La Barcelona de comienzos de 2002 era bien distinta a la de ahora, cuando en sus intrincadas calles, el Raval cocía a fuego lento un caldo con mil especias, de aromas tan extraños para los Jordi y las Montse de toda la vida.
Hasta altas horas de la madrugada solían sobrevivir duelos entre guitarras de lejanos orígenes, algunas severamente aporreadas, otras acariciadas con estilo. En aquel revuelto exquisito o detestable (no se admitían términos medios), los Che Sudaka alumbraron sus primeras canciones. Retazos de inspiración proveniente de una lejana Mar del Plata y también de Bogotá.
Eran cuatro errantes que unían sus voluntades, rindiendo pleitecía a la libertad. El mismo impulso irrefrenable que los arrastró a grabar la primera maqueta bautizada Trippi Town, en honor a aquel cruce de caminos en el que Manu Chao y tantos más se dejaban sentir.
Diez años más tarde, los Che Sudaka lucen más rodados que moneda de 2 céntimos. Casi mil conciertos en una década y cinco discos de estudio. El más reciente debe su nombre a estos diez años, que son bastantes, aunque podrían no ser nada. “10” (Cavernícola Records) es la excusa perfecta para volver a encontrarnos. Che Sudaka en su tinta.
Una entrevista de Marcelo Espiñeira.
La primera impresión luego de oir "10" es que el disco está impecablemente registrado en el estudio. ¿Qué nos pueden contar de esta experiencia?
Leo: La verdad es que hemos hecho este disco sin mucho tiempo para pensar ya que hemos tocando muchísimo últimamente, unos 100 bolos al año. Entonces con maquetas que teníamos por allí, más algunas bases de nuestro primer disco Trippi Town nos pusimos a trabajar en el estudio de Sergio (nuestro teclista) que es quien graba nuestros discos. Al tener las canciones terminadas nos fuimos a Manacor (Mallorca) al Calma Estudis, donde trabaja nuestro amigo Josep Umbria (un verdadero grande de la mezcla) y allí lo acabamos de producir junto a él. Finalmente el resultado nos dejó muy contentos a todos.
Las canciones de "10" desbordan de optimismo. ¿Creen que es el mejor antídoto para la complicada situación que nos toca vivir a la mayoría de nosotros en la actualidad?
Cachafaz: Todos los integrantes del grupo somos latinoamericanos. Argentinos y colombianos mas precisamente. Como en nuestros países y sociedades siempre hemos estado en crisis, la situación actual española, sentimos que la hemos vivido en el pasado. El antídoto para sobrevivir creemos que es el amor propio, el trabajo y el positivismo. Creemos en los seres humanos por encima de las instituciones.
Con el paso de los años vuestra música ha tenido una evolución de estilo hacia ritmos latinos (cumbia, salsa, samba). ¿Se sienten parte de alguna movida o simplemente una bonita excepción a las reglas de turno?
Leo: La verdad es que desde que llegamos a Barcelona en el 2001 siempre hicimos lo que quisimos. Al llegar nos pusimos a tocar en la calle y vivíamos de eso. Es decir que hacemos lo que sentimos, nos dejamos llevar por lo que se nos ocurre en tiempo real. Sería tonto intentar ir con lo que hace el resto, intentamos transmitir la música que nos pega fuerte. Allí es donde vamos a buscar, en nuestras influencias. Igualmente este disco lo vemos muy parecido a Trippi Town por la inocencia y la naturalidad con que lo hicimos.
En algún momento han dicho que los conciertos son algo así como el premio a tanto trabajo. Cuéntennos un poco sobre esa dura faena que rodea a las dos horas de un concierto cualquiera.
Leo: Nuestro trabajo es igual al de cualquier persona que tiene una empresa. Tenemos que hacernos cargo de todo lo que implica. De la logística, de la promo, de muchas cosas. La música es la parte más simple de nuestro trabajo. Es el precio de ser independientes. La recompensa es impagable y somos muy felices viviendo así.
El tiempo pasa y nos va dejando huellas. ¿Qué cosas relacionadas con el mundo de la música no desearían volver a tener que hacer en el futuro?
Cachafaz: La verdad es que nunca nos quejamos de lo que nos toca vivir. Todo sacrificio tiene su premio y en nuestro camino jamás nadie nos ha obligado a nada. Así que lo que no volveríamos a hacer es a desconfiar de nosotros mismos. Sabemos que la solución a cualquier obstáculo la tenemos nosotros, al fin y al cabo es lo que hemos elegido hacer en esta vida.
Ser un músico profesional tendrá sus pro y sus contras. ¿Qué es lo más interesante del camino elegido y a qué han tenido que renunciar?
Cachafaz: Lo más interesante es el aprendizaje que nos deja cada viaje. Cada charla de bar, cada interacción con la gente que nos viene a escuchar, eso es glorioso. Todos nosotros comenzamos a tocar hace casi 20 años en Argentina y en Colombia, así que valoramos el hecho de que éste sea nuestro trabajo. Por supuesto que tenemos que pagar un precio, Che Sudaka ocupa el centro de nuestras vidas. A veces renunciamos a compartir tiempo con nuestras familias del norte y el sur, pero (por suerte) ellos nos apoyan y nos brindan el cariño suficiente como para seguir adelante.
Aún mantienen un contacto directo y estrecho con aquel que asiste a un concierto vuestro, incluso participando en la venta del merchadising.
Leo: Para nosotros es algo natural. Cuando tocábamos en la calle, al final había que pasar la gorra. Ahora no, entonces usamos ese momento para generar el mismo contacto que en aquellos tiempos. Pero en lugar de pedirle algo al público, le regalamos una pegatina y compartimos ese momento de alegría que nos deja cada concierto en el alma.
Es evidente que "diez años no son nada". Cambiaron de lugar, han grabados unos cuantos discos, han girado por más de 20 países diferentes, han dado más de mil conciertos. En esencia ¿qué les ha dejado este viaje maravilloso?
Leo: Lo más grande que nos ha dejado este camino hasta el momento es la confianza y el amor propio. La convicción de saber que cuando se hacen las cosas de corazón y sin miedo a perder, siempre se consigue generar el bien común. Por eso trabajamos en grupo, somos utópicos y lo seremos siempre. Hasta que choque China con África… arriba la vaina!!!
Comentarios
Publicar un comentario