Escribe Marcelo Espiñeira.
..."El crecimiento en Catalunya es más rápido, más robusto y más diversificado"...
Oriol Junqueras
A finales del mes pasado se celebró en Sitges la tradicional reunión del influyente Cercle d´Economía, el lobby empresarial más influyente del estado español. Como es habitual, el encuentro contó con la presencia de los principales representantes políticos de Barcelona y Madrid, además de buena parte de los empresarios más poderosos en España y Catalunya. Tanto Rajoy, como Puigdemont, De Guindos y Junqueras fueron interpelados por los empresarios asistentes, casi siempre sugiriendo una salida pactada a la crisis política que tensa las relaciones institucionales entre la Generalitat y el gobierno español.
La incertidumbre política se contrapone a un entusiasmo generalizado por la recuperación macroeconómica, más que nada entre los máximos empresarios. En Sitges se pudo palpar la preocupación que despierta un desenlace inminente del Procés, al tiempo que una cierta confianza en que aún no se hayan agotado las vías de un diálogo que resolviera el conflicto. Si bien setiembre se aproxima con su carga de amenazas mutuas y límites autoimpuestos desde el sector independentista... la economía se recupera a buen paso, la inversión extranjera en Catalunya ha crecido y el verano promete traer otro boom turístico que rompa el record alcanzado en 2016. Este oxígeno podría facilitar el relax de algunas posiciones demasiado tensas.
Es decir, que una lluvia de pelas podría suavizar una disputa con un fondo mucho más económico del que todos se atreven a aceptar. Si hubiera más para repartir, si los objetivos del déficit se pudieran relajar un poco y se pudiera atender la emergencia social subyacente, entonces también sería factible hallar acuerdos a otro nivel.
No obstante el desencuentro evidente y constante entre la Generalitat y la Moncloa, Catalunya ha reducido su déficit notablemente, ha recibido inversión y ha generado empleo. Sin embargo, estos buenos parámetros macroeconómicos no se corresponden con el sacrificio supremo que ha asumido un porcentaje alto de la población. La ecuación económica dista de ser la ideal, los salarios han perdido muchísimo terreno, el poder adquisitivo de los trabajadores es muy bajo y los servicios públicos han perdido buena parte de su excelencia durante los años posteriores a la crisis. Ni hablar de todos aquellos que han quedado desplumados por los bancos, sin casa propia o con un trabajo precario, y todavía quedan aquellos que subsisten con un subsidio de pena, que los hay.
Tiene cierta razón el conseller económico Oriol Junqueras en sacar pecho por su gestión, porque se ha correspondido con una mejora general. Sin embargo, no debería olvidarse que la situación todavía genera mucha inquietud en amplios sectores ajenos al Cercle d´Economía o la Bolsa de Valores de Barcelona. El índice de pobreza continúa muy alto (20%), el paro todavía se sitúa en el 15% y además se ceba entre los menores de 25 años (30%). Abunda la temporalidad en los nuevos contratos y la precariedad es moneda corriente.
Se ha crecido y probablemente se volverá a crecer
durante este año.
En contraposición a la huella profunda que ha dejado la crisis entre los más pobres, algunos sectores de la economía regional se han reactivado con rapidez y eficacia. El turismo, parte de las grandes industrias como las relacionadas con la fabricación de automóviles, el sector tecnológico de innovación, el de las farmacéuticas y el sector agrario, han conseguido un crecimiento sostenido en sus actividades durante los últimos años. En 2016 también ha crecido el consumo energético en 1,3%, indicador fehaciente de una mejora en el consumo de bienes, que ha alcanzado una subida del 1,7%. Pero sin dudas, hay que destacar el aumento del 16% del índice de producción de productos industriales.
Se ha crecido y presumiblemente se volverá a crecer en el año que vivimos. No obstante se percibe un auge en la conflictividad sindical, fruto del atraso salarial que hasta el mismo Banco de España ha reconocido en su último informe sobre el estado de la economía española. En el mismo, la entidad reguladora advierte sobre un incremento en los beneficios empresariales que deberían corresponderse con una reinversión en sus actividades, la cual debería incluir un aumento salarial. Una política más justa en el reparto de riquezas, no necesariamente reñida con la competitividad en los mercados.
La variable salarial ya se ha agotado. Ha dado todo de sí y ha llegado el momento de corregirla. Las exportaciones crecieron un 17% interanual en Catalunya en marzo de 2017 nos señala la web del Indescat, el instituto de estadísticas de la Generalitat. El síntoma de mejora es claro, y los grandes empresarios deberán atender el reclamo sindical en el corto plazo. No obstante, la Generalitat informa que el índice de Desigualdad se ha reducido un punto en Catalunya desde el 6,5 registrado en 2014 hasta el 5,5 de 2016, mucho más cercano al promedio europeo del 5,2 (España todavía ostenta un muy alto 6,6). Este índice señala la diferencia de renta entre el quintil superior y el quintil inferior de la población.
El Indescat también señala que el número de turistas extranjeros llegados a Cataluña aumentó un 16,8% interanual en abril del 2017, sobre todo desde Francia e Italia, los que más han aumentado. Los viajes de ocio aumentaron un 24,6% mientras que los viajes de negocios disminuyeron (-42,9%). Los alojamientos de mercado crecieron un 15,2% y los de no mercado un 23,3%. El turismo no ha detenido su marcha, la ha aumentado.
Los turistas, el precio estable de los combustibles y las bajas tasas en el financiamiento de la deuda soberana se combinan para realzar el sacrificio salarial de los españoles que finalmente ha permitido a los empresarios convertirse en altamente competitivos en el mercado exterior. Así se ha capeado la crisis en Catalunya y España.
Ahora reina la confianza, sensación indispensable para corregir en el futuro cercano las debilidades estructurales que ya hemos señalado. Vaya como ejemplo, una mejora en los índices del consumo interno que resulte lo más expansiva posible. Todavía se perciben desajustes en la venta de productos alimenticios en el comercio de grandes superficies, como también en el minorista.
Junqueras vaticina un crecimiento del 2,7%
para Catalunya en 2017
Si bien el turismo ha sido y seguirá siendo una gran usina. No deberíamos olvidar que el asedio de la violencia terrorista sobre las capitales europeas es un fantasma que nadie quiere atizar, pero que podría transformarse en la más seria amenaza al sostenido desarrollo de esta actividad. Otro factor que habrá que añadir es el político. Está por verse como afectará el Brexit sobre el influyente turismo británico, cuando en el primer trimestre de 2017 ya ha disminuído un 4% en Catalunya.
Oriol Junqueras ha remarcado en Sitges que las previsiones de crecimiento catalán son del 2,7% para 2017. También ha asegurado que el déficit se redujo en 2016 del 2,88% al 0,93%, unos 3.200 millones de euros. Lo cual significa el 85% del recorte del déficit conseguido por España en 2016. Los empresarios le han pedido diálogo y él ha pedido urnas. A Rajoy también le han pedido más palabras y él ha dicho que se debe a las leyes. Aunque este diálogo de sordos se extiende, la economía resiste. Sin embargo resta que se repartan los beneficios mucho mejor que hasta ahora. En este sentido, la confianza es lo último que deberíamos perder.
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