Ministra Sinde. |
Escribe Marcelo Espiñeira.
El debate sobre los derechos de autor continúa y continuará. La llamada Ley Sinde, en honor a la cineasta devenida ministra de Cultura del gobierno socialista de Zapatero; no lo zanjará, ni mucho menos.
A todas luces, una ley mal llevada, poco consensuada y sancionada a las apuradas, bajo fuertes presiones externas. Provenientes de la fuerte industria hollywoodense, instrumentada a través de embajadores americanos y hasta de Barack Obama en persona. Wikileaks ya desveló muchos documentos al respecto. No caben dudas.
La ministra ya puede regresar a los sets de filmación, quizás de donde nunca debió haber salido. Porque la política no se le da bien, todo lo contrario. Su gestión ha sido tan pálida como el gobierno que integra, desdibujada, sin un rumbo concreto, poco enterada y muy lejos de las expectativas de la gente.
La realidad pura y dura, es que existe la tecnología suficiente, y además muy asequible, para que circulen copias en formato digital de las canciones, las películas y hasta los textos literarios de todo creador conocido. Es una libertad de acceso a la cultura que la web nos ha proporcionado. La enorme mayoría de internautas, ya lo damos por descontado. Es un derecho adquirido. Plantear esto como un delito grave de la noche a la mañana, es al menos arriesgado y también poco ético.
En Francia, Sarkozy intentó cortar por lo sano, persiguiendo a los usuarios que usaban “demasiado” sus ordenadores para descargar ficheros. El tiempo no le está dando la razón, las descargas han aumentado en su país. Prohibir no siempre funciona. Escuchar los consejos de alcoba de Carla Bruni, parece que tampoco.
La Ley Sinde pretende cargarse a las 200 webs que alimentan las descargas en este país. Todos opinan que será imposible. De un lado y del otro. Creadores e internautas se unen para criticar este texto legal.
Lo único que instalará, es la duda sobre si una descarga es algo tan ético de realizar o no. Para los chavales de doce años esto es impensable. Se han criado en la descarga. Desde Pocoyó hasta la nueva de Nicolas Cage, ha salido de un ficherito del Emule.
El debate de fondo no se da. ¿Es posible mantener el antiguo sistema de comercialización de la cultura? No, en absoluto.
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