Escribe Marcelo Espiñeira. El clima electoral de una gran potencia como es EEUU también posee tintes de burbuja alejada de lo que sucede fronteras afuera. Como paradigma de esta idea aparece la antipatía personalizada en el candidato republicano Donald Trump que adopta una actitud abiertamente beligerante contra las importantes minorías que pueblan la gran nación del norte. En el discurso xenófobo de Trump, los mexicanos residentes en EEUU se convierten en seres bastante despreciables que deberían estar más cerca de una expulsión inmediata antes que formando parte del tejido social de un país hecho por inmigrantes. La barbarie más inmunda se apodera de la argumentación de un magnate inmobiliario puesto a político que pretende explotar los tópicos nacidos en el ala más radical de los Repueblicanos tras algunas medidas de tono solidario propulsadas por el gobierno de Barack Obama , como la del sistema médico garantizado para algunos millones de ciudadanos norteamericanos aplastados