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LAS PELOTAS, la autenticidad como credo.

Si nos remontáramos en el tiempo hasta el andén de una estación de metro en el corazón de la ciudad de Buenos Aires en el año 1982, quizás nos cruzáramos con una de las personas que cambió para siempre la cultura rock en Argentina. 


Se trataba de un italiano, educado en Londres y que se refugió por aquella época en un país que lo fascinó desde una tarjeta postal. 


Aquella foto que pertenecía a un florido paraje cordobés, le pareció el lugar perfecto para emprender un duro camino cuesta arriba intentando dejar su adicción a la heroína.




Luca Prodan (Roma, 1953; Bs As, 1987) vivió poco tiempo en el sur americano, pero el suficiente como para reunir una mítica banda bautizada con el extraño nombre de Sumo (tal cual la tradicional lucha japonesa). Hipnótica formación que desprendió una energía creativa hasta entonces desconocida en la burbuja rockera austral.



En sólo cinco años y con tres discos editados, Sumo conquistó un público impensado para esos músicos cuasi aficionados que comenzaron aporreando sus instrumentos sin más ambiciones que la propia expresión personal. 



Entre aquellos cinco o seis amigotes que rodeaban al carismático frontman, estaban Germán Daffunchio y Alejandro Sokol. Germán con una guitarra eléctrica y Alejandro con un bajo Höfner (como el del beatle Paul Mc Cartney). 



Estos últimos también vecinos, seguirían juntos tras la muerte prematura del cantante romano. Pero esta vez, bajo el paraguas de un nuevo proyecto musical dado en llamar: Las Pelotas


De aquellos años de Sumo, tanto se ha escrito, y todo indica que la nostalgia continuará agingantando su leyenda para siempre.





Los músicos de Las Pelotas también han forjado una mística especial entre sus seguidores, que son legión en su propio país. El deceso del cantante y compositor Alejandro Sokol marcó a fuego a sus integrantes y como bien nos explica Germán Daffunchio en esta entrevista telefónica exclusiva, se pueden jactar de haber apostado siempre por el camino más complicado, pero probablemente el único capaz de dar con el fruto más legítimo, la mejor flor.


Una entrevista de Marcelo Espiñeira.


Desde fuera siempre me ha parecido que con Las Pelotas no han querido sortear ninguna etapa, pese a que hubieran podido hacerlo por el gran éxito previo de Sumo.
GERMAN DAFFUNCHIO:  Sí, es correcto, siempre hemos creído que el público había que hacerlo tocando. Comenzando de cero, y aguantando lo duro que podía ser aquella elección. Nuestra música no entra dentro del mercado netamente comercial y entonces el camino se ha hecho más lento. En todos estos años nos hemos manejado de manera independiente, por lo cual entrar en los medios, en la tele, en las radios, nos resultó muy difícil ya que no teníamos capital para apoyar nuestra incursión. Pero todo lo hemos hecho a fuerza de tocar y cosechar nuestra gente. 


Han sido tentados alguna vez para rearmar Sumo luego de la muerte de Luca Prodan?
Sí, sobre todo cuando se concretó la vuelta de Soda Stereo y en Argentina se generó un revuelo con el resurgimiento de los grupos que ya no estaban. Pero el caso de Sumo es muy especial. Por el respeto que todos sus integrantes tenemos por su historia, y lo fundamental es que Luca ya no estaba y nadie podía, ni quería hacer el papel de él. 


Se podría decir que hoy eres músico profesional porque un día conociste a Luca?
Antes de conocerlo ya tocaba la guitarra. En aquella época era marino mercante, llevaba una guitarra en mi camarote y tocaba en los viajes. Pero es cierto que mi encuentro con Luca canalizó un montón de cosas que yo ni siquiera conocía sobre mi vida, como la posibilidad de hacer mi propia música y decir las cosas que uno siente a través de la música. Esto se lo tengo que acreditar a él, quien me despertó esta pasión interminable.  




Sería este el gran legado de tu amistad con Luca?
Sin lugar a dudas. Muchas cosas que he hecho a través de mi vida, parten de las experiencias con Sumo. Una gran enseñanza es que el público se hace tocando, no con un tema exitoso y las radios detrás. Si quieres vivir de la música y ser un músico a través de tu vida, no se puede tomar esto como un momento divertido y nada más. Siempre hemos hecho esto y con la certeza que sólo prevalecen las expresiones auténticas, y no la cosa fabricada y artificial. 


Por el contacto que tienes con los más jóvenes, crees que la mayoría elige este camino de lo auténtico?
Son tiempos difíciles, yo tengo una posición casi privilegiada porque se me acercan muchísimos músicos que están empezando. Sobre todo me piden consejos, y mi certeza mayor es que cualquier profesión que uno elija en la vida tiene que ser por pasión. Algo que te mueva desde dentro, para poder llevarlo adelante a través de los años y las dificultades. 


Existe un primer momento en que los músicos sólo quieren tener mujeres, tomar drogas y divertirse. Cuando se supera esa época, debes serlo de verdad, y llevar una vida consecuente con tus creencias, tu propio ser.


Imagino que nos has perdido la fe en el rock como vehículo de expresión personal.
Sigo creyendo en la música, aunque no me gustan tanto las etiquetas que se le ponen. Rock, blues, reggae, en el fondo todo es música. 


En Argentina hemos crecido en una sociedad muy compleja, con muchas miserias, rodeados de mucha desconfianza y la música ha sido un canal de expresión para mi generación y para tantas otras que nos han seguido. 




Te consideras abierto a las novedades? Te gusta estar actualizado con lo que va sucediendo en el mercado musical?
Sí, claro. Viajo mucho porque vivo tocando a través del país, los viajes los hago normalmente en coche y mis hijos suelen cargarme miles y miles de canciones que voy escuchando por las carreteras. Escucho de todo, pero no creo mucho en las modas o en la actualización. Hay muchas cosas que me parecen realmente una basura, sobre todo desde lo intelectual. 


Ahora en toda Latinoamérica ha surgido un concepto de supuesta hermandad entre los pueblos y la realidad me parece completamente distinta. América del Norte, América Central y América del Sur son terriblemente distintas entre sí. Los argentinos no vivimos lo mismo que los puertorriqueños, por más que compartamos un sentimiento común en contra de las potencias que dominan el mundo. Pero no son las mismas realidades. 


No me gustan las cosas de moda, porque la moda habla de una masificación, tiende a que todos seamos iguales. Las cosas me gustan y si no, no las consumo. 




No te noto tan alineado con aquellos intelectuales argentinos que cierran filas en torno al actual gobierno de Cristina Kirchner.
En América tenemos una historia muy antigua de abuso de poder, aquello de la tierra de nadie, la explotación humana, ha sido muy frecuente la falta de justicia aquí. 


Igual lo que más me preocupa es algo que no sólo veo en Argentina, sino en todos lados, y es que los políticos se vendan como productos en manos de compañías publicitarias. La gente sólo los compra o no los compra. Finalmente al que dijo la mayor cantidad de mentiras es al que más le creen.


Lo que la gente suele creer es una real y gran mentira, aunque me imagino que algo parecido puede estar pasando también en España. Creo que vivimos una situación mundial muy compleja, con problemas similares en todas partes.


Qué es lo que más te preocupa sobre el futuro de tus hijos?
Que tengan un lugar digno donde vivir. Uno solo puede luchar por las cosas en las que cree. Como legado puedo dejarles a mis hijos, sólo mis creencias y aquello por lo que canté, o que fui al frente. Pero está todo como para preocuparse. No quiero parecer demasiado pesimista, porque siempre me tildan de ser oscuro. Tengo esperanzas en las generaciones futuras, pero… me preocupan demasiadas cosas…(risas)




La desaparición de Alejandro Sokol era algo de esperar?
La de Alejandro fue casi una muerte anunciada. Es un tema muy delicado y por respeto a su memoria (se interrumpe)...


A mí no me importa o no es mi fin que la gente se entere de nuestra lucha o si soy un héroe o tal cosa. Siempre digo que cuando un artista parte o nos deja, queda el legado de su obra. Y Alejandro en su paso por este mundo dejó canciones hermosas. Prefiero que todos lo recordemos por eso y no por su propia tragedia. 


Es una historia muy triste, porque cuando no puedes salvar a un amigo de la muerte, te sientes así. Hay que aceptarlo porque es parte de la vida. Siempre digo de una forma ilusoria que Las Pelotas tiene cada vez más espíritus que lo acompañan desde el cielo o desde donde sea y que están con nosotros igual. Es un bonito pensamiento para tener. 


Crees que el músico de rock no puede estar desligado de ciertos excesos cotidianos?
Los excesos no están presentes sólo en la vida de un rocker, eso es sabido. Sucede que el músico es un ser sensible y cada cual busca el remedio para superar aquello que lo tortura o le hace mal, o para ayudarlo a ser un poco más feliz. 


No creo en la postura rocker del “sexo, drogas y rocknroll”. Eso fue en la década del ´50 o del ´60 pero ahora el mundo que nos toca es otro. La interacción con la gente es mucho mayor y casi te diría que es una responsabilidad. La gente que te sigue se identifica con lo que piensas. Es bonito poder juntarse y seguir para adelante. Lo más fácil en este mundo es partir o escaparse, lo más difícil es enfrentarlo. 




Que recuerdas de vuestra visita anterior a Barcelona?
De España tenemos un recuerdo genial. La única vez que tocamos allí fue en Barcelona hace unos años atrás y la fiesta fue muy intensa con la gente. Estas ocasiones se disfrutan como loco. 


En qué estado musical estáis ahora mismo?
Estamos trabajando nuevo material y estamos tocando muchísimo. Y esta posibilidad de ir a España es un sueño maravilloso, porque cuando eres músico piensas en todo el mundo, de manera global. Para un grupo sudamericano no es tan fácil salir como le resulta a U2 o algunos otros.


Lo único malo es cuando uno ve el instrumento y lo ve vacío, o sin expectativas. Por suerte no es nuestro caso. La música sigue siendo importantísima en nuestras vidas.


Igual si llegara el vacío, siempre habrá un colega que te pueda sacar de él.
Esta es otra de las creencias que nos ha dejado Sumo. Una banda es la unión de todos, cada uno tiene una virtud. El secreto está en poner esa pequeña cualidad propia y entre todos intentar frenar nuestros defectos. 


A nivel compositivo es eso, es poder juntarse, que se abran las almas y que cada uno aporte lo mejor posible. Es un trabajo grupal y eso es lo que nos mantiene todavía unidos y con tanta energía para seguir. 

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