Una investigación de Marcelo Espiñeira.
El comercio online arrasa en China y es el propio gobierno del Partido Comunista quien lo fomenta. El reciente estreno en la bolsa de Nueva York del gigante Alibaba, ha certificado este fenómeno con una capitalización record de 25.000 millones de dólares, marcando un hito histórico para la salida de una empresa a nivel mundial. Inmediatamente, el valor de mercado de la compañia asiática trepó hasta superar los 230.000 millones de dólares, posicionándose como la cuarta del sector tecnológico, sólo detrás de Microsoft, Google y Apple.
Para darnos una idea más aproximadad, el volumen de negocio de Alibaba representa el que suman Ebay y Amazon juntas. El coloso del comercio electrónico chino fracciona su negocio en varias marcas especializadas. Taobao es la Ebay oriental, la gran subasta de artículos entre particulares. Tmall es la gran competidora de Amazon, donde las grandes marcas hacen sus ventas directas a los pequeños clientes. Aliexpress es una gran plataforma en el que millones de vendedores encuentran sus clientes, al mayor y menor. Y finalmente, Alipay es el sistema de pago que hace fluir el comercio, al mejor estilo Paypal.
Ahora bien, ¿por quéestá triunfando Alibaba? En primer término por la enorme competitivad del sector industrial chino y los bajos precios a los que se venden sus productos. Pronto podríamos ver como se acaban los años dorados para las pequeñas tiendas de ultramarinos regentadas por ciudadanos chinos diseminadas por el mundo, y al éxito de Alibaba cabría adjudicarle la mayor responsabilidad en este cambio.
La notable reorientación experimentada por el circuito de comercialización chino se convirtió también en una gran solución para revivir zonas pauperizadas del interior del país. El gobierno comunista ha visto las nuevas posibilidades que otorga Alibaba a los pequeños productores en las zonas rurales. El establecimiento de vínculos comerciales estables con millones de clientes que viven en el resto de China es una fórmula ideal para el asentamiento de almacenes que aglutinan la producción de estos pequeños fabricantes o artesanos, que ahora eligen compartir los gastos logísticos y potenciar sus ventas ahorrándose múltiples intermediaciones engorrosas. Las estadísticas muestran que ahora los chinos eligen realizar sus compras a través del teléfono móvil o el ordenador portátil. Las cifras son contundentes. Actualmente unos 300 millones de chinos participan del comercio online y se espera que esta cifra se duplique en los próximos años.
El comercio online arrasa en China y es el propio gobierno del Partido Comunista quien lo fomenta. El reciente estreno en la bolsa de Nueva York del gigante Alibaba, ha certificado este fenómeno con una capitalización record de 25.000 millones de dólares, marcando un hito histórico para la salida de una empresa a nivel mundial. Inmediatamente, el valor de mercado de la compañia asiática trepó hasta superar los 230.000 millones de dólares, posicionándose como la cuarta del sector tecnológico, sólo detrás de Microsoft, Google y Apple.
Para darnos una idea más aproximadad, el volumen de negocio de Alibaba representa el que suman Ebay y Amazon juntas. El coloso del comercio electrónico chino fracciona su negocio en varias marcas especializadas. Taobao es la Ebay oriental, la gran subasta de artículos entre particulares. Tmall es la gran competidora de Amazon, donde las grandes marcas hacen sus ventas directas a los pequeños clientes. Aliexpress es una gran plataforma en el que millones de vendedores encuentran sus clientes, al mayor y menor. Y finalmente, Alipay es el sistema de pago que hace fluir el comercio, al mejor estilo Paypal.
Ahora bien, ¿por quéestá triunfando Alibaba? En primer término por la enorme competitivad del sector industrial chino y los bajos precios a los que se venden sus productos. Pronto podríamos ver como se acaban los años dorados para las pequeñas tiendas de ultramarinos regentadas por ciudadanos chinos diseminadas por el mundo, y al éxito de Alibaba cabría adjudicarle la mayor responsabilidad en este cambio.
El auge del comercio online entre los ciudadanos chinos alcanza a 300 millones y espera duplicarse pronto |
La notable reorientación experimentada por el circuito de comercialización chino se convirtió también en una gran solución para revivir zonas pauperizadas del interior del país. El gobierno comunista ha visto las nuevas posibilidades que otorga Alibaba a los pequeños productores en las zonas rurales. El establecimiento de vínculos comerciales estables con millones de clientes que viven en el resto de China es una fórmula ideal para el asentamiento de almacenes que aglutinan la producción de estos pequeños fabricantes o artesanos, que ahora eligen compartir los gastos logísticos y potenciar sus ventas ahorrándose múltiples intermediaciones engorrosas. Las estadísticas muestran que ahora los chinos eligen realizar sus compras a través del teléfono móvil o el ordenador portátil. Las cifras son contundentes. Actualmente unos 300 millones de chinos participan del comercio online y se espera que esta cifra se duplique en los próximos años.
..."Las estadísticas muestran que ahora los chinos eligen realizar sus compras a través del teléfono móvil o el ordenador portátil. Unos 300 millones de chinos participan del comercio online y se espera que esta cifra se duplique en los próximos años"...
Para un pequeño productor de cestería de bambú, actividad muy tradicional en China, el hecho de administrar sus ventas a través de Taobao, puede significar un verdadero antes y después para su negocio familiar. A través del auge que está experimentando este gran escaparate virtual, también favorecido fiscalmente por el Estado, muchas personas han encontrado un empleo sin abandonar su aldea rural. Ahora se dedican a administrar la facturación de estos productores de artesanías, atender sus pedidos y cumplir con el proceso de envío de los productos. Como resultado, se han creado nuevos puestos de trabajo, se ha potenciado el comercio local y el productor ha mantenido su negocio junto a su familia, en alguna aldea perdida de la China profunda, lejos de los grandes centros urbanos.
Según cuenta la historia oficial, Alibaba fue creada por un profesor de inglés, llamado Jack Ma hace quince años atrás. El mismo hombrecillo que sonreía sin parar el día del glorioso debut de la compañía en Wall Street. Ahora, el maestro Ma posee el 9% de las acciones y es el hombre más rico de China. En el accionariado de Alibaba también figuran la tecnológica americana Yahoo (23%), el gigante de las telecomunicaciones japonés SoftBank (34%), el vicedirector de Alibaba, Joseph Tsai (3%) y un 31% de capital flotante.
El magnate Jack Ma, fundador de Alibaba, es también el hombre más rico de China |
Así vemos como China reacciona exhibiendo músculo ante las nuevas exigencias de la era digital y asume los avances tecnológicos para reforzar su posición dominante en el comercio mundial. Pero, ¿cómo puede afectarnos en Europa el auge de Alibaba? La respuesta no es sencilla pero a través de pequeñas historias cotidianas podríamos comenzar a hacernos una idea aproximada al respecto.
Este verano mi sobrino quería comprarse un par de zapatillas de primera marca y no podía asumir el precio de 90€ que le pedían en la tienda del centro comercial más cercano. El chico no se detuvo en su intento y pronto se enteró que un buen amigo suyo había comprado unas bambas similares a través de un vendedor chino alojado en el portal Aliexpress. Sin experiencia previa en el comercio online, el adolescente contactó con esta web y encontró el modelo que buscaba por menos de la mitad del precio en tienda. Pidió a su padre que utilizara su tarjeta de crédito y este le encargó las bambas por 40€, incluyendo el gasto de envío. Habrá que agregar a esta historia que la ansiedad casi acaba por dominar al joven, sobre todo cuando pasaron 14 días y su pedido no había llegado aún. Un período de tiempo nada anormal, ya que el mismo proveedor advertía desde su espacio en Aliexpress que el tiempo de entrega del producto podía oscilar entre las dos y las cuatro semanas. Finalmente, luego de 22 días de angustiosa espera, mi sobrino atendió el llamado del cartero y recibió su paquete chino, lo abrió con rapidez extrema y entendió que su escasa cuota de paciencia le había hecho ahorrar hasta unos 50€ en la compra. Tanto se alegró que hasta fantaseó con adquirir un buen lote de zapatillas para luego revenderlas entre sus conocidos. Algo que por descontando, ya está haciendo mucha gente en España. Las pruebas se hallan en Facebook o Twitter, redes sociales donde encontramos numerosos tenderetes virtuales que ofrecen a buen precio productos traídos de China vía comercio online.
El nuevo perfil del vendedor chino utiliza el comercio online a través de los portales de Alibaba |
Es necesario que digamos que unos cuantos consumidores felices por conseguir productos de primera marca a un precio de saldo no alcanzarían para justificar el enorme desajuste que la penetración individualizada del comercio electrónico chino podría estar causando en la economía de países como el nuestro. Cómo defender los últimos vestigios de industrias locales tradicionales como la del calzado es una tarea que los dirigentes de la UE no terminan nunca de asumir o si lo intentan, lo hacen de manera parcial y deficiente. El auge del comercio electrónico chino pronto podría pasarnos una factura difícil de cuantificar en España y el resto de Europa. Y así como no existió ningún arancel en la compra de estas zapatillas por parte de mi sobrino, tampoco existen en las realizadas por grupos económicos que realizan compras a gran escala de productos chinos de lo más diversos. El comercio libre con China no se cuestiona desde las más altas esferas del poder. Nos preguntamos que relación podría existir entre la política europea de escasos controles y la compra masiva de bonos de deuda soberana por parte de la administración de la ahora mayor potencia económica mundial.
Sin embargo, los defectos de Alibaba no se agotan en el acento que pone sobre los desajustes sociales inherentes a la globalización misma, ya que el fraude comercial también anida en sus entrañas. En 2010, la dimisión de tres de sus más altos ejecutivos sirvió para saldar un escándalo de proporciones mayores que hizo temer por el futuro de la empresa. Se calculaba entonces que cerca del 5% de las transacciones realizadas a través de Alibaba terminaban en algún tipo de engaño, y muchas de ellas hasta eran timos en toda regla. Alcanzar una buena reputación como vendedor de Aliexpress no garantizaba que esta fuese real ya que muchos trileros embaucaron a compradores honestos haciéndose pasar por vendedores bien reputados. Ultimamente esta cuestión parece más controlada, pero todavía subsiste la denuncia en diversas webs que reúnen el testimonio de damnificados recientes del fraude como: www.alibabascam.com
..."En 2010, cerca del 5% de las transacciones realizadas a través de Alibaba terminaban en algún tipo de engaño, y muchas de ellas hasta eran timos en toda regla"...
Los precios bajos siguen dando el tirón necesario a una industria china que está sujeta a la precariedad laboral y un escaso respeto por la salud medioambiental. Y aunque muchos de sus productos se adapten muy poco a las normas de seguridad vigentes en UE o EEUU, Alibaba podría ser la herramienta idónea que acabe por encumbrar el éxito del polémico modelo comercial del gran dragón asiático, el mismo que ahora se asoma desde tu ordenador.
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