.
Hay noticias que causan sorpresa. Incertidumbre para unos, esperanza para otros. Lo cierto es que hace una semana atrás, un juez de la Audiencia Provincial de Navarra falló a favor de la “dación en pago” de un cliente moroso del banco BBVA que ya había perdido su piso, por impago de la hipoteca correspondiente.
El banco citado le reclamaba a su cliente el pago de más de 30.000 euros en concepto de gastos e intereses, sobre una deuda pendiente de 70.000 aún después de haber puesto en subasta pública el piso por impagos y además habérselo quedado por falta compradores.
Una historia tristemente conocida por más de cien mil familias españolas durante el pasado año 2010. Durísima realidad que no cuenta para las frías cuentas de entidades bancarias que ya han basado su volumen de negocios en el exterior o en mercados emergentes mucho más prosperos. Se calcula que el Santander depende actualmente de la salud económica de Brasil, mientras que España representa apenas un 12% de sus negocios ya expandidos por el planeta. Otro tanto, el BBVA cuestionado por el juez navarrés.
Estos clientes que pierden su piso por impago, seguramente están en el paro y buscando un empleo que cuando lo consigan no les alcanzará para cubrir la cuota de unas hipotecas contratadas en medio de la fiesta financiera de la década pasada. Es decir, que con empleo o no, estarán condenados a perder su sueño de casa propia, además de la pila de intereses y gastos ya abonados. Porque toda hipoteca que se ofrece en España prevee el pago adelantado de esta auténtica ingeniería diseñada para engordar los balances de Botín y cía. Uno comienza a pagar las paredes luego de dos o tres años de pago de punitorios previos.
Visto lo visto, exorbitantes salvatajes de por medio, hablo de los cientos de miles de millones de billetes que los gobiernos (que representan a todos los mortales) han destinado para mantener en pie a los mastodontes de las finanzas; cabría ahora mismo un mínimo gesto de su parte hacia los morosos que gustosos querrían pagar sus deudas de alguna manera. Pero va a ser que no.
La influyente agencia Moody´s, guardián explícito de los intereses de los “tiburones” de los mercados, ya advirtió sobre las consecuencias de esta sentencia navarra. Ha advertido que “los inversores en bonos hipotecarios temen un incremento de los impagos y la pérdida de valor de estos activos por la caída del precio de los inmuebles”.
Traducción al cristiano: “si pierdes tu piso por pringao, porque estás dentro del 20% de desafortunados que no tienen empleo en este país, no te atrevas a desafiar a los inversores en bonos hipotecarios. Piensa en ellos y en su desazón e intenta seguir pagando como puedas. Vete a buscar cobijo a la casa de tus padres que ya son pensionados, si es necesario desarma tu familia, pero paga. Has entendido?”.
Se sabe de sobra que en EEUU, Inglaterra y demás países que no conciben el abuso legal sobre sus ciudadanos, si una persona no puede seguir pagando su hipoteca, tiene la opción de entregar el inmueble para saldar su deuda. Muy lógico, por otra parte.
Aquí, todavía no. Aunque este juez haya opinado sobre esta injusticia mayúscula, aún no existe jurisprudencia. Deberían multiplicarse por dos los fallos en el Supremo, para influir en las próximas contiendas judiciales.
Los morosos españoles que se han hipotecado por 130, cuando su pisito valía 80 en el mercado al momento de la compra, ahora ya no pueden pagar más. Sin trabajo, se encuentran que todavía deben los 80 que realmente valía el piso, pero ahora el banco les dice que el piso vale solo 50 y que aún les deben 30. O sea, que se quedarán sin el piso, y endeudados para varias cosechas.
Se calcula que medio millón de hogares están en esta situación humillante. Una encrucijada que requeriría una intervención mucho más seria que la de la ministra Salgado, otra cancerbera de los sagrados intereses de los realmente poderosos en estas latitudes.
Si un juez de Navarra ha podido decir algo convincente al respecto, ¿por qué todo este ejército de políticos que tenemos no es capaz de insinuar una solución siquiera?
Comentarios
Publicar un comentario