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YOUTUBE. La videosociedad ansiosa

Una investigación de
Marcelo Espiñeira.

Mientras suena una canción torpe de ritmo machacante y una voz deforme solo atina a frasear: "con los terroristas"…, un grupo de personas comunes y corrientes  en alguna ciudad del mundo interrumpe su rutina de todos los días para echarse a bailar disfrazados o semidesnudos de manera alocada. Esto es el Harlem Shake. Pero no acaba de serlo si no es grabado y luego subido al canal por excelencia de videos online: youtube.com

Si hablamos del efecto viral en Internet, es imposible no hacer referencia al invento que tres exempleados de PayPal estrenaron hacia noviembre de 2005. Una plataforma concebida para compartir videos sin necesidad de descargarlos, fácil de usar, rápida en sus funciones y que no tardó en propagarse como la pólvora entre los internautas. Youtube, que en inglés americano puede significar algo parecido a "tu tele", fue adquirido a sólo un año de su lanzamiento por la omnipresente megacompañía del medio digital, Google Inc., en la increíble suma de 1.300 millones de euros.   




Aún no existía Facebook y el fenómeno de las redes sociales estaba en ciernes, por lo tanto el efecto Youtube sobre la comunidad virtual fue demoledor. No tardó demasiado la nueva subsidiaria de Google para convertirse en el sitio de Internet más transitado (sin tomar en cuenta al propio buscador Google), con cientos de millones de visitas diarias y más de 50.000 nuevos videos subidos al día (julio de 2006). El crecimiento fue tan espectacular que obligó a la empresa a invertir grandes sumas de dinero para garantizar el correcto funcionamiento de su plataforma.


Si bien el fenómeno empresarial de Youtube es hoy venerado de manera unánime, nadie discute su liderazgo en el mercado y todos hemos asimilado esta herramienta de una u otra forma, la verdadera influencia que este canal puede ejercer en las nuevas generaciones es lo que comienza a discutirse tibiamente en diversos ámbitos. ¿Cómo nos ha cambiado Youtube? ¿Es realmente un nuevo medio? ¿Qué efectos tiene sobre los adolescentes? son sólo algunos de los interrogantes que tras 8 años de existencia nos plantea esta red social y su imparable penetración en nuestros hogares.




Exposición Excesiva
"Mi hijo tiene 15 años y consume un promedio de 3 horas diarias de Youtube" nos cuenta Sonia, una madre de 44 años con sólidos conocimientos de Internet y enteramente conciente sobre los peligros de la plataforma en cuestión. "Me preocupa que pueda acceder diariamente a una extremada dosis de violencia explícita y gráfica como la que se permite en Youtube, sinceramente preferiría que utilizara ese tiempo en relacionarse con sus amigos a la vieja usanza" concluye echando algo de luz sobre los motivos verdaderos que le perturban acerca de este inabarcable portal que en 2012 ya contaba con 4.000 millones de videos en su stock. Una cifra que crece a ritmo frenético si tenemos en cuenta que la gente sube 8 años de videos nuevos por día.


Como bien ha sabido intuir la dirección de esta empresa, nuestra madre preocupada no es un caso aislado ni mucho menos. Por tal motivo, se podría decir que en la política de Youtube siempre ha sido prioritario interponer una barrera infranqueable (o casi) a la difusión de contenidos pornográficos a través de su plataforma. El porno no sobrevive en Youtube. Incluso las normas de uso del sitio especifican de manera enérgica que subir contenidos de este tenor acarrea el cierre de la cuenta del usuario infractor, además de la retirada casi inmediata del material citado. Un acierto de gestión que ha garantizado el acceso masivo de los internautas al sitio y la consecuente confianza en el mismo. El portal se ha preocupado por transmitir una imagen de autocontrol en sus contenidos, aunque algunos casos aislados -como un ciberataque perpetrado en noviembre de 2011- consiguieran hacer añicos el rango familiar y seguro del mismo. En aquella ocasión, la seguridad del canal oficial de Barrio Sesamo en la sección española fue violada por supuestos piratas digitales que consiguieron colar escenas de porno duro durante 20 minutos a través del popular espacio infantil. Una excepción a la regla, es necesario reconocer. 




Potente Amplificador
Sin embargo, nadie debería pasar por alto que los videos con contenidos de violencia explícita gozan de cierta inmunidad en este sitio web. Sin mencionar los desalentadores índices de popularidad que ostentan algunos de ellos. En este sentido, la compañía advierte que sus políticas de seguridad otorgan un alto grado de responsabilidad al mismo usuario. Es decir, que si un video no es marcado como inadecuado por algún miembro de la comunidad, es muy poco factible que Youtube lo retire por iniciativa propia. Y si este fuera denunciado, tampoco es seguro que lo terminen quitando, porque como ellos mismos argumentan "¿para qué perder el tiempo viendo videos que no te gustan?".


Lo cierto es que acceder a imágenes violentas o realmente chocantes no es algo complicado en Youtube, aunque la misma empresa pretenda "no ser un sitio de shock" o nos sugiera que "no publiquemos videos asquerosos de accidentes, cadáveres y cosas similares". Por poner un ejemplo, diversos interrogatorios clandestinos grabados por sicarios de algunos cárteles del narcotráfico mexicano comenzaron a circular con inusitada libertad a comienzos de 2010. Las espeluznantes escenas que llegaban a incluir la decapitación de personas en algunas ocasiones, encontraron en Youtube el arma de difusión masiva que buscaban sus temibles ejecutantes. Por supuesto, que la mayoría de las veces estos videos solo sobrevivían un tiempo escaso hasta que la empresa consiguiera detectarlos y darlos de baja. Pero, para ese entonces, la televisión y la prensa escrita ya había accedido al material explícito y multiplicado su difusión. Sin tener en cuenta, a aquellos que pudieran haber copiado el original y redifundido en otros sitios más permisivos de videos streaming. En definitiva, una enorme operación publicitaria con costo cero para el asesino. Tan sólo la inversión de unos pocos minutos en la subida de la grabación a través de alguna cuenta en Youtube.  




Esta probada potencia amplificadora del nuevo "medio" ha disparado las alarmas en varios sentidos. Porque pese a la pretendida ausencia de responsabilidades sobre el verdadero comportamiento de su "comunidad de usuarios”, el negocio de Youtube se sustenta en el consabido arte de llamar la atención de los demás. Con matices, el mensaje que el gran canal envía a sus usuarios sería algo así como "haz lío, tus travesuras nos gustan a todos, pero no te pases demasiado". Por algo Youtube llama "socios" a sus usuarios más populares y los premia con el promocionado (aunque criticado) programa de recompensas en metálico.

La venta de publicidad asociada a los videos más vistos ha sido la estructura principal del financiamiento de esta plataforma. Trasformando el formato tradicional de los anuncios en televisión, por un sistema más invasivo aunque en apariencia más controlable por el mismo receptor. Los avisos aparecen en el sector inferior de la pantalla mientras los videos se reproducen, aunque permiten ser borrados si clicamos en uno de sus extremos. Otros, en cambio, se reproducen a pantalla completa al inicio del video solicitado y nos imponen unos cuantos segundos de exposición obligatoria. Se podría afirmar que vemos más anuncios mientras navegamos por Youtube que cuando miramos la tele. Además, y esto es lo que más interesa a los anunciantes, el zapping resulta menos efectivo en la web cuando buscamos evitar estos mensajes. Si agregamos que los enlaces a los sitios de los patrocinadores ofrecen un contacto directo jamás alcanzado por la tecnología de la tele tradicional, llegaremos a la conclusión que Youtube es la verdadera televisión interactiva que el mundo del marketing había soñado. Un innegable oasis para la publicidad.


Los Socios Necesarios
Muchos de los usuarios de Youtube han comprendido perfectamente este juego y hacen esfuerzos sobrehumanos por ser partícipes del gran negocio perteneciente a Google. La zanahoria se presenta muy apetitosa para los miles y miles de "youtubers" que intentan ganar audiencia y obtener la mejor porción de este verdadero canal global del entretenimiento. 

Youtube es el raso sobre el cual los youtubers presentan sus producciones audiovisuales originales (y no tanto). Pero, muchos se preguntarán ¿quiénes son los youtubers? Pues, así se denomina en la jerga del medio a aquellas personas que suben sus videos con una clara intención de gustar a una audiencia masiva, de sumar la mayor cantidad de vistas posibles, como también de suscriptores a sus canales personales. Un verdadero fenómeno que tuvo su buena dosis de espontaneidad durante los años iniciales del portal y que ahora tiene un enfoque casi profesional en la mayoría de los casos. Gran cantidad de youtubers se han tomado el hecho de producir videos y subirlos a la comunidad como un verdadero trabajo a tiempo completo. Ejemplos sobran para una actividad que no generaría reproche alguno, salvo cuando analizamos la calidad de los contenidos ofrecidos o la corta edad de algunos de sus realizadores. Sin embargo, no puede negarse que la producción amateur de videos ha evolucionado a velocidad supersónica durante los últimos cinco años gracias a la competencia que ha favorecido Youtube. Y algunas veces, podríamos hablar de verdaderos hallazgos de creatividad.


En muchos casos, la tendencia creativa en este ámbito discurre por terrenos perfectamente arraigados en la tradición de la producción audiovisual. La ficción irrumpe con fuerza entre algunos youtubers y encuentra un lenguaje propio tan interesante que en ciertas oportunidades trasciende el medio para dar el salto a un espacio propio en la televisión profesional. Tal el caso de la naranja parlanchina de la serie norteamericana "The Annoying Orange" que ha pasado de los videos streaming a la parrilla de programación del Cartoon Network. Sin embargo, algunos célebres youtubers reniegan de esta posibilidad argumentando que perderían gran parte de su libertad discursiva o sensación de felicidad si tuvieran que convivir todos los días con un jefe en un plató de televisión perteneciente a una gran multinacional. Como el periodista deportivo JR de JRSportBrief, quien ha rechazado una tentadora oferta económica de la cadena ESPN y sigue trabajando de manera independiente desde su canal de Youtube. Porque, aunque no lo parezca demasiado, este portal también es capaz de albergar cierto amateurismo romántico.



Si bien es cierto que algunos creadores eligen permanecer en el portal por convicciones ideológicas, es justo citar la influencia que podría estar ejerciendo la agresiva política que la compañía ha desarrollado durante el último año, siempre con el fin de mimar a sus "socios" más creativos y líderes de audiencia. En estos días, Youtube estará inaugurando Space LA, un amplísimo estudio de producción digital de 4.000 m2 cito en Los Angeles (EEUU), destinado a convertirse en el gran laboratorio de los youtubers más encumbrados, con quienes ya está firmando contratos especiales. El predio se ha construido sobre el hangar que ocupaba la antigua fábrica de aviones del excéntrico millonario norteamericano Howard Hughes. El áurea creativa y misteriosa que persiguiera a este personaje, encaja ahora perfectamente con la compañía reina de los videos streaming. En Space LA se cocinarán los nuevos episodios de las múltiples series de los youtubers más famosos y admirados, una apuesta más que evidente de Google para promocionar el desarrollo de su propia burbuja virtual del entretenimiento y no perder jamás el control sobre sus beneficios. 


Alrededor de estos jóvenes creativos se montan verdaderas empresas dedicadas a la representación artística. The Collective, comandada por el hábil CEO Michael Green, es el mejor ejemplo. Esta agencia de talentos ha fichado a un selecto grupo de youtubers para representarlos en el competitivo ámbito de la publicidad. De esta manera, las nuevas promesas se librarán de lidiar en un ámbito que les resulta ajeno u hostil y su agente obtendrá una buena parte de los réditos producidos. Una simbiosis que replica el estilo del mundillo de Hollywood.


Lado Oscuro del Subgénero
Los youtubers son ahora muy disputados. Firman contratos con multinacionales como McDonalds, Coca Cola o Walt Disney. Su nuevo status de estrella es innegable, muchos son reconocidos cuando caminan por la calle y la fantasía de ganarse la vida o hacerse millonario subiendo videos graciosos de producción casera se ha extendido como una marea entre los adolescentes. Como suele suceder, uno entre varios millones logra conseguirlo, sin embargo alcanza para generar expectativas algo alejadas de la realidad entre los demás.


Los hay quienes triunfan por pura simpatía innata, montando una simple voz en off sobre imágenes captadas mientras juegan a las videoconsolas en el sofá de su casa. "Con 17 años ganan más pasta que sus padres y jugando todo el día a lo que más le gusta" nos explica Josep (14 años) que es fiel seguidor de WillyRex, un youtuber de éxito en España que cuenta con 948.045 suscriptores en su canal y acumula 253.413.946 reproducciones de sus 1.604 videos subidos. Unas estadísticas que le han facilitado la firma de contratos exclusivos con sponsors de la lucrativa industria del videojuego y viajes pagos alrededor del planeta. WillyRex se ha convertido en una especie de tester para algunos desarrolladores de videojuegos, al tiempo que hipnotizador masivo con sus interminables sesiones en las que suele desgranar trucos y demás artilugios de su sabiduría en la materia, rociándolas de un sentido del humor cercano a sus congéneres. Semejante manejo de un código indescifrable para una enorme mayoría de nosotros, pero de potentísima penetración para los amantes de los videojuegos, convierte a este chico en un valor publicitario incalculable, justo aquello que Google persigue para perpetuarse en el liderazgo mundial. Se podría decir que WillyRex es un producto tan perfecto en su especificidad que difícilmente podría haber sido ideado por un experto en marketing desde el despacho de su agencia.


Así como WillyRex, existen otros miles de adolescentes de todo el planeta que han ganado popularidad en la Red gracias a las producciones propias que suben a Youtube. El nivel de sus contenidos no siempre resistiría la menor crítica de género, pero en Internet las estadísticas mandan y además se actualizan al instante. Cosecha suscriptores y vistas de tus videos, y todo irá bien. Si la fama está tan sobrevalorada en nuestra sociedad, ¿cómo no habría de estarlo también en Youtube? Como ya dijimos antes, llamar la atención de los demás es prioritario y para conseguirlo, cualquier camino está permitido en esta plataforma (excepto la pornografía explícita). Quizás por estos motivos, algunos absurdos ejemplos de éxito se pueden apreciar con extrema facilidad entre los youtubers. Tal el caso de un grupo de adolescentes madrileños que se presentan como Los Dickstroyers: "showmans dedicados a dar espectáculos en directo, apariciones televisivas, videos promocionales, spots publicitarios y videos para Internet" según se autodefinen en su propia web. Explorando su popular canal de videos, encontramos unos cuarenta de escasa producción, grabados en escenarios casuales (un parque, un parking o una montaña) en los que generalmente practican la autoflagelación, al más puro estilo de los tristemente célebres personajes del Jackass americano. Su gran impacto se titula "100 razones por las que no puedo tener hijos" y se basa en el rodaje de curiosas escenas en las que golpean los genitales de algunos integrantes del grupo entre estruendosas risotadas de los testigos allí presentes. Más de 3,5 millones de vistas avalan la fama de estas peligrosas gamberradas, un castigo corporal importante al cual también se someten voluntariamente algunos admiradores en encuentros públicos convocados por los mismos Dickstroyers, que son grabados y luego colgados online. Teniendo en cuenta la tendencia a imitar la conducta de sus ídolos que naturalmente embarga a muchos niños y adolescentes, es al menos cuestionable que estos muchachos consigan tanta admiración entre sus pares por la práctica de una actividad tan deleznable, al tiempo que son premiados con el dinero del programa de socios del portal.


Sin embargo, cada vez que se alza una voz en pos de favorecer algún tipo de control sobre estas desagradables situaciones, se suele caer en la tentación de defender sin medias tintas la supuesta libertad absoluta en la Red. El debate debería encontrar puntos intermedios y no perder de vista la esencial cuestión de que Google y Youtube son empresas con un ánimo de lucro voraz que podrían asumir alguna responsabilidad por el mal uso de sus herramientas gratuitas. Al respecto, en el apartado de Seguridad del sitio dice textualmente que: "No se permite la violencia explícita. Si en tu video aparece alguna persona a la que se esté hiriendo, atacando o humillando, no lo publiques". Por lo que aún resulta más contradictorio que estos videos perduren en línea desde septiembre de 2012. La misma compañía que acepta censurar los contenidos relacionados con Taiwan en territorio chino o que actúa con bastante eficacia contra la pornografía, ampara y fomenta la difusión de violencia explícita, aunque esta resulte increíblemente cómica para muchos.     


Gigante de Largos Tentáculos
Más allá de los youtubers, el negocio de esta empresa es expansivo a la producción musical, cinematográfica y televisiva de los demás. En diciembre de 2009, Google lanzó la plataforma VEVO, en sociedad con los restos de la otrora poderosa industria discográfica (Sony, EMI, Universal y otros sellos musicales). La jugada empresarial aprovechó la potente tecnología de Youtube y creó el gran espacio común para la difusión de los videoclips con mejores presupuestos. Una movida decisiva para captar anuncios de inversores reacios a asociar sus productos con las producciones de tono más amateur que abundan en la comunidad de videos online. Actualmente el acceso a VEVO se mantiene restringido a pocos países (Brasil, EEUU, Canadá, Sudáfrica, Australia y Europa) pero ya ha servido para destrozar el modelo televisivo de la MTV de los años `80. En cuestión de videoclips no hay como verlos a la carta, a cualquier hora y desde cualquier tipo de terminal (smartphone, tablet, portátil, etc). 



En cuanto al cine, desde Youtube se accede a prácticamente todos los trailers disponibles. La información periodística es abundante y diversos acuerdos con los estudios MGM, CBS o la NBC han permitido al sitio disponer de un abundante catálogo gratuito de largometrajes y series televisivas íntegras. Si agregamos el material que suben los usuarios, aunque infrinjan las reglas sobre derechos de autor, encontraremos que el portal acumula ingentes cantidades de videos aptos para cinéfilos. 


La producción televisiva es uno de los blancos preferidos de los videos caseros de los internautas. La captación de imágenes de programas de tv y su posterior subida a Youtube ocupa una apreciable porción del stock de videos online. Esta facilidad para reproducir imágenes creadas por terceros que propone el propio diseño de la plataforma, casi siempre violando los derechos de autor, provoca un importante conflicto ético y legal. No obstante, la enorme mayoría de las televisiones han trasladado parte de su programación, muchas veces fraccionada, a canales propios montados dentro del mismo portal del cual tienen que defenderse todos los días. "Si no puedes con ellos, únete" parece ser la respuesta de muchos sectores tradicionales de la industria audiovisual ante el avance imparable de Youtube y las inquietas captadoras de video de sus millones de usuarios. 

Si bien el “todo gratis” de Google arrasa, últimamente el gigante de grandes tentáculos ha sido presionado para ejercer un mayor control sobre el material de sus clientes en busca de una reacción más contundente ante las constantes violaciones de derechos de autor ocasionadas. Se plantea así, un verdadero entuerto legal transnacional, de compleja resolución y que choca de frente con el espíritu libertino en el que está cimentado el éxito comercial de la compañía. 


Ahora mismo, el sector de la prensa escrita se muestra beligerante ante Google, en un intento por poner freno a la sistemática reproducción de contenidos protegidos que replican los servicios de noticias del popular buscador. El abismo económico que amenaza a las grandes cabeceras periodísticas, ha forzado negociaciones y pleitos en los juzgados que persiguen retomar parte del terreno perdido por este histórico sector de poder. La actividad periodística profesional ha sido una de las víctimas más evidentes del tsunami de software y servicios gratuitos con el que Google ha conquistado la fidelidad de una enorme masa de internautas.

Google y Youtube parecen perseguir con ahínco el dominio absoluto del medio audiovisual y su gran maná publicitario, sin evitar recurrir a alianzas estratégicas de todo tipo para no ceder terreno ante la competencia. En su particular cruzada han dejado un cuantioso tendal de hacedores absolutamente destrozados. Sería realmente complicado cuantificar el efecto económico del modelo Google sobre el resto del mercado, sin embargo podemos intuirlo como grave cuando vemos que la mayoría de medios de comunicación de los llamados “analógicos” (radio, tv, industria discográfica, cine, prensa) han visto reducido sus ingresos de forma radical.



El gran reproductor de la invención ajena ha acabado perjudicando gravemente la legítima posibilidad de lucro que los creadores deben poseer sobre sus obras. La nueva audiencia fomentada por este modelo, está atiborrada de información, música, películas y ocio gratuito, en dosis que superan ampliamente lo necesario. Las nuevas generaciones han asimilado que las canciones o las películas no se pagan y reeducarlos será muy complicado. El evento montado para patrocinar el triunfal regreso de Megaupload (ahora Mega) así lo confirma. Aun no se ha encontrado una fórmula válida para proteger a los creadores del abuso de la copia ilegal.

Al mismo tiempo, Google protege y alimenta con celo al socio más importante que sustenta su supremacía: el USUARIO. No duda un solo instante en intentar modelarlo a su gusto, porque Google aspira a crear usuarios impacientes que esperen interfaces fáciles y resultados ridículamente rápidos, con ningún costo en absoluto. Sobre estas tres premisas fundamentales, el pulpo crece y se alimenta de nuestros gustos, nuestras conductas y nuestros deseos, a través de un complejo sistema de algoritmos. Seguramente para poder ofrecernos la fantasía perfecta o esa ineludible sensación de querer siempre más. 

Bienvenidos a la videosociedad ansiosa. Bailemos el Harlem Shake, aunque no sepamos bien por qué.










    




























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