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GUILLERMO CALLIERO, Barcelona Hora Cero.

El trompetista de jazz Guillermo Calliero.
Editado hacia octubre del año pasado, “Barcelona, hora cero” (Ayva Music) sorprende por su inmensa calidad. El músico Guillermo Calliero (Santa Fe, 1973) es un trompetista de exquisito talento, y ha conseguido una fusión interesantísima entre el jazz americano de los sesenta y la música de su Río de la Plata, más precisamente de ritmos como el tango o el candombe. 


Guillermo reside en Barcelona desde hace unos cuantos años, tiene su familia aquí, y es habitual animador de los escenarios que dedican espacios al jazz en la ciudad. Justamente, en uno de los más emblemáticos, tiene planeada la presentación oficial de su disco para el próximo mes de marzo. Será en el Jamboree, y aunque todavía no tenga una fecha precisa, habrá que estar muy atento porque será una excelente ocasión para disfrutar en directo de esta delicada obra.
Para hablar de su música, y conocer un poco más sobre el día a día de un trompetista, charlamos con Guillermo Calliero en un rincón de su actual ciudad, Barcelona. 



Una entrevista de Marcelo Espiñeira.


Es este un disco que se ha grabado como se hacía antes, en pocos días?
GUILLERMO CALLIERO: Es un disco que se ha grabado rápido, pero tiene su trabajo de producción también, sobre todo para encontrar las piezas que encajaran mejor. Ha sido así porque no hemos tocado jazz exclusivamente, también un poco de tango, otro poco de candombe, una fusión. Digamos que es música rioplatense, entre argentina y uruguaya, con la influencia del jazz, más precisamente del bebop de los años ´60. La producción ha estado a cargo del pianista José Reinoso, de quién podría decir que es el motor de este disco. 





Cuéntanos algo sobre el material elegido.
Entre José y yo hemos decidido lo que ibamos a grabar. 
Elegimos un par de temas de él y otros dos míos. En un principio pensábamos incluir más material propio, pero luego nos sonaron mejor otras cosas. Se ve que ya les teníamos ganas desde antes. Como sucedió con “Por una cabeza”, que la tocamos y nos gustó enseguida como quedó. Y te diría que la elección de los temas la hicimos cuando ya habíamos comenzado a grabar el disco. Antes de entrar al estudio, sólo teníamos dos o tres decisiones tomadas. De las sesiones de ensayo, fueron surgiendo las ideas definitivas. Fueron saliendo cosas con mucha naturalidad, y luego José se puso a arreglar todo. Mientras, por mi lado trabajé mucho el lenguaje porque tocar estos temas con la trompeta no es lo mismo que hacerlo con un bandoneón. 


Claro, porque la trompeta no ha tenido nunca lugar en el tango.
No, digamos que trompetistas tocando tango no abundan.


Se que has tenido formación académica en los EEUU.
Sí, estuve estudiando en Los Angeles, Nueva York, y algo en Berkeley también. Con quien más estuve fue con Bobby Shew en Los Angeles. Estaba trabajando en un crucero, tocando en la banda de a bordo, y cuando el barco llegaba a Nueva York o Los Angeles, yo bajaba con mi trompeta y me iba a estudiar. 


Es realmente complejo tocar la trompeta, verdad?
Sí, tocar la trompeta es muy difícil (se ríe). Es un instrumento que te hace muy feliz, pero en el día a día es como una mujer, hay que mimarla constantemente.


Debes practicar muchas horas por día?
Estoy practicamente todo el día tocando. También doy clases, pero en cuanto se va un alumno y me queda algun tiempo libre, me pongo a estudiar de nuevo. Siempre advierto a mis alumnos que la trompeta es un instrumento complicado, pero que si tienes la paciencia necesaria, te hará muy feliz. 



Tu padre también era trompetista?   
Sí, mi viejo también tocaba. Y me crié con él en la banda, que comencé a integrar ya a los 8 o 9 años. A los 15 ya tocaba la primer trompeta y aprendí mucho con él, por supuesto. Y me terminé de formar con Fats Fernández, en Buenos Aires, con él aprendí muchísimo. 

Ahora tengo 37, y llevo 30 años tocando la trompeta. He estado siempre ligado a este instrumento.

Has participado en tantísimas grabaciones y cruces con músicos legendarios, cuéntame algo de esto.    
Por suerte, he estado en montones de grabaciones. Más de setenta aproximadamente. Y bueno... me he cruzado con unos cuantos músicos grandes. El año pasado viajando con la Barcelona Jazz Orquestra, tocamos antes que Winton Marsalis y su Jazz Lincoln Center. Pasamos todo el día con ellos, lo conocí a Winton, que es mi ídolo. Y aunque no pude tocar con él, pude disfrutar mucho conociéndolo y compartiendo un ensayo.

También he tenido la suerte de tocar con Paquito de Rivera. Con Roy Hargrove, compartí una jam session en Vilafranca del Penedés durante unas cuantas horas, fue fantástico. 

Barcelona es un buen lugar para un músico de jazz?
Sí, está muy bien. Pero me cuesta mucho desprenderme de mis raíces argentinas. Pero, estoy bien, ahora también doy clases en el Liceu, toco mucho con Horacio Fumero, Perico Sambeat y Raynald Colom.





Con Raynald seréis uno de los pocos trompetistas de la ciudad, seguramente.
Bueno, puede que quede mal que lo diga, pero es así. Y además tenemos muy buena amistad. Desde que llegué aquí nos conocimos en el Jamboree y nos llevamos muy bien. Es un gran trompetista, me encanta lo que hace y encima cuando tocamos juntos nos entendemos perfecto, tenemos un lenguaje similar y hemos encajado. Algo que suele ser complicado. Igual me llevo bien con todo el mundo.

Los músicos de jazz son de mezclarse más, sin tanto divismo, no?
Sí, es así. Hay más camaradería que en otros géneros. En la Big Band también comparto el espacio con otro trompetista valenciano, David Pastor, con el que también me entiendo muy bien. Y te diría que entre él, Raynald y yo seremos los trompetistas del lugar, y nos cruzamos bastante seguido para tocar. Igual en Nueva York también sucede así, donde son solo ocho tocando este instrumento.

Cómo se vive en América el jazz?
Muy bien, seguramente es el lugar ideal para esta música. Aunque puede haber ciertos fanatismos también. De hecho Marsalis es uno de ellos. Él a veces pretende, hasta que no se improvise, que esté todo escrito. Pero es la música de ellos y está muy bien. También son muy abiertos a otras culturas. Porque les tocas “Buenos Aires, hora cero” de Astor Piazzolla y se caen de boca. Les gusta muchísimo. He tenido muy buenas experiencias allí. Pero el jazz es un lenguaje universal, con 6 años ya mi padre me hacía escuchar a Louis Armstrong y me encantaba. El jazz es algo de todos.

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