Escribe Marcelo Espiñeira.
Los sismógrafos de la política se estremecieron el pasado 26M luego del batacazo en las urnas por parte de los partidos tradicionales europeos. Las encuestas anticipaban una fuerte atomización del voto al Parlamento de la UE pero el resultado fue más allá de estos pronósticos. En España apareció con nitidez un tercer espacio, confrontado al bipartidismo habitual que ha mantenido la alternancia en el poder de populares y socialistas durante los últimos cuarenta años.
Bien se sabe que los comicios europeos son proclives a deparar novedades estruendosas, aunque lo sucedido en mayo pasado ha excedido la protesta o la excentricidad traducida en un voto. El descontento masivo es real, el desempleo juvenil está por las nubes y una enorme cantidad de estos jóvenes parecería estar dispuesto a implicarse en un proceso que cambiase profundamente las estructuras mismas de la UE. Aunque es importante que aclaremos que el voto protesta no fue igual en casi ningún país. Por ejemplo: los franceses apoyaron a la ultraderecha de Marine Le Pen, en un claro gesto de aprobación al populista discurso de una candidata que anunció que acabaría con la UE desde sus entrañas. Escasa amabilidad hacia la población inmigrante y una recuperación de la soberanía política-económica han sido las promesas de Le Pen. Ahora, el socialista Hollande deberá apoyarse en el ala dura de su partido (Manuel Valls) para sobrevivir en El Eliseo hasta 2017, algo que no le resultará sencillo.
El lider ultranacionalista británico Nigel Farage arrasó con el 30% de los votos, y los ingleses poblarán así de euroescépticos la institución que les resulta más despreciable. Nadie asegura que mantengan este voto en clave local para mayo de 2015, porque nunca lo han hecho antes, pero el gobierno de Cameron ya ha tremolado con fuerza.
Algo muy diferente suele suceder en nuestro país, donde las europeas anticipan tendencias que más tarde acaban confirmándose en clave nacional. Por tal motivo, el ascenso de Izquierda Unida y Podemos no ha pasado desapercibido para nadie, salvo para Rajoy. En paralelo, la debacle sufrida por PP y PSOE ha sido tan marcada como histórica. Entre ambas fuerzas no sumaron ni el 50% de los sufragios, cuando siempre estaban acostumbrados a repartirse más del 80% del electorado entre ambos. Esta vez, Izquierda Unida, Podemos, UPyD, CiU, PNV, Esquerra, Ciutadans y Bildu fueron elegidos por el 40% de los votantes. Inédito, aunque muy variopinto, el tercer espacio político ya existe en España. El probable final de la hegemonía PP-PSOE sacudió también los cimientos de la Casa Real, que inmediatamente apeló a la mayor operación de maquillaje de su historia, con la abdicación de Juan Carlos y la proclamación del nuevo Rey Felipe VI.
Rubalcaba fue la otra gran cabeza que se cobraran los resultados europeos. A día de hoy, el PSOE intenta regenerarse en tiempo record, tras las primarias ganadas por el joven diputado madrileño Pedro Sánchez, con el voto masivo de los andaluces socialistas. Una loable reacción, tan necesaria para la propia supervivencia de esta formación, ya que el voto de Izquierda Unida y Podemos los carcomió directamente en sus canteras tradicionales.
El caso de Podemos ha sido el más comentado y sigue siéndolo aún hoy. Todos hemos opinado sobre su líder Pablo Iglesias, un profesor universitario con una fuerte tendencia al monólogo hipnotizador que es un habitual en las tertulias políticas de la tv vernácula. Su discurso, bastante radical, ha cautivado a buena parte de los jóvenes indignados del movimiento 15M, pero es evidente que su figura podría crecer en un
futuro cercano. Por tal motivo y porque preocupa bastante su ascenso meteórico a buena parte del establishment, su persona ha recibido descalificaciones variadas en los últimos meses. El Partido Popular parece haberlo elegido como su principal adversario de cara a lo que pronto vendrá. Esta maniobra no oculta un ansia del PP por el voto moderado que jamás votaría a un candidato con las propuestas de Iglesias. Un escenario con fantasmas radicales (antes ETA) siempre ha animado a los dirigentes populares, es su especialidad.
En cambio, el PSOE lo tendrá complicado con Podemos. En todo caso, lo interesante sería que Iglesias aclarara mejor sus intenciones, ya que de momento ha presentado un programa plagado de quimeras imposibles, rozando el populismo 2.0 de Beppe Grillo en la vecina Italia.
Con las deficiencias del caso, el tercer espacio ofrecerá nuevas fórmulas a los que voten por el cambio en 2015. También en Catalunya, donde Ada Colau de la PAH está presentando su formación municipalista Guanyem Barcelona con la que podría acceder a la alcaldía de esta ciudad, si consiguiera aglutinar el voto que persigue gestiones diferentes.
Los sismógrafos de la política se estremecieron el pasado 26M luego del batacazo en las urnas por parte de los partidos tradicionales europeos. Las encuestas anticipaban una fuerte atomización del voto al Parlamento de la UE pero el resultado fue más allá de estos pronósticos. En España apareció con nitidez un tercer espacio, confrontado al bipartidismo habitual que ha mantenido la alternancia en el poder de populares y socialistas durante los últimos cuarenta años.
Bien se sabe que los comicios europeos son proclives a deparar novedades estruendosas, aunque lo sucedido en mayo pasado ha excedido la protesta o la excentricidad traducida en un voto. El descontento masivo es real, el desempleo juvenil está por las nubes y una enorme cantidad de estos jóvenes parecería estar dispuesto a implicarse en un proceso que cambiase profundamente las estructuras mismas de la UE. Aunque es importante que aclaremos que el voto protesta no fue igual en casi ningún país. Por ejemplo: los franceses apoyaron a la ultraderecha de Marine Le Pen, en un claro gesto de aprobación al populista discurso de una candidata que anunció que acabaría con la UE desde sus entrañas. Escasa amabilidad hacia la población inmigrante y una recuperación de la soberanía política-económica han sido las promesas de Le Pen. Ahora, el socialista Hollande deberá apoyarse en el ala dura de su partido (Manuel Valls) para sobrevivir en El Eliseo hasta 2017, algo que no le resultará sencillo.
El lider ultranacionalista británico Nigel Farage arrasó con el 30% de los votos, y los ingleses poblarán así de euroescépticos la institución que les resulta más despreciable. Nadie asegura que mantengan este voto en clave local para mayo de 2015, porque nunca lo han hecho antes, pero el gobierno de Cameron ya ha tremolado con fuerza.
Rey Felipe VI |
Pablo Iglesias de Podemos |
El caso de Podemos ha sido el más comentado y sigue siéndolo aún hoy. Todos hemos opinado sobre su líder Pablo Iglesias, un profesor universitario con una fuerte tendencia al monólogo hipnotizador que es un habitual en las tertulias políticas de la tv vernácula. Su discurso, bastante radical, ha cautivado a buena parte de los jóvenes indignados del movimiento 15M, pero es evidente que su figura podría crecer en un
Ada Colau de Guanyem Barcelona |
Con las deficiencias del caso, el tercer espacio ofrecerá nuevas fórmulas a los que voten por el cambio en 2015. También en Catalunya, donde Ada Colau de la PAH está presentando su formación municipalista Guanyem Barcelona con la que podría acceder a la alcaldía de esta ciudad, si consiguiera aglutinar el voto que persigue gestiones diferentes.
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