Escribe Xavi Queralt Pons.
El síndrome de hiperconexión a Internet es una realidad entre los adolescentes españoles constatada en las estadísticas del Informe PISA 2015 sobre el bienestar de los jóvenes, publicado recientemente por la OCDE. Este volumen detalla que 7 de cada 10 encuestados declaran sentirse “realmente mal” si no tienen conexión a internet. El dossier se basa en el análisis de más de 500.000 adolescentes residentes en 72 países diferentes.
Entre los datos más significativos encontramos que el 91% de estos chicos tiene un teléfono móvil conectado en su casa y que el 61% navega Internet antes de haber cumplido los diez años. Y la enorme mayoría, 9 de cada 10, asegura sentirse feliz cuando está conectado a algún dispositivo digital.
Este fenómeno ha llegado con fuerza a España con unos pocos años de retraso respecto a EEUU, donde ya en 2010 comenzaron a alzarse las primeras voces de alarma entre algunos miembros de la comunidad científica dispuestos a analizar los efectos nocivos del uso prolongado de los dispositivos electrónicos.
Psicóloga norteamericana Sherry Turkle, experta en tecnologías. |
Considera esta práctica como fundamental en nuestro desarrollo cognitivo e insuperable como vía expresiva. Su estudio exhaustivo de las nuevas tecnologías durante los últimos 30 años, la ha convertido en una verdadera escéptica sobre los beneficios reales que esta industria nos ofrece día a día. Los smartphones nos han robado el aburrimiento, factor que permite desarrollar la paciencia y la imaginación, apunta Turkle. Su visión resulta indispensable, con argumentos impregnados de un sentido común arrasador.
(Recomendable la visión de su brillante conferencia para el TED, disponible aquí arriba)
Es necesario encontrar espacios alternativos a Internet. Los expertos subrayan la responsabilidad de los padres y de la escuela a la hora de enseñar a los menores a desconectar y a emplear de forma equilibrada las herramientas digitales. La socióloga y antropóloga de la UOC, Natalia Cantó-Milà, alerta que el uso intensivo de internet “afecta a la capacidad de concentración” de los más jóvenes. “La actitud de estudio pide hábitos completamente diferentes de los que pueda pedir un juego del móvil”.
El filósofo catalán Puig Punyet (UOC) agrega que “El problema fundamental de internet y las redes sociales es la crisis de la atención y la focalización que están provocando y la ansiedad por la inmediatez y la disponibilidad constante”. Para el filósofo, estos son problemas estructurales de espacios pensados para enganchar. El resultado, a la vista.
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