Escribe Marcelo Espiñeira.
El auge del turismo y la reactivación de la obra pública protagonizan el tibio escenario de recuperación del mercado laboral en España. La incipiente creación de empleo se basa en la temporalidad de los contratos (90% de las nuevas firmas) y las facilidades fiscales que han rebajado sustancialmente los costes por contratación para los empleadores.
El auge del turismo y la reactivación de la obra pública protagonizan el tibio escenario de recuperación del mercado laboral en España. La incipiente creación de empleo se basa en la temporalidad de los contratos (90% de las nuevas firmas) y las facilidades fiscales que han rebajado sustancialmente los costes por contratación para los empleadores.
En este marco, se acumulan 14 meses consecutivos con creación de nuevos puestos de trabajo o en definitiva, recuperando el terreno perdido entre 2009 y 2013. Aunque todavía estemos peor que en diciembre de 2011 por cifras de afiliados a la Seguridad Social, el gobierno de Rajoy se ha encontrado con factores exógenos a la economía española que han terminado por favorecerla claramente. En este apartado debemos contar la bajada capital del precio mundial del brent (España importa el 70% de lo consumido) y las políticas expansionistas del BCE que han determinado que el Tesoro comience a financiarse a intereses negativos.
Los nuevos empleos no son de buena calidad, muchos de ellos incluyen horas extras no remuneradas y condiciones reñidas con el estado del bienestar, sin embargo ayudan a torcer el pésimo rumbo que llevaba la actividad comercial durante los años recientes. En 2014, Catalunya registró un tímido incremento en las ventas del sector minorista del 4% apoyado en una campaña navideña que maquilló los números finales de un año con leve ascenso general. La actividad industrial también registró un 5% de aumento y el paro consiguió bajar unas centésimas del 20% por primera vez desde el inicio de la crisis.
Es necesario que no olvidemos que el 45% de los parados se encuentran sin cobertura alguna por parte la Seguridad Social, el porcentaje más alto registrado desde octubre de 2001. En febrero pasado, 2.372.615 personas recibían algún tipo de subsidio por su condición de desempleado o situación de extrema necesidad. El 40% de estos subsidios era de tipo contributivo, es decir proveniente del sistema que asegura al desempleado y el 60% era del tipo asistencial (rentas mínimas y otras ayudas aportadas por los servicios sociales autonómicos).
De esta manera, la impresionante cifra de parados sin cobertura asistencial asciende a 2.079.324 personas. Un drama social que afecta al 9% de la población activa del país, que las últimas medidas de ayudas a parados de larga duración o los programas que intentan reactivar el empleo no han conseguido solucionar. Si agregramos el dato que constata que más del 21% de los hogares se sustentan con el ingreso de un pensionista en Catalunya (20% en España), notaremos que el aumento de la desigualdad desde el inicio de la crisis económica ha sido brutal en la región y que aún queda muchísima faena por realizar si deseamos anunciar el ansiado final de esta etapa tan dura.
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