Una crítica de Lilian Rosales de Canals.
La
narración entonces se torna de lentísima combustión, un verdadero tedio, con un
ritmo repetitivo y monótono. Suponemos que la intención primera era insistir en
el rendimiento íntimo mediante el empleo de un ritmo aletargado, acento del
clima emocional que subyace a la historia. Pero la dosis parece excesiva en su
conjunto. El montaje colabora terriblemente en la tarea. Cortes abruptos de
secuencias sin aparente significación y planos fijos excesivamente largos se
confabulan para dejarnos presas de una incógnita ¿qué pretende resaltar el autor
con este ejercicio de interminable paciencia? Entiendo así que sea una apuesta
atrevida y riesgosa como bien manifiesta.
El
film del debutante Antonio Méndez Esparza "Aquí y Allá" que
ambiciosamente explora el controversial tema de la inmigración, es la
coproducción española-estadounidense con más premios en 2012 (Semana de la Crítica de Cannes).
Sorprende que aupada por la crítica mundial esta película resulte de una
desafortunada mezcla entre ficción y documental, en claro ejercicio repetitivo
del género "cine social y de denuncia" común en la industria
latinoamericana, con el agravante de un empleo desaprovechado de los recursos
narrativos.
De idas y venidas
El
"aquí" se desarrolla en un minúsculo pueblo montañoso y escasamente
poblado del Estado de Guerrero (México), lugar donde reside Pedro De los Santos
Juárez y Teresa Ramírez Aguirre, sus hijas Lore (Lorena Pantaleón
Vázquez) y Heidi (Heidi Solano Espinoza). El "allá" es la Nueva York de las
oportunidades hasta donde Pedro (como inmigrante ilegal) ha de ir y volver en
busca de recursos y de un sueño propio.
Del
interés por retratar la inmigración que abunda por doquier en la ciudad
norteamericana donde reside el autor, nace esta narración basada, en una historia
real. Méndez Esparza ya venía trabajando en el tema con la producción de
cortometrajes. El más destacado "Una y Otra vez", fue el ganador de
sendos premios en diversos festivales y es también, el germen de la producción
que nos ocupa cuando por acumulación de historias recopiladas, introduce
sucesivas modificaciones al guión original. En ese trance y en busca de actores
no profesionales, conoce a Pedro en un supermercado de la capital
norteamericana. Era la tercera vez que el trabajador mexicano regresaba a aquel
país y lo hacía con la firme intención de fundar una banda musical. Bastará
este nuevo ingrediente para que el director español de 36 años le siguiera,
cámara en mano, y se trasladara hasta el "aquí" durante dos meses en
busca de su ópera prima.
Los protagonistas de "Aquí y allá" andando por las calles de Tlapa (México). |
Caben
muchas lecturas
"Aquí
y Allá" es una historia sobre el hogar y la separación, la
responsabilidad, la esperanza y el miedo, sobre los sueños y las renuncias,
sobre las oportunidades, las decisiones
y sus consecuencias. En este sentido parece superar la premisa de la
emigración meramente mexicana que se supone el eje de la historia, y apoderarse
de un ánimo universal. Durante aquellas idas y venidas del protagonista, el
director descubre que la experiencia de Pedro no es nada singular, que los
movimientos fronterizos son un fenómeno tremendamente común en aquellos predios
como resultado de la globalización y la mordida feroz de la crisis financiera
mundial. El film así deja traslucir una manifiesta admiración de Méndez hacia
el colectivo que conforman aquellos inmigrantes quienes anteponen, en su
incansable búsqueda, la satisfacción de intereses familiares a los propios.
Es
posible que desde la perspectiva de un cine harto de clichés, la producción del
novel cineasta de Alcobendas parezca una ruptura. Hacer cine sin recursos puede
ser interpretado también como una proeza
digna de halago pero no es suficiente razón para la ovación. Similares
esfuerzos con buenos resultados abundan en la cinematografía latinoamericana
del género "cine social". Pero está claro que legítimamente las
lecturas pueden ser muy variadas. La apuesta, que no deja de ser arriesgada
desde la óptica comercial, centra sus fortalezas en un chivatazo al sistema
para luego adentrarse en los personajes, revelando su interioridad aunque sin
alcanzar un calado muy profundo en situaciones límite. Pese a ello, su
contribución desde un cine sin grandes pretensiones formales en apariencia, es
el tratamiento austero del tema de actualidad, la sencillez formal, el estilo
limpio, serio y ascético que renuncia a los tradicionales recursos narrativos,
complejos y elaborados, con la intención quizá de horadar el alma de sus
protagonistas en ese naturalismo que no cabe dudas, alcanza. Probablemente de
aquí parta la sobrevaluación que ha merecido, en contrapartida del cine que
inunda las salas.
Las hijas de Pedro en una escena del film "Aqui y allá". |
Crítica
por inercia
La
crítica social le viene por inercia: "tratar de huir de eso es imposible.
Luego puedes ser más o menos consciente y procurar hacerlo más o menos
evidente" señala el autor. "La película puede ser un instrumento pero
en mi caso, logré verlo al acabarla. El editor me decía al acabarla que veía de
otra manera a los mexicanos que atienden como meseros o pasean ancianas, y por extrapolación, a otros colectivos que
desempeñan trabajos similares como los indios. Mi crítica no es una denuncia
activa. Intento transmitir desde la recreación, lo que la observación y el
aprendizaje me han dejado de aquella experiencia".
Sin
embargo, hurgando en sus entrañas mediante un análisis minucioso y más allá de
la atribuida función de crítica social que asegura su creador le viene de
gratis, hay un abandono de las formas narrativas y estéticas. Como por
impericia rehúye de explotar subtramas y secuencias potencialmente ricas,
capaces de dar más de sí, (sobre todo en lo que a tono emocional se refiere, en
busca de algún clímax dramático) en beneficio de otras que no pareciesen requerir
tal subrayado. Aquí, la forma se luce excesiva y se superpone inexplicablemente
a la historia. Como cuando recalca con metraje la escena de las niñas
disfrutando de las canciones que el grupo de su padre entona.
El director Méndez Esparza |
Subraya,
aunque sin matiz melodramático alguno, la secuencia que muestra los avatares
que padece el personaje ante la precariedad del
sistema sanitario que retrata. Sin embargo creo que las miserias de la
clase baja mexicana proporcionan suficientes argumentos a cualquier director de
ojo afinado y buena garra para plasmar con mayor intensidad tal situación.
Méndez Esparza parece ajeno a esta posibilidad de momento.
Escena rural en "Aquí y allá" |
Tensión
de géneros
En
cuanto a la actuación, si bien es innegablemente valioso el empleo como
protagonistas de quienes encarnan la historia en la vida real, en su pretensión
de hacer un cine de ficción resulta una gran osadía de cojera interpretativa.
Si lo que buscaba era mostrar un sistema lleno de vicios, opresivo hacia las
clases desposeídas, y hurgar en la llaga de las víctimas con el dedo, vale más
que hubiese dejado clara su intención como documental al estilo del austríaco
Ed Moschitz en "Mamá ilegal".
Pese
a que el film está construido como una ficción, a los ojos del espectador
parecerá que el carácter documental (no intencionado) gana gran relevancia,
tanta que casi fagocita la apuesta primera. Existe entonces una clara tensión
de géneros, que no convivencia. A propósito Méndez afirma "que esa tensión
parte del propio espectador que duda y se cuestiona lo que está viendo. La
película se nutre de la realidad de sus personajes, de sus evidencias e
historias. Luego, yo trato de desarrollar una aproximación lo más fielmente
posible a la realidad".
En
ocasiones las historias llaman a la puerta de los creadores pero, es imprescindible
no solo esa buena dosis de sensibilidad sino también el adecuado manejo de los
recursos a fin de convertirlas en un descubrimiento para la audiencia y en esa crónica
extraordinaria para la crítica. Siendo primerizos la mayoría de los
involucrados en “Aquí y allá”, esta historia de dos horas termina con
demasiadas cosas por decir en torno a un tema abordado con excesiva ambición.
Su reto será la taquilla. El autor revela: "no creo que se trate de una
película difícil e inaccesible para el público. No me parece una
"marcianada". Las películas se van esquinando por una multiplicidad
de factores y quiero creer que hay demanda para la nuestra".
"Aquí y allá" de Antonio Méndez Esparza
se ha estrenado el 1º de marzo en las
salas españolas.
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