Escribe Marcelo Espiñeira.
La primera edición del libro Fariña, basado en la historia del narco gallego y escrito por el periodista Nacho Carretero fue lanzada en 2015 sin levantar excesivas expectativas. Pero ni bien una jueza ordenara su secuestro cautelar hace dos semanas atrás, a pedido del exalcalde del pueblo gallego O Grove, se dispararon sus ventas en las librerías. Lo cierto es que este pequeño escándalo editorial le vino como anillo al dedo a Antena3, que ya tenía en producción una serie basada en el libro de Carretero, por lo que inmediatamente decidió apurar su estreno en la parrilla, el pasado 28 de febrero.
Para sorpresa general, la serie Fariña ha resultado ser un producto delicatessen. Maravillosamente ambientada en una sórdida Galicia de principios de los años ´80, la primera emisión presentó a los personajes principales de la historia del narcotráfico local. Con riguroso acento gallego, la mayoría de los actores parecen encontrar el punto exacto de sus personajes, descubriendo una naturalidad poco habitual en las producciones que anteriormente había estrenado el mismo multimedios.
Producida por Bambú, los mismos responsables de Velvet, Tiempos de Guerra o Las chicas del cable, dan aquí con una nueva vertiente poco explorada hasta ahora en la televisión española, una serie de temática adulta, creíble, genialmente interpretada y muy bien documentada. Para colmo, metiéndose sin demasiados tapujos con algunos temas tabú, como la corrupción policial o los ligamentos inexorables que existen entre el poder político regional y el lucro del crimen organizado.
Nos muestra Fariña como un grupo de expertos contrabandistas de tabaco se topa con el nuevo oro blanco en sus manos, sin saber muy bien a dónde los llevará esta sustancia desconocida. Tal cual sucediera en la exitosa Narcos, cuando Escobar Gaviria descubre en la venta de la cocaína el negocio del siglo.
Justamente, son los narcos colombianos quienes introducen a los expescadores gallegos en el jugoso negocio y una trama bien organizada que pronto inundará de coca las calles de una Europa indefensa. Impunidad y cierta inocencia son los ingredientes esenciales para que prendiera el narcotráfico en la Galicia de los ´80.
Así nos lo cuenta Fariña, poniendo el acento en las costumbres poco sofisticadas de un grupo de ancianos que se reúne para jugar al dominó, mientras reparte cientos de millones de pesetas en ganancias que nunca paran de aumentar.
El personaje de Sito Miñanco, recientemente detenido en la vida real por tráfico de cocaína en su mansión de Algeciras, es la columna vertebral de la ficción. La serie narra como pasó de ser un magnífico conductor de lanchas de pesca a capo del narco. Una profesión que, por lo visto, no ha podido abandonar jamás, a pesar de haber cumplido diversas condenas en prisión desde 1994, luego de ser detenido mientras supervisaba una operación para ingresar 2,5 toneladas de cocaína al país.
En los sucesivos nueve episodios que completarán la emisión de Fariña, aparecerá el juez Baltazar Garzón interpretado por el actor catalán Miquel Fernández. El exmagistrado es otro personaje clave en la historia aquí contada ya que su instrucción encabezó la denominada Operación Nécora en junio de 1990 que acabó con la detención de los principales narcos.
El trasfondo político de toda esta historia podría hallarse en el papel que muchos implicados parecen atribuir hoy a Mariano Rajoy, quien supuestamente se habría opuesto a que los narcos de la época se fusionaran en la misma Alianza Popular que apoyaban abiertamente. Una decisión que el difunto Fraga Iribarne no compartía con el actual presidente. Sería en este punto, que la serie de Antena3 perdería parte de su encanto inicial.
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