Finalmente ha llegado la primera Copa Mundial de Fútbol en que la tecnología del videoarbitraje, mejor conocida como VAR, se implementa como norma oficial. En principio, la FIFA declaró en febrero pasado que los árbitros seguirían pitanto igual que siempre (esperemos que algo mejor) y recibirían la asistencia del videoarbitraje solamente cuando sea necesario. Con esta decisión se estaría buscando evitar posibles interrupciones permanentes que pudieran interferir en la fluidez natural de un partido de fútbol. Pero, por lo visto hasta ahora el VAR se queda muy corto.
Nos dice la teoría que la asistencia del VAR -según reglamento escrito- sólo debería producirse en cuatro situaciones del juego muy claras: un gol, un penalty, una tarjeta roja directa o una confusión de identidad de un jugador por parte del árbitro general. En cualquiera de estos casos, el quinto árbitro -el del VAR- junto a sus técnicos de video pedirán a través del pinganillo al árbitro general disponer de un minuto para revisar las repeticiones de lo sucedido desde una docena de ángulos diferentes y así poder constatar que el árbitro de campo no se ha equivocado en su sanción inicial. Igual, la decisión final seguirá a criterio del árbitro general, que luego de ver la repetición en un monitor ubicado a pie de campo, podrá cambiar su decisión o ratificarla. No obstante, en Rusia se está notando bastante que hay algunos árbitros que reciben mensajes en todo momento desde la sala del video. Por lo tanto, este criterio no queda del todo acreditado.
Lo cierto es que durante los diez primeros partidos disputados en Rusia, el VAR no ha hecho más que sumarse a la eterna polémica que ya despertaban en los aficionados, los arbitrajes del fútbol. Por lo visto, la tecnología ha ayudado mucho a que los franceses doblegaran a los australianos, con justicia en este caso, porque tras la revisión de tres jugadas se sancionaron dos penaltys claros (uno para cada lado) y un gol tras un balonazo de Pogba que había botado dentro de la portería y salido luego para afuera. Podríamos decir que el Francia-Australia quedará en la historia como el primer partido donde la pomposa presencia del VAR queda enteramente justificada en los mundiales. Algo, que en el resto de partidos no se ha visto tan claro.
¿Por qué cuestionamos el uso que se está haciendo del VAR? Pues porque continuamos observando que los diferentes árbitros no utilizan un mismo criterio para juzgar faltas similares o situaciones del juego. Por ejemplo, a criterio del juez brasileño Ricci, un torpe agarrón del nigeriano Ekong sobre Mandzukic fue pitado como penalty. Un día después, el mismo agarrón fue perpetrado por un defensa costarricense sobre el serbio Mitrovic y el árbitro senegalés Melang Diedhiou no hizo ni caso del asunto.
Penaltys muy rigurosos han acabado señalándose, como el de Nacho sobre Cristiano Ronaldo, o el del inglés Walker sobre el tunecino Be Youssef; mientras que otras jugadas similares o faltas más evidentes todavía, como las dos recibidas por Harry Kane en el área tunecina, terminaron pasando al olvido para los árbitros. Otro tanto podrían reclamar los argentinos respecto a la mano del islandés Sigurdsson tras un centro atrás de Salvio. El VAR no está sirviendo para sacarnos esa antigua sensación de que los árbitros sancionan mirando la camiseta, el reloj, el resultado, el organizador y muchos otros factores que no figuran en el reglamento, para animarse a sancionar o no un penalty.
Lo mismo han pensado desde la Federación Brasileña de Fútbol, cuyos dirigentes han elevado una queja formal ante la FIFA preguntando cómo fue utilizado el VAR en el gol suizo luego de que Steven Zuber empujara al defensor Joao Miranda antes de cabecear. Las dudas arrecian y sólo se han disputado unos pocos partidos en esta Copa.
Si se instala el VAR y se abre la opción de revisar determinadas jugadas, es muy complicado de entender para los aficionados, cuál es el criterio utilizado para saber si una jugada puede revisarse y otra no. No sabemos si se revisan todas, y si así fuera.. por qué a veces aciertan y otras veces no. Debemos suponer que las personas encargadas de mirar las jugadas desde el circuito cerrado de tv entienden a la perfección cuándo se comete penalty y cuándo no, que conocen el reglamento mejor que nadie. Sin embargo, los resultados no son óptimos, incluso se encuentran bastante alejados de suprimir la polémica y ejercer con total justicia como sucediera en el Francia-Australia.
Es importante aclarar que ni los entrenadores de los equipos, ni los jugadores están autorizados a solicitar revisión alguna. Aunque ya hemos comenzado a ver a determinados jugadores reclamando el VAR en tal o cual jugada dudosa.
Según el mismo Gianni Infantino, presidente de la FIFA, "el VAR ayudará a los árbitros a equivocarse menos que antes, pero resultará imposible que no se equivoquen nunca". Según Infantino pasarán del 94% de acierto a un 99%. De momento, no ha sido así.
La experiencia del VAR ya se ha vivido previamente en ligas importantes como la Bundesliga alemana, con relativo éxito. En la FA Cup inglesa también se ha aplicado, igual que en la NSL norteamericana. Y en España, La Liga tiene planeado instrumentar su utilización a partir de la temporada próxima, con lo cual los aficionados se acostumbrarán pronto a este nuevo instrumento polémico.
Con el VAR algunos goles históricos no habrían subido jamás al marcador. En esta lista entrarían el tercer gol de Geoff Hurst en la final que consagró a Inglaterra como campeona del mundo en 1966, o la "Mano de Dios" de Maradona -justamente a los ingleses- en México´86; o tantos otros que han dado muchos argumentos a los aficionados que suelen disfrutar con los debates posteriores a un partido cualquiera.
El VAR no acabará con las polémicas futboleras, eso está claro, porque ya existen casos de goles mal sancionados o simplemente despistes de los árbitros que no han sabido interpretar correctamente alguna falta o algún fuera de juego en la jugada analizada a través de este sistema. Es decir, que el VAR sólo agregará nuevos matices a la polémica.
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