Ir al contenido principal

HUGO PRATT, el padre del Corto


Escribe Rne.
Ilustración: Gambetta @abstractsaturdaynight

Un hombre atado de pies y manos, sus extremidades dispuestas formando una equis martirizante. No lleva más vestimenta que unos amplios pantalones náuticos de color blanco, por lo que su cabeza con barba de días y su torso desnudo quedan a merced de un sol lacerante. El hecho de que su martirio tenga lugar sobre una balsa que flota a la deriva en aguas oceánicas casi certifica su deceso inminente. Morirá de hambre, o de sed, o de insolación, o posiblemente de todos aquellos padecimientos al mismo tiempo. La escena, sin embargo, nos llega enmarcada por el foco circular de un catalejo. Alguien está observando a ese pobre hombre y puede salvarlo (o bien ignorarlo y dejarlo librado a su destino fúnebre, claro). Aquel cuya vida depende en este momento de la bondad ajena no es otro que Corto Maltés en su primera aparición. 

Como es de esperarse, los lectores italianos no podían prever hace cincuenta años que se encontraban frente al que sería uno de los personajes más legendarios de la historia del cómic. Seguramente tampoco lo supiera su creador, Hugo Pratt, cuando se publicó aquella primera entrega de lo que terminaría llamándose La balada del mar salado, primera aventura de Corto Maltés publicada en forma seriada desde julio de 1967 hasta febrero de 1969 en la revista Sgt. Kirk.

La elección de Sargento Kirk para darle nombre a la revista no era casual. El sargento de caballería estadounidense había sido el personaje central de la historieta creada por el guionista Héctor Oesterheld, y que Hugo Pratt había dibujado en Argentina durante la segunda mitad de la década del 50. Nacido en Italia en 1927, Pratt había llegado a Buenos Aires en 1949, tras su crianza en Venecia y una estadía en Etiopía durante la ocupación de territorios africanos por la Italia fascista. El padre de Pratt era soldado del ejército italiano, y moriría de cáncer en condición de prisionero de guerra de los Aliados en 1944 cuando faltaban aún meses para que el cadáver de Mussolini fuera exhibido colgado boca abajo en la Plaza de Loreto. Los horrores de la Segunda Guerra Mundial no solamente afectaron la vida personal de Pratt, sino también la de otro de los legendarios personajes a los que dio vida durante años junto al prolífico Oesterheld en la revista Frontera: el cronista de guerra Ernie Pike.

De todos modos, el personaje de Hugo Pratt por antonomasia siempre será el marino Corto Maltés, cuyas aventuras escribió y dibujó durante más de veinte años. El buen Corto, el que busca tesoros no por ambición de riqueza, sino por el placer de la aventura en sí; el que —según la descripción de Rasputín, el hombre detrás del catalejo, el asesino que finalmente rescata de aquella balsa a la deriva a Corto, con quien establecería una extraña pero inquebrantable amistad— está enamorado de la idea de estar enamorado; el que lee a Leopoldo Lugones y se hace amigo de Jack London en su juventud; el que baila una Danse macabre onírica con esqueletos en Suiza, y tangos con hembras bien reales en Buenos Aires; el que desconfía de las corrientes políticas, aborrece nacionalismos y parece habitar un mundo en el cual siempre será un tirador solitario; el que protagoniza una docena de las mejores historietas que se hayan realizado con un elenco de personajes entrañables (y un puñado de otros despreciables también).

Hugo Pratt falleció en 1995 en Grandvaux, y es considerado uno de los grandes artífices de la historieta del siglo XX (y de cualquier época). Sobre el final de su personaje, no hay acuerdo: una carta fechada en 1965 asegura que pasaba su vejez mirando perdidamente al mar, otro testimonio asegura que se perdió su rastro luego de unirse a las Brigadas Internacionales durante la Guerra Civil Española. De todos modos, poco importa, ya que sus huellas se nos presentan eternas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

CARCEL O INFIERNO. Los lúgubres penales venezolanos.

Escribe Lilian Rosales de Canals. Los ritmos se hacen cómplices junto a la jerga carcelaria de negociaciones, emboscadas y venganzas. Códigos de honor rotundamente desconocidos reinan entre  pasiones humanas, el ser humano se abandona a las inclinaciones de su vida afectiva. Todo esto y un poco más queda expuesto en el minucioso trabajo de animación de Luidig Ochoa , un joven ilustrador venezolano que tras las rejas experimentó la intensidad de las cárceles de aquel país y cuyo innato talento para el dibujo le ha bastado para armar la serie de animación Cárcel o Infierno que dispone de 11 capítulos en YouTube . Su apego a la realidad aunado a la excelente estética que consigue, le ha valido para sumar más de un millón de visitas. Su usuario en Twitter @luidigalfo cuenta con más de 36.500 seguidores. Pero la intención de Ochoa , lejos de hacer apología del delito, es la de mostrar lo extremo de aquella bizarra experiencia tanto para los presos como para sus familiares, mientras

MAFIA EN CATALUNYA. Se consolida la Camorra italiana en el país

El profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Palermo,   Giuseppe Carlo Marino , se refirió en su libro “Historia de la Mafia” (2002) a esta organización delictiva como “un poder en las sombras" , no sin razón, y citó las palabras de un párroco del lugar: "El siciliano siempre ha sentido al Estado como un extraño que no interviene para hacer justicia contra la afrenta recibida" . Este testimonio explica cómo se convierte il capo en la persona capaz de hacer justicia rápida y efectiva, bajo la premisa de que la familia es sagrada y el único lugar seguro. Este precepto ha favorecido una moral de la resignación, la obediencia y la complicidad. Y una única ley basada en el silencio: la omertà. 

MIGUEL ANGEL SOLA - BLANCA OTEIZA, el placer de volver a verlos.

Altas dósis de complicidad y sensibilidad unen a esta entrañable pareja sobre y fuera de los escenarios. Durante diez largos años pasearon su maravillosa “El diario de Adán y Eva” por teatros europeos y americanos, cosechando un éxito de público realmente impresionante. Más de un millón y medio de espectadores. Más de tres años después, los actores y productores Miguel Angel Solá y Blanca Oteyza regresan de la mano de una obra escrita por el célebre dramaturgo de Quebec, Michel Tremblay. La adaptación de “Por el placer de volver a verla”  que han hecho junto a Manuel González Gil ya conmueve a una nueva generación de asistentes. Los mensajes que deja la gente en los foros de internet son absolutamente conmovedores.