En Bilbao hubo una explosión de rock hacia los años ´80. Como en el resto de España, los jóvenes sentían que tenían demasiado que decir, que el silencio que debían quebrar era muy extenso.
De aquella camada de bilbaínos rockers, hubieron algunos que marcaron sus caminos en solitario. Guiados por necesidades más metafísicas que los demás, los Doctor Deseo siempre se destacaron por sus intenciones alejadas de lo radical.
Desde su disco iniciático del 87, Francis Díez y los suyos han pasado por muchas etapas, diversos cambios de personal, pero han logrado mantener esa fuerte personalidad que los ha hecho trascender al resto de la península.
Durante una breve visita a Barcelona a comienzos del actual verano, y coincidiendo con la edición de “Deseo, cartografía imposible”, el bilbaíno nos ofreció esta ilustrativa entrevista.
Una entrevista de Marcelo Espiñeira.
En este disco has tomado al deseo como algo conceptual.
FRANCIS DÍEZ: Sí, después de tanto tiempo ya, pensamos que era el momento de hacer un doctorado al respecto.
Francis Díez de Doctor Deseo. |
Cuéntame como es tu rutina de compositor.
Normalmente estoy jugando en casa con la guitarra. Y como tengo una memoria nefasta, debo ser el único cantante que solo se sabe sus canciones cuando las canta, por eso de crío comencé a hacer mis propias canciones. Porque era incapaz de recordar las canciones de los demás. Mientras juego con mi guitarra, canto en inglés inventado, y cuando una melodía se me pega, comienzo a trabajar en una canción. Y a partir de allí, sobre esa emoción, me pongo a trabajar la letra. Primero la música y luego la letra, siempre. Y en este caso queríamos hacer diez canciones que estuvieran en los territorios del deseo. Con sus momentos de calma y sus tormentas brutales, donde aparecen esos monstruos abisales propios de los territorios del deseo.
Te sientes en un buen momento poético, mejor que nunca?
El antes y el después no me interesa mucho. Sí es cierto que hemos relacionado nuestra evolución como músico con nuestra evolución personal. Entonces, este el momento en el que estamos, esto es lo que nos apetecía hacer ahora mismo.
Crees que los jóvenes actuales hacen más caso al deseo?
Nunca se ha manejado la gente por el deseo. A pesar de lo que parezca, porque hay una relación entre deseo y capricho, que no tiene nada que ver. No hay ninguna palabra en el diccionario español que sea un buen sinónimo de la palabra deseo, salvo anhelo. Todas las religiones y todas las ideologías se han dedicado siempre a abolir el deseo. El capitalismo lo que hace realmente es reemplazarlo por el consumo. Si tuviéramos que hablar de un mito contemporáneo, deberíamos referirnos a los zombies. A los muertos vivientes. Vivimos en una sociedad de pijos, y sin embargo insatisfecha y neurótica. Y precisamente, porque no tenemos relación con el deseo. No sabemos desear, no sabemos esperar y encontrar cuales son nuestros deseos y el conflicto que esto supone. Entramos en zonas de mediocridad absoluta, porque nos gusta que no haya ni exceso de dolor, ni de placer, simplemente intrascendencia. Es difícil hallar tus deseos, y si quieres seguirlos, debes esforzarte más que el resto del mundo.
Pero no notas a la juventud más liberada a nivel sexual?
Sí, siempre hay un avance. No vamos hacia atrás, nunca. Y esta generación está mucho más abierta que la anterior. Quizás no está muy empapada de que para seguir un deseo a fondo, hay que conectarse con el esfuerzo. Porque un deseo no es sólo desear a esta tía o a este tío. Confundimos lo que es deseo con nuestras pollas muy católicas. (risas) Nuestras pollas muy católicas se mueven por el efecto muelle, quieren follarse a todo lo que se mueve. (risas) Pero ese no es el deseo, el deseo pretende profundizar sin moralismos, es mucho más fuerte, va mucho más a saco, que no tiene final y va hacia la "hybris" como decían los griegos. El deseo es lo que hace que devoción y obligación sean la misma cosa. Que estés en el sitio que debes y en el que quieres. Y el deseo también significa meterse en cristos importantes cuando la realidad se te opone. Entonces también hay que aprender a abandonarlos, para no matarse o no morirse. Es un juego complejo y estamos todavía en ello, está claro que en este siglo será la revolución del deseo.
Tienes algún personaje histórico que te inspire en esta búsqueda?
Aristóteles, desde el principio, ya decía que sólo existe una energía motriz llamada deseo. También el concepto griego del héroe es el concepto básico del deseo. Héroe era aquel que se partía el alma por seguir sus deseos, por transformarse continuamente, por romper el concepto de destino, y este podría ser un buen ejemplo. Quien sigue sus deseos es alguien revolucionario, porque se transforma a sí mismo y transforma a su entorno. Ese modelo de héroe griego que se enfrentaba a todo tipo de historias para llegar a su cielo, me resulta muy interesante. Evidentemente, también todos los grandes poetas han trabajado el deseo.
Es el alimento de todo poeta, no?
Mi abuela solía decir que para comer bien hacen falta dos cosas: buenos alimentos y hambre. El deseo es precisamente ese hambre. Hay que tener ese hambre.
En los años 80´s te consideraban el rara avis del rock en Bilbao, que se siente en esa situación?
Estas son posiciones adjudicadas desde fuera. Tampoco fue algo que nos preocupara excesivamente. Si ser moderno significa contemporáneo, acepto el mote, ya que somos contemporáneos, nos interesa este tiempo que es el nuestro. Además somos muy esponjas, absorbemos lo que sucede en nuestro tiempo y lo aplicamos a nuestras vidas y a nuestra música. Lo que luego te adjudiquen desde fuera es secundario. Hemos intentado marcar nuestro camino y seguirlo al margen de los ritmos que nos quieran imponer desde fuera. No se si somos modernos o no, pero somos lo que queremos y lo que debemos.
Y en algún momento habrás sentido la aceptación de los demás en este mundillo del rock?
Al principio no encajábamos en el rock radical vasco, nosotras éramos las mariconas del barrio. Pero estuvo bien, porque está bien comenzar con obstáculos potentes, porque o te hundes o te haces más fuerte, y nosotros nos hicimos más fuertes. Y yo tengo una anécdota que resume bastante esta historia. Una noche me encara un chaval en un bar y me dice: "Tu eres Francis de Doctor Deseo, pues mira, antes me parecíais una mariconada, pero desde que me dejó mi novia, me parecéis cojonudos" (risas) Hay un período de la vida en que todos están pensando en la metafísica, la independencia, el socialismo, la religión, cosas realmente inasibles, hasta que te suceden cosas reales como que te deje tu novia o tu novio, o que se te muera alguien, y entonces empieza a darse cuenta que tiene a un policía entre los huevos, entre las piernas, que tiene la represión totalmente integrada, que lleva al Estado dentro, que uno mismo es quien más se jode, que existen conflictos más complejos. Entonces, a partir de ahí, en Euskal Erría se ve que a todos los han dejado sus novias y sus novios, y han comenzado a conectar con otra realidad.
Un poco más humana.
Sí, mucho más próxima a la piel, menos infantil, un poco más adulta. Dejarse de echar el balón fuera, la culpa la tiene mamá, la culpa la tiene papá. Algo de responsabilidad tendrás en tu vida, no? Algo tendrás que hacer con ella, al margen de lo que ocurra fuera. Está claro que en la prehistoria estábamos en una época en que no podíamos salir de las cavernas porque nos podía comer un oso o un león. Y en estos tiempos todavía tenemos que vivir con políticos adolescentes, centrados en su puto ombligo. El momento es complejo, pero esto no quita que debes intentar seguir tus deseos y en esto estamos. Igual hay que decir que cuando uno ve la estupidez de Rajoy y de Zapatero, son una proyección de lo que socialmente existe. No están tan lejos de la estupidez que vemos en la calle, de la nuestra, de la mía. Los políticos y nosotros no somos tan distintos, y posiblemente sean lo que nos merezcamos. Esto nos debería hacer reflexionar sobre donde estamos.
DESEO, CARTOGRAFÍA IMPOSIBLE.
Los cantos de una sirena sensual anteceden los primeros acordes de “Destrozos, promesas y arrepentimiento”. La canción abunda en referencias que inevitablemente nos conducirán al cruce de dos almas en celo. El espíritu de Doctor Deseo se ha mantenido fiel a estas consignas a través de tantos años ya. Seguro que no nos sorprenderán a unos cuantos, aunque esto no signifique que cada vez suenen mejor. Estas nuevas canciones tienen un cuidadísimo gusto y probablemente se encuentren entre las mejores que hayan sabido grabar hasta ahora. Doce discos no es poco, más bien todo lo contrario. Y es tiempo que Francis y sus socios se puedan sentir tan a placer, hablando de lo que más les interesa, contándonos sus deseos y pesadillas, y tocando una música que ha madurado hasta alcanzar una textura original y un aroma muy propio.
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