Una crítica de
Lilian Rosales de Canals.
Sin dudar ni un momento es el autor que acapara la atención en la escena poética y literaria lusa actual, valter hugo mãe.
Y usted se dirá en sus adentros ¿cómo la redactora de esta nota se ha dejado por equivocación las mayúsculas?, a lo que gustosamente le replicaré diciéndole que lo hago en honor al estilo de este autor que, entre una de las tantas novedades, escribe enteramente su obra “apocalipsis de los trabajadores” (Alpha Decay, 2010) sin éstas y además, prácticamente, sin espacios entre los párrafos. Para los expertos de la morfosintaxis, seguro una audacia o un atrevimiento, tema de especulación o análisis, acaso una vuelta al pasado remoto de la cultura oral en tiempo de pergaminos. Sin embargo, para el autor no es más que un intento de aproximación a la manera de cómo hablamos y cómo pensamos. Y magníficamente una pretendida intención de que cada palabra, se interrelacione con el resto en una especie de "democracia semántica interna", en una igualdad formal, dentro de la cual el lector inmerso tiene el derecho y la potestad de determinar lo que le resulta destacable.
valter hugo mãe, considerado por la crítica literaria uno de los creadores más polifacéticos y originales de la cultura portuguesa de la última década, no solo es autor de cuatro impactantes novelas sino también letrista y vocalista del grupo musical governo (www.myspace.com/ogoverno), blogger (casadeosso.blogspot.com) y artista plástico.
Nacido en Saurimo, Angola (1971) es licenciado en Derecho y posgraduado en Literatura Portuguesa Moderna y Contemporánea. Vive actualmente en Vila do Conde (Portugal) desde donde ha publicado las novelas “nosso reino” (2004), “remorso de baltazar serapião” (Premio José Saramago, 2006), “apocalipse dos trabalhadores” (2008), y “a máquina de fazer espanhóis” (2010).
Manifiesta un claro interés por la dimensión ética de su escritura. Ha expresado a lo largo de innumerables entrevistas que no pretende escribir para entretener, y hace hincapié en una dimensión "casi útil de la literatura", como compromiso con los asuntos colectivos de su país, que bien pueden servir de espejo a otros ciudadanos del mundo. Reitera que en esta, su prosa, no le interesa hablar acerca de sí.
A pesar de sus múltiples registros, mãe demuestra en todas sus facetas que nunca ha abandonado el dominio de la poesía, ese sello de identidad portuguesa, trasfondo de su cosmos literario y rincón resguardado para sus preocupaciones y obsesiones más profundas, que bajo el nombre de “folclore íntimo” cobran vida en el papel. En este título recoge cuatro libros recientes (ya habían aparecido en nuestro país cubrirse a las hijas, en 2002, y bruno, en 2007).
Poemas que sin temor miran hacia adentro y hacia afuera al mismo tiempo, en una atmósfera henchida de introspección y de sexualidad, un estilo sin prejuicios respecto al cuerpo. Cáustico e irónico, en ocasiones, al tiempo que crítico ante el mundo que le circunda. Su obra está dotada de un singular ritmo sincopado, equilibrio entre la complejidad armónica de la inteligencia, la procacidad y el divino encanto de la ingenuidad, en lo que dice es una mirada hacia su intimidad. Así la poesía es un insight, una puerta hacia ese mundo volitivo que la prosa no devela.
Sus numerosos libros de poesía están reunidos en el volumen “contabilidade” (2010). Ha escrito, asimismo, cuatro obras ilustradas para jóvenes: o rosto (2010), as mais belas coisas do mundo (2010), a história do homem calado (2009) y a verdadeira história dos pássaros (2009). También escribe la sección "autobiografía imaginaria" en el Jornal de Letras de Portugal.
Para algunos expertos su poesía se encuentra harta influenciada por la obra de António Lobo Antunes (Lisboa, 1942) y José Saramago (Santarém, 1922 - 2010), referencias inequívocas de su generación, buen anclaje en la poesía portuguesa surrealista y la cultura pop.
“apocalipsis de los trabajadores”, que resulta su primera novela en español, es un texto construido a manera de mosaico, que es posible leer desde el vértigo que nos proporciona la renuncia del autor a escribir una sola letra mayúscula. Mosaico por demás que muestra un retrato social de la Portugal del interior simbolizado por dos limpiadoras, que emprenden una búsqueda sin vuelta atrás, llevadas por la suerte, el destino, el amor y la dignidad que sus vidas cotidianas no les proporcionan. En un entorno lleno de penurias cruelmente real y de convenciones sociales, ellas se convierten en verdaderas supervivientes entre grandes tópicos universales como: el mundo de la inmigración y el sexo entendido como estímulo en la búsqueda de un nuevo destino, o como huida. Ironía y ensueño, se rozan, se juntan, se atraviesan.
El texto enhebrado magistralmente no conoce de capítulos y convierte al lector obligatoriamente en partícipe de su significación, poniendo acentos dramáticos y quitándolos cuando le resulta oportuno. En su lectura, no hay descanso, quizá porque es un libro que exige leerse de una sentada.
Corrosiva y lírica, mordaz y sarcástica hasta la náusea, profundamente tierna, esta novela elegantemente traducida por Martín López Vega, inicia con buen augurio en España el ciclo narrativo de valter hugo mãe, mientras esperamos que arribe su más reciente novela publicada en Portugal: “a máquina de fazer espanhóis” (la máquina de hacer españoles).
A propósito de esta última, dice su autor: "Existe una duda en nuestra identidad nacional, la duda de si no estaríamos mejor siendo españoles. Nadie quiere ser español, el amor a Portugal es muy grande, pero este lamento es una característica. Los brasileños están emancipados, pero nosotros todavía tenemos madre y padre, después de 800 años de independencia seguimos con dudas de si debemos volver a casa"…
Queda claro que existe una nueva generación literaria portuguesa que apuesta por la potencia de la palabra y encuentra la epopeya contemporánea en las circunstancias sencillas que rodean a los seres comunes, héroes de la cotidianidad. Una generación compuesta, entre otros, por autores igualmente jóvenes como Peixoto (1974), Ricardo Adolfo (1974), Gonçalo M. Tavares (1970) y el mismo mãe (1971). Se diría que ellos ya han advertido el sentido que lleva unos años buscando la narrativa española más joven, ese sentido no encontrado que ha tenido a una generación entera dando vueltas con mórbido gusto "etnocéntrico" y - tomo una frase prestada - "delectación sobre su propio ombligo".
Con los sueños, anhelos, temores, triunfos y fracasos de gentes corrientes que habitan en las comunidades norteñas de Portugal, mãe ha tenido suficiente para elevarlo a rango universal. El tratamiento adecuado de las anónimas gentes, de las antinomias existentes, de los invisibles pensamientos, de los pequeñas triunfos, son ingredientes suficientes para una gran historia.
En Portugal parece que han descubierto el camino que lleva a la narrativa con mayúsculas.
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