Con los primeros días de la primavera, el mercado discográfico comienza a agitarse, como sucede cada año. Así, durante el pasado abril y la primera semana del presente mayo, unos cuantos artistas de peso han aprovechado para publicar sus últimas colecciones.
Figuran en esta lista Radiohead, PJ Harvey o Beyoncé entre las ediciones más interesantes. A la que también se han sumado el rock indie de los Parquet Courts o el folk melancólico de Marissa Nadler, entre otros.
P.J. HARVEY
The Hope Six Demolition Project
4/5
Registrado a la vista de todos tras el cristal de un estudio londinense, el noveno disco de P.J. Harvey está hermanado al trabajo del fotoperiodista Seamus Murphy. De sus viajes por Kosovo, Afghanistan y Washington DC se nutren estas once canciones de sonido tan fresco e intenso como al parecer inacabado. Tal cual sucedía en Let England Shake (2011), la compositora describe con crudeza escenarios miserables asociados a cuestiones de geopolítica, aunque esta vez apunte hacia el corazón de los EEUU. Así, la violencia, la pobreza y el hambre se entrecruzan con la esperanza, el amor y el blues. The Community of Hope abre la placa con un festivo ritmo soul que involucra a un coro instalado entre la ironía y la rabia. Enseguida The ministry of Defense nos devuelve a la desafiante PJ modelo de los 90, con cortante riff de guitarra incluido. El clima crítico continúa en la hermosísima y despojada A line in the sand, donde la voz de la cantante alcanza su mejor forma. La melancólica (casi en el estilo de los oscuros Morphine) Chain of keys retoma el camino tortuoso del disco anterior. Como un canto nocturno de alguna tribu originaria, resuena la impactante River Anacostia, una de las canciones fundamentales del disco. Near the Memorials to Vietnam and Lincoln es otra razón indispensable de esta edición, irónica hasta el límite nos obliga a tararear un estribillo pegadizo que habla de los muertos en combate que carga EEUU sobre sus espaldas. De estructura básica (casi como una maqueta antes del registro) la canción es una daga precisa que desangra al oyente. En Medicinals la voz de PJ vuelve al centro para contorsionarse en eficaces volteretas al cobijo de unos arreglos de viento desconsolados. El espíritu omnipresente del blues del delta sirve de plataforma en la aguerrida The Ministry of Social Affairs. El impacto más contundente probablemente llegue con The Wheel, pieza de rock vanguardista, elegante y puramente en el estilo de esta brillante artista.
PARQUET COURTS
Human Performance
4/5
En su tercer trabajo de estudio el cuarteto de Brooklyn alcanza el punto justo en su bien calibrada música. Ruidoso pero nunca anárquico, el sonido de Parquet Courts resulta menos radical que el de Sonic Youth pero a la vez tan estimulante como el de Talking Heads o Television a principios de los 80. Decididamente en el estilo de los rockeros residentes en La Gran Manzana, lucen preocupados por cincelar cada canción como cuidadosos orfebres hasta en el más ínfimo detalle. Sobre una maqueta de punkrock, el diseño de este exquisito Human Performance se compone de pequeñas buenas ideas, mucha inspiración y un estilazo en la producción. En la versión digital, el disco cuenta con otro track de apertura: Already dead suena como una buena canción de los Clash, lenta y arrastrada desde la modorra del cantante. Dust parece más idóneo para abrir la lata, marchoso y paranoico, nos cuenta que el polvo está por todos lados y que es mejor que barramos. La excelente Human Performance confirma que este grupo es mucho más que simple punkrock, de finos arreglos artrock, la pieza es especialmente interesante. Luego de Outside, Paraphrased o Keep it Even comprenderemos que este viaje es muy intenso y lejano a cualquier simple rapto musical evanescente. Esto es rock de alto voltaje, con sutileza constante y climas perfectamente logrados.
RADIOHEAD
A Moon Shaped Pool
5/5
Retando todos los convencionalismos comerciales del momento, los Radiohead editaron su noveno disco de estudio casi por sorpresa el pasado 5 de mayo. Ya anunciada su gira europea que los traerá a Barcelona (3 de junio) se podía intuir que el legendario quinteto inglés publicaría nuevo material de manera inminente. Lo que pocos contaban era que el nivel de A Moon Shaped Pool estaría a la altura de sus mejores trabajos. Aunque la mitad de sus canciones no resulten absolutamente nuevas para los más aficionados (porque algunas habían sonado en directos), el álbum es irresistible y magnífico en su concepción. Lírico, intenso y lleno de momentos sublimes, Yorke y los hermanos Greenwood se despojan parcialmente del abrigo electrónico para recuperar el aspecto más orgánico de su siempre interesante musicalidad. Con una inmisericorde metralla de magníficas armonías comienza todo, desde los violines expansivos de Burn the Witch, pasando por el austero piano solitario de Daydreaming y los bajos macizos de Decks Dark, una de esas gemas que el grupo nos suele ofrendar de vez en cuando. La candidez de Desert Island Disk a guitarra y voz compite en su hermosura con High and Dry (1995). El influjo del dubstep se resiste en la creciente Ful Stop que antecede a una maravilla orquestal llamada Glass Eyes, bastante cercana a esos paisajes bucólicos que solía dibujar Björk en sus mejores tiempos. Arpas y la inmaculada voz de Yorke se nutren de unos violines majestuosos, nunca antes más expresivos. En Identikit aflora el lado más sucio del rock despojado que puede practicar todavía el grupo, al contrario que en The Numbers, que tiene ese aura tan zeppeliniano en las guitarras de base. Mientras Present Tense es un Radiohead esencial, con una melodía bossanova en las guitarras y la tibia voz de Yorke sosteniéndolo todo. La experimentación melódica regresa en la raquítica Tinker, Tailor, Soldier... y todo finaliza a lo grande con la abundancia de True Love Waits, un himno pequeño en formato de nana, otro hallazgo más en su haber.
BEYONCÉ
Lemonade
4/5
Tan sorpresivo como excitante resulta el último trabajo de Beyonce. En líneas generales porque la cantante luce menos pendiente del sonido del momento y mucho más enfocada en su enorme potencial como artista de R&B. Apoyada en talentos como Jack White en la producción de la enérgica Don´t hurt yourself o la mano de oro de Kendrick Lamar en la potente Freedom, la megaestrella pop descarga el desamor sufrido tras su divorcio del rapero y empresario Jay-Z hasta encarrilarlo en inspiración pura. Una docena de atractivas canciones producidas de manera inmejorable, que indudablemente convertirán a Lemonade en su mejor álbum editado hasta la fecha.
EL PETIT DE CAL ERIL
La Força
3.5/5
Sin renunciar a su particular lenguaje encriptado, onírico y atemporal, el músico Joan Pons vuelve a regalarnos un nuevo capítulo de su obra basada en la más interesante variedad de matices. Sin virtuosismo instrumental alguno pero con recursos generosos en la fase de los arreglos, la aparente simpleza armónica de La Força acaba por estampar un paisaje melódico, intenso y sinuoso en el oyente. En perspectiva, el disco resulta una perla esperando a ser descubierta tras una profunda búsqueda, con reflejos que nos remiten a un psicorock introspectivo de alto voltaje. El suave falsete de Pons resulta un contrapunto ideal para una música que siempre mantiene el carácter y el dramatismo de manera intacta. Tras una aparente fragilidad general se esconde una potente catarata de pop bien engarzado.
BENJAMIN BIOLAY
Palermo Hollywood
3/5
El romance entre el crooner galo Benjamin Biolay y la ciudad de Buenos Aires queda definitivamente sellado en Palermo Hollywood, décimo disco del parisino. Iniciada su grabación en Francia y completada finalmente en un estudio del acomodado barrio porteño que titula el álbum. Con bandoneones y pinceladas de la poco afortunada cumbiarap a cargo de la actriz Sofía Wilhelmi, aquello que comienza muy bien en el tema que da nombre al disco, acaba resultándonos demasiado desparejo luego de escuchar atentamente el resto de las 14 canciones. Así, la bella chanson tanguera La débandade o la mística Pas sommeil conviven con la poco convincente cumbia fusión de Palermo Soho o el manido recurso de incluir el relato del gol de Maradona contra los ingleses en la insípida Borges Futbol Club. El que insinúa (por trayectos) convertirse en un álbum interesantísimo, no cuaja del todo porque la insólita combinación de estilos impide a Biolay llevar a buen término su profundo amor por la ciudad porteña, su gente y su música. No obstante, el experimento resulta interesante y se salva del incendio.
ALLISON MILLER´S BOOM TIC BOOM
Otis was a polar bear
4/5
El cuarteto liderado por la baterista de jazz norteamericano Allison Miller alcanza un sonido denso y erudito, pero apetecible desde el primer contacto. Al inmenso piano de Myra Melford y el preciso bajo de Todd Sickafoose se unen la inspiradísima corneta de Kirk Knuffke y el clarinete de Ben Goldberg. Si bien el combo puede estar pleno de referencias reconocibles, desde el blues de raíz hasta Thelonious Monk pasando por las estructuras del freejazz, el sonido nunca se estanca en formas rebuscadas. Delicado y vanguardista, con espacio muy confortable para el destaque de todos los instrumentos y la creación de atmósferas irresistibles, Otis was a polar bear nos sorprende con música fresca, lúcida y fantásticamente bien ejecutada. También conocida por ser una activa militante de la causa feminista, Allison Miller nos impresiona por su música limpia antes que por cualquier otro motivo del tipo politico.
MARISSA NADLER
Strangers
4.5/5
La musicalidad de Marissa Nadler se expande en su profundo y sombrío séptimo registro en los estudios. La mezzo soprano encausa magistralmente su relación con el folk sobre canciones melancólicas en verdadero estado de gracia. La extremada delicadeza y belleza fundida en Katie I know o Skycraper son ejemplos suficientes donde iguala el nivel de algunos de los mejores trabajos de artistas tan trascendentes como Kate Bush o la misma Joni Mitchell. Si bien las compositoras y cantantes nombradas siempre han sido referentes inapelables de la exótica figura de Nadler, creemos que ahora tiene la capacidad para resistir tan notable comparación. Doce años y siete discos nos ofrecen una perspectiva más que aceptable para coronar su talento como uno de los más atractivos dentro de la movida neofolk de la última década. Strangers amplia su buena condición a base de arreglos perfectos y una expresividad única, pródiga en la creación de atmósferas irrepetibles.
Figuran en esta lista Radiohead, PJ Harvey o Beyoncé entre las ediciones más interesantes. A la que también se han sumado el rock indie de los Parquet Courts o el folk melancólico de Marissa Nadler, entre otros.
P.J. HARVEY
The Hope Six Demolition Project
4/5
Registrado a la vista de todos tras el cristal de un estudio londinense, el noveno disco de P.J. Harvey está hermanado al trabajo del fotoperiodista Seamus Murphy. De sus viajes por Kosovo, Afghanistan y Washington DC se nutren estas once canciones de sonido tan fresco e intenso como al parecer inacabado. Tal cual sucedía en Let England Shake (2011), la compositora describe con crudeza escenarios miserables asociados a cuestiones de geopolítica, aunque esta vez apunte hacia el corazón de los EEUU. Así, la violencia, la pobreza y el hambre se entrecruzan con la esperanza, el amor y el blues. The Community of Hope abre la placa con un festivo ritmo soul que involucra a un coro instalado entre la ironía y la rabia. Enseguida The ministry of Defense nos devuelve a la desafiante PJ modelo de los 90, con cortante riff de guitarra incluido. El clima crítico continúa en la hermosísima y despojada A line in the sand, donde la voz de la cantante alcanza su mejor forma. La melancólica (casi en el estilo de los oscuros Morphine) Chain of keys retoma el camino tortuoso del disco anterior. Como un canto nocturno de alguna tribu originaria, resuena la impactante River Anacostia, una de las canciones fundamentales del disco. Near the Memorials to Vietnam and Lincoln es otra razón indispensable de esta edición, irónica hasta el límite nos obliga a tararear un estribillo pegadizo que habla de los muertos en combate que carga EEUU sobre sus espaldas. De estructura básica (casi como una maqueta antes del registro) la canción es una daga precisa que desangra al oyente. En Medicinals la voz de PJ vuelve al centro para contorsionarse en eficaces volteretas al cobijo de unos arreglos de viento desconsolados. El espíritu omnipresente del blues del delta sirve de plataforma en la aguerrida The Ministry of Social Affairs. El impacto más contundente probablemente llegue con The Wheel, pieza de rock vanguardista, elegante y puramente en el estilo de esta brillante artista.
PARQUET COURTS
Human Performance
4/5
En su tercer trabajo de estudio el cuarteto de Brooklyn alcanza el punto justo en su bien calibrada música. Ruidoso pero nunca anárquico, el sonido de Parquet Courts resulta menos radical que el de Sonic Youth pero a la vez tan estimulante como el de Talking Heads o Television a principios de los 80. Decididamente en el estilo de los rockeros residentes en La Gran Manzana, lucen preocupados por cincelar cada canción como cuidadosos orfebres hasta en el más ínfimo detalle. Sobre una maqueta de punkrock, el diseño de este exquisito Human Performance se compone de pequeñas buenas ideas, mucha inspiración y un estilazo en la producción. En la versión digital, el disco cuenta con otro track de apertura: Already dead suena como una buena canción de los Clash, lenta y arrastrada desde la modorra del cantante. Dust parece más idóneo para abrir la lata, marchoso y paranoico, nos cuenta que el polvo está por todos lados y que es mejor que barramos. La excelente Human Performance confirma que este grupo es mucho más que simple punkrock, de finos arreglos artrock, la pieza es especialmente interesante. Luego de Outside, Paraphrased o Keep it Even comprenderemos que este viaje es muy intenso y lejano a cualquier simple rapto musical evanescente. Esto es rock de alto voltaje, con sutileza constante y climas perfectamente logrados.
RADIOHEAD
A Moon Shaped Pool
5/5
Retando todos los convencionalismos comerciales del momento, los Radiohead editaron su noveno disco de estudio casi por sorpresa el pasado 5 de mayo. Ya anunciada su gira europea que los traerá a Barcelona (3 de junio) se podía intuir que el legendario quinteto inglés publicaría nuevo material de manera inminente. Lo que pocos contaban era que el nivel de A Moon Shaped Pool estaría a la altura de sus mejores trabajos. Aunque la mitad de sus canciones no resulten absolutamente nuevas para los más aficionados (porque algunas habían sonado en directos), el álbum es irresistible y magnífico en su concepción. Lírico, intenso y lleno de momentos sublimes, Yorke y los hermanos Greenwood se despojan parcialmente del abrigo electrónico para recuperar el aspecto más orgánico de su siempre interesante musicalidad. Con una inmisericorde metralla de magníficas armonías comienza todo, desde los violines expansivos de Burn the Witch, pasando por el austero piano solitario de Daydreaming y los bajos macizos de Decks Dark, una de esas gemas que el grupo nos suele ofrendar de vez en cuando. La candidez de Desert Island Disk a guitarra y voz compite en su hermosura con High and Dry (1995). El influjo del dubstep se resiste en la creciente Ful Stop que antecede a una maravilla orquestal llamada Glass Eyes, bastante cercana a esos paisajes bucólicos que solía dibujar Björk en sus mejores tiempos. Arpas y la inmaculada voz de Yorke se nutren de unos violines majestuosos, nunca antes más expresivos. En Identikit aflora el lado más sucio del rock despojado que puede practicar todavía el grupo, al contrario que en The Numbers, que tiene ese aura tan zeppeliniano en las guitarras de base. Mientras Present Tense es un Radiohead esencial, con una melodía bossanova en las guitarras y la tibia voz de Yorke sosteniéndolo todo. La experimentación melódica regresa en la raquítica Tinker, Tailor, Soldier... y todo finaliza a lo grande con la abundancia de True Love Waits, un himno pequeño en formato de nana, otro hallazgo más en su haber.
BEYONCÉ
Lemonade
4/5
Tan sorpresivo como excitante resulta el último trabajo de Beyonce. En líneas generales porque la cantante luce menos pendiente del sonido del momento y mucho más enfocada en su enorme potencial como artista de R&B. Apoyada en talentos como Jack White en la producción de la enérgica Don´t hurt yourself o la mano de oro de Kendrick Lamar en la potente Freedom, la megaestrella pop descarga el desamor sufrido tras su divorcio del rapero y empresario Jay-Z hasta encarrilarlo en inspiración pura. Una docena de atractivas canciones producidas de manera inmejorable, que indudablemente convertirán a Lemonade en su mejor álbum editado hasta la fecha.
EL PETIT DE CAL ERIL
La Força
3.5/5
Sin renunciar a su particular lenguaje encriptado, onírico y atemporal, el músico Joan Pons vuelve a regalarnos un nuevo capítulo de su obra basada en la más interesante variedad de matices. Sin virtuosismo instrumental alguno pero con recursos generosos en la fase de los arreglos, la aparente simpleza armónica de La Força acaba por estampar un paisaje melódico, intenso y sinuoso en el oyente. En perspectiva, el disco resulta una perla esperando a ser descubierta tras una profunda búsqueda, con reflejos que nos remiten a un psicorock introspectivo de alto voltaje. El suave falsete de Pons resulta un contrapunto ideal para una música que siempre mantiene el carácter y el dramatismo de manera intacta. Tras una aparente fragilidad general se esconde una potente catarata de pop bien engarzado.
BENJAMIN BIOLAY
Palermo Hollywood
3/5
El romance entre el crooner galo Benjamin Biolay y la ciudad de Buenos Aires queda definitivamente sellado en Palermo Hollywood, décimo disco del parisino. Iniciada su grabación en Francia y completada finalmente en un estudio del acomodado barrio porteño que titula el álbum. Con bandoneones y pinceladas de la poco afortunada cumbiarap a cargo de la actriz Sofía Wilhelmi, aquello que comienza muy bien en el tema que da nombre al disco, acaba resultándonos demasiado desparejo luego de escuchar atentamente el resto de las 14 canciones. Así, la bella chanson tanguera La débandade o la mística Pas sommeil conviven con la poco convincente cumbia fusión de Palermo Soho o el manido recurso de incluir el relato del gol de Maradona contra los ingleses en la insípida Borges Futbol Club. El que insinúa (por trayectos) convertirse en un álbum interesantísimo, no cuaja del todo porque la insólita combinación de estilos impide a Biolay llevar a buen término su profundo amor por la ciudad porteña, su gente y su música. No obstante, el experimento resulta interesante y se salva del incendio.
ALLISON MILLER´S BOOM TIC BOOM
Otis was a polar bear
4/5
El cuarteto liderado por la baterista de jazz norteamericano Allison Miller alcanza un sonido denso y erudito, pero apetecible desde el primer contacto. Al inmenso piano de Myra Melford y el preciso bajo de Todd Sickafoose se unen la inspiradísima corneta de Kirk Knuffke y el clarinete de Ben Goldberg. Si bien el combo puede estar pleno de referencias reconocibles, desde el blues de raíz hasta Thelonious Monk pasando por las estructuras del freejazz, el sonido nunca se estanca en formas rebuscadas. Delicado y vanguardista, con espacio muy confortable para el destaque de todos los instrumentos y la creación de atmósferas irresistibles, Otis was a polar bear nos sorprende con música fresca, lúcida y fantásticamente bien ejecutada. También conocida por ser una activa militante de la causa feminista, Allison Miller nos impresiona por su música limpia antes que por cualquier otro motivo del tipo politico.
Strangers
4.5/5
La musicalidad de Marissa Nadler se expande en su profundo y sombrío séptimo registro en los estudios. La mezzo soprano encausa magistralmente su relación con el folk sobre canciones melancólicas en verdadero estado de gracia. La extremada delicadeza y belleza fundida en Katie I know o Skycraper son ejemplos suficientes donde iguala el nivel de algunos de los mejores trabajos de artistas tan trascendentes como Kate Bush o la misma Joni Mitchell. Si bien las compositoras y cantantes nombradas siempre han sido referentes inapelables de la exótica figura de Nadler, creemos que ahora tiene la capacidad para resistir tan notable comparación. Doce años y siete discos nos ofrecen una perspectiva más que aceptable para coronar su talento como uno de los más atractivos dentro de la movida neofolk de la última década. Strangers amplia su buena condición a base de arreglos perfectos y una expresividad única, pródiga en la creación de atmósferas irrepetibles.
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