Escribe Marcelo Espiñeira.
Con el precio del barril de brent cayendo en picada y el cambio producido en el mercado petrolero, tantísimos analistas se preguntan por la verdadera causa de estos serios ajustes. Muchos se apresuran en señalar al auge del fracking norteamericano y la posible sobreexplotación del suelo estadounidense como fuente de la caída. El gobierno venezolano ha preferido esta opción con tal de justificar la asfixia financiera que padece su economía hiperdependiente de los ingresos por la venta del crudo. La Venezuela de Maduro, junto a Irán, Guinea Ecuatorial, Nigeria y Chad son los países más afectados por un precio que no ha superado los U$s 60 durante el último mes.
El esquisto de EEUU ha trocado ciertamente el mapa de los combustibles fósiles, pero no es la única variable que ha puesto su cotización a la baja. El bajón experimentado por la demanda mundial es otra causa determinante en el proceso. Desde 2008, el precio del barril ha bajado de 147,27 dólares hasta 59. China y Europa se han desacelerado, la producción mundial está en su cenit y el fracking ha ampliado el club productivo. En este escenario, los países tardíos en sus reacciones, aquellos que no han diversificado su economía productiva y continúan esclavos del oro negro, sufrirán bastante. La última reunión de la OPEP (30% de la producción mundial) puso en evidencia la negativa de Arabia Saudí en restringir su producción para subir los precios. Los árabes tienen un colchón financiero muy importante que les permitirá aguantar bastante bien la merma de ingresos del crudo. Prefieren mantener a su clientela bien atendida y respetar la nueva cotización del barril. Un caso contrario al de Rusia que podría ver muy afectada su economía si el precio no se recuperara en un período corto de tiempo.
Con el precio del barril de brent cayendo en picada y el cambio producido en el mercado petrolero, tantísimos analistas se preguntan por la verdadera causa de estos serios ajustes. Muchos se apresuran en señalar al auge del fracking norteamericano y la posible sobreexplotación del suelo estadounidense como fuente de la caída. El gobierno venezolano ha preferido esta opción con tal de justificar la asfixia financiera que padece su economía hiperdependiente de los ingresos por la venta del crudo. La Venezuela de Maduro, junto a Irán, Guinea Ecuatorial, Nigeria y Chad son los países más afectados por un precio que no ha superado los U$s 60 durante el último mes.
El esquisto de EEUU ha trocado ciertamente el mapa de los combustibles fósiles, pero no es la única variable que ha puesto su cotización a la baja. El bajón experimentado por la demanda mundial es otra causa determinante en el proceso. Desde 2008, el precio del barril ha bajado de 147,27 dólares hasta 59. China y Europa se han desacelerado, la producción mundial está en su cenit y el fracking ha ampliado el club productivo. En este escenario, los países tardíos en sus reacciones, aquellos que no han diversificado su economía productiva y continúan esclavos del oro negro, sufrirán bastante. La última reunión de la OPEP (30% de la producción mundial) puso en evidencia la negativa de Arabia Saudí en restringir su producción para subir los precios. Los árabes tienen un colchón financiero muy importante que les permitirá aguantar bastante bien la merma de ingresos del crudo. Prefieren mantener a su clientela bien atendida y respetar la nueva cotización del barril. Un caso contrario al de Rusia que podría ver muy afectada su economía si el precio no se recuperara en un período corto de tiempo.
Entonces ¿quiénes ganan con este precio tan bajo? Seguramente que todos los países con perfil comprador, entre los que figura España, que podría reducir su factura anual en algo más de €15.000 millones y por supuesto que China o Alemania, por citar a los compradores más importantes.
¿Y EEUU? Pues en EEUU esta nueva cotización podría generar tantos ganadores como perdedores. Es importante considerar que los productores norteamericanos no pueden exportar crudo por ley, una legislación sancionada luego de la crisis del ´76 que dejó al país al borde del desabastecimiento. Es decir que sólo exportan productos derivados o destilados. La aprobación de numerosas zonas de explotación por fracking ha disparado la cantidad de operadores petroleros en suelo americano. Los más grandes tienen el fuelle financiero necesario para soportar algunos años de precios bajos como los actuales, sin embargo los operadores pequeños tienen los días contados si no pueden afrontar el pago de los préstamos que han debido solicitar, y paradógicamente el oro negro podría convertirse en su futura ruina financiera.
En aguas turbulentas, los peces grandes suelen devorar a los más pequeños. Esta lectura más realista podría hacerse ahora mismo sobre el expansivo mercado del esquisto americano. Si el sobredimensionado mercado del fracking que denuncia Venezuela fuera cierto, entonces los grandes monopolios podrían estar apostando a favor de una fusión de la plaza que les permita tomar mejores posiciones futuras. Aun a costa de pinchar esa burbuja del esquisto que muchos analistas económicos venían denunciando durante el último año.
Venezuela es uno de los productores más afectados por el bajo precio del crudo. |
La corta visión de algunos y la excesiva ambición de otros, la eterna vigencia de la geopolítica vuelve a darnos otra lección económica. De momento, nos toca estar en el bando de los beneficiados, al menos esta vez.
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